foucault-michel_el-poder-una-bestia-magnc3adfica-sobre-el-poder-la-prisic3b3n-y-la-vida
foucault-michel_el-poder-una-bestia-magnc3adfica-sobre-el-poder-la-prisic3b3n-y-la-vida
foucault-michel_el-poder-una-bestia-magnc3adfica-sobre-el-poder-la-prisic3b3n-y-la-vida
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
132 <strong>el</strong> <strong>poder</strong>, <strong>una</strong> <strong>bestia</strong> magníficatas practicantes, y <strong>la</strong>s lesbianas sufrían <strong>la</strong> misma suerte porque s<strong>el</strong>as consideraba brujas. Como sea, en nuestros días y en nuestrasociedad de orientación psiquiátrica, se mira con benevolenciacualquier cosa que pueda brindar p<strong>la</strong>cer al individuo. La psiquiatríase ha convertido en <strong>la</strong> nueva r<strong>el</strong>igión.—¿A qué o a quién atribuye usted <strong>la</strong> erosión de <strong>la</strong> influencia ejercidapor <strong>la</strong> Iglesia y <strong>la</strong> mayor comprensión hacia cualquier forma de prácticasexual?—No podemos subestimar <strong>la</strong> influencia de un señor que se l<strong>la</strong>maFreud. Sus teorías no siempre eran ciento por ciento correctas,pero en cada <strong>una</strong> de <strong>el</strong><strong>la</strong>s había <strong>una</strong> parte de verdad. Freud tras<strong>la</strong>dó<strong>la</strong> confesión de <strong>la</strong> rígida retórica barroca de <strong>la</strong> Iglesia al r<strong>el</strong>ajantediván d<strong>el</strong> psicoanalista. La imagen de Dios ya no vino a resolver losconflictos: dejó su lugar al individuo mismo a través de <strong>la</strong> comprensiónde sus actos. Esa resolución ya no era algo que podía obtenerseen cinco minutos de alguien que se dec<strong>la</strong>raba superior porqueestaba al servicio de <strong>una</strong> fuerza más <strong>el</strong>evada. Freud jamás tuvo esaspretensiones. El individuo debía ser su propio dios, por lo cual <strong>la</strong>responsabilidad de <strong>la</strong> culpa recaía por entero <strong>sobre</strong> sus hombros. ¡Y<strong>la</strong> responsabilidad siempre es lo más difícil de aceptar!—¿No cree usted que <strong>el</strong> psicoanálisis se ha convertido en un instrumentoexpiatorio fácil para nuestro problema?—Esa tendencia existe, pero más preocupante es quizás <strong>el</strong> hechode que <strong>el</strong> psicoanálisis ya no sea un instrumento sino <strong>una</strong> fuentede motivación. Freud <strong>el</strong>aboró <strong>una</strong> teoría r<strong>el</strong>ativa a <strong>la</strong> precoz naturalezasexual de los niños. Como es obvio, los psiquiatras no esperabanque los niños se prestaran a verdaderos actos sexuales; detodas maneras, no resultaba tan fácil explicar su manera de chupar<strong>el</strong> pecho o <strong>la</strong> búsqueda automática de tal o cual parte erógenade su propio cuerpo. Por desgracia, a continuación se llegaron aconnotar en términos sexuales hasta <strong>la</strong> comida d<strong>el</strong> niño, <strong>la</strong>s historietasque leía o los programas de t<strong>el</strong>evisión que miraba. Sería fácilconcluir que en todo eso los psicoanalistas leían más de lo que