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N110 MANUAL DE DISEÑO EDITORIAl40. La R <strong>de</strong> la <strong>de</strong>recha está sacada <strong>de</strong> ,la fotografía <strong>de</strong>.la izquierda.Como pue<strong>de</strong>verse, la altura <strong>de</strong>la letra es casi exactamente diezveces laanchura <strong>de</strong> sus fustes.Una letra se construye con una anchura máxima para los trazos füertcay una mínima para los trazos débiles. El paso <strong>de</strong> un espesor a otro puedchacerse <strong>de</strong> un golpe o mediante una suave transición. Por ejemplo, ~ilobservar una ene se pue<strong>de</strong> apreciar la máxima anchura en los fustes. 1.4mínima se encuentra justamente en el arranque <strong>de</strong> la curva (partiendo<strong>de</strong>l fuste izquierdo), al igual que en las puntas <strong>de</strong> los remates.Las i<strong>de</strong>as sobre las proporciones han variado conforme se avanza eiitecnología. Los viejos tipógrafos tenían que ajustar la anchura <strong>de</strong> los tipospara compensar la capilaridad, o sea, los escurrimientos <strong>de</strong> la tinta entrelas fibras <strong>de</strong>l papel. Más recientemente, con las máquinas <strong>de</strong> fotocompo.sición, los dibujos <strong>de</strong> las letras se hacían con <strong>de</strong>formaciones <strong>de</strong>liberada$en algunos rasgos, como las cúspi<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los remates, para contrarrestiirtanto los problemas <strong>de</strong> capilaridad como otros <strong>de</strong> refracción producido$en los conjuntos ópticos (v. Fo~oco~~osrc16~Y AUTOEDICI~N,pág. 78). A finales <strong>de</strong>l siglo xx, gracias al auge <strong>de</strong> la computación, se híiiilogrado importantes avances, con<strong>de</strong>nsándose en una sola tecnología teidas las ventajas <strong>de</strong> los procedimientos tipográficos anteriores. Esto se vc.especialmente en ciertos tipos que se adaptan al contexto ya las condicic 1nes <strong>de</strong>l escrito, como los Multiple Master (mejor conocidos como M M,según la costumbre estadouni<strong>de</strong>nse <strong>de</strong> ahorrar en letras).Los caracteres M M son una creación <strong>de</strong> la empresa Adl obe, quemencionamos antes en relaci6n con el lengiictje Postsci.ipt. 1';irticroi11t.c.lio histórico <strong>de</strong> que, en la tipografía convencional, las anchuras <strong>de</strong> losi 11~)s y sus contrastes se adaptaban a,las dimensiones <strong>de</strong> las letras. El gra-Il.idor aumentaba el grueso <strong>de</strong> los trazos en las letras más pequeñas, <strong>de</strong>~liodo que cualquier pequeño rasgo fuera perfectamente visible en la rei~i~oducción.Así, una letra fina era proporcionalmente más negra en ell iicrpo lo que en el 24. Estos ajustes eran comunes en las letras <strong>de</strong> plomo,virtud <strong>de</strong> que había la necesidad <strong>de</strong> hacer un nuevo juego <strong>de</strong> mol<strong>de</strong>s1 1,ii.a cada tamaño. Sin embargo, al aparecer las máquinas <strong>de</strong> fotocompo-,ili5n se abrió la posibilidad <strong>de</strong> emplear una misma matriz para conse-,:iiir cualquier tamaño <strong>de</strong> letra <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un amplio rango. Frente a esai:i,:iii ventaja, tanto técnica como económica, el per<strong>de</strong>r la posibilidad <strong>de</strong>1 Ioctuar variaciones en el contraste no parecía ser un precio <strong>de</strong>masiadoilio. Sin embargo, en los años recientes, con el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las compu-I .itloras personales, los sistemas M M han recuperado aquella valiosa, .il>acidad al instalar ciertos algoritmos en los programas que dibujan las11131 ras. Sus instrucciones adaptan los tipos según algunas variables llama-, 1.1s «ejes», entre las que pue<strong>de</strong>n contarse el contraste, las anchuras <strong>de</strong> las1I;ta.s y los remates y el tamaño <strong>de</strong>l ojo.La tecnología pue<strong>de</strong> llegar a impulsar o, por lo menos, favorecer caml~iosen las apreciaciones estéticas. En los tiempos en que escribo estasIiiicas hay una verda<strong>de</strong>ra pasión por las letras antiguas, <strong>de</strong> las que se hanlic-clio <strong>de</strong>cenas <strong>de</strong> versiones digitales y las cuales han inspirado cientos <strong>de</strong>I ii~icvos diseños. En las fuentes están apareciendo otra vez los números1.licvirianos -<strong>de</strong> estilo antiguo-, los ligados y las mayúsculas adorna-Il.1~. Quizás todo esto es una especie <strong>de</strong> natural sacudida al final <strong>de</strong> este,.ii:lo eminentemente bauhausiano, <strong>de</strong> austera geometría y funcionalisii lo casi religioso,Iin el siglo xv, los caracteres tenían contrastes ligeros; más tar<strong>de</strong>, lasi iic-joras en los papeles y las tintas, durante los siglos xvr y XVI I , permiiic-ronacentuar las diferencias en las anchuras; finalmente, en el siglok> v I I I se llegó al máximo contraste, con los remates filiformes logrados1 lar Bodoni y Didot. En la tabla que incluí en el capítulo 4 (pág. 92), en elI 1-iig16n contraste en bajas, po<strong>de</strong>mos notar que la letra basilia, que es simi-1.1 i. ;i la bodoni, tiene un índice <strong>de</strong> 4,238. Esto significa que los füstes <strong>de</strong> laI ~.i.;ilia son más anchos que sus barras en esa proporción. Por otra parte,CII I;is letras que no tienen remates, llamadas paloseco, antiguas, góticas,i*~o/~~sr.ns o lincrrles, cn cierto modo se elimina el contraste. En la tabla

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