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N'2 6 MANUAL DE D I S E N O EDITORIAL2. Detalle <strong>de</strong> rina phgina <strong>de</strong>l Salterio <strong>de</strong> Lutrell, cornpuestu enletra textura n mediados <strong>de</strong>l siglo xr v. Tanto las iriiciales cotrrolos espacios <strong>de</strong>jinal dc pcírrafo están ricamente o~~namrntndos.Hace más <strong>de</strong> quinientos aíios, los libros significaban para los copiaiitcsla oportunidad <strong>de</strong> verter sus inás altos sentimientos estbticos. EntonccsLIO era tari importante estimiilar al lector -ya liristaiite agradado con la!iosesiúii <strong>de</strong>l libro-- conlo criar tina obra <strong>de</strong> arte. MAS tar<strong>de</strong>. tras lainvención <strong>de</strong> la imprenta <strong>de</strong> tipos riióviles, los editores <strong>de</strong>l siglo x v, <strong>de</strong>slumbradoscon su nuevo po<strong>de</strong>r, no adivinaron que ese ingenio clebiatraer modificaciones sustariciales en la presei~tacióii cle los libros. «Lasprinleras obras impresas iinitab:iii la escritura <strong>manual</strong> y <strong>de</strong>mriestran que10s impresores <strong>de</strong> la época ignoraban que la forina in-ipresa posee sus propiasleyes y un autkntico valor por <strong>de</strong>recho propio.>' 1.0s priineros incunableseran, prácticai~iente, facsímiles <strong>de</strong> manuscritos. Aquellos librosseguían venerdndose coiiio obras <strong>de</strong> gran preciosismo, así que los editores<strong>de</strong>jaban espacios para que las páginas pudieran <strong>de</strong>corarse con orlas,ilustraciones y bellas iniciales yolicroinadas.La imprenta se popularizó a una velocidad asombrosa. Antes <strong>de</strong> ter--minar el siglo xv , los principales centros culturales <strong>de</strong> Europa contabancon talleres bien establecidos. Es un lugar común <strong>de</strong>cir que aquello contribuyóa la transmisión <strong>de</strong>l conocimiento y, en consecuencia, a la propagacióny universalización <strong>de</strong> la cultura. Con la popularización <strong>de</strong> laIimprenta se inventaron los analfabetos o, dicho <strong>de</strong> otro modo, la necesidadimperiosa <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r a leer. Mano a mano, alfabetización e irnprentafueron creciendo convertirse en necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> primer grado.La concomitante expansión <strong>de</strong>l mercado <strong>editorial</strong>, <strong>de</strong>bida al mayor número<strong>de</strong> individuos que aprendían a leer, trajo consigo su propio aporte:la conversión <strong>de</strong>l libro en una pieza sujeta a las leyes <strong>de</strong> la oferta y la <strong>de</strong>innndamasivas, con todas las viltu<strong>de</strong>s y penas que ello trae como bagaje.La escalada <strong>de</strong> la comunicación, iniciada en cl Renacimiento, hn obligadoa la gente a alfabetizarse en an nuevo or<strong>de</strong>n, relacionado con las fcjr-. inas específicas <strong>de</strong> los medios, y no solo con la escritura. El lenguajeescrito, corno lo conocemos hoy, está conf¿)rmado por las solriciones clr-re!os viejos copistas y editores dieroii para los problemas <strong>de</strong> comuiiiscici!ín.A 10 largo <strong>de</strong> los siglos, las mejores i<strong>de</strong>as se han convertido en los pr.eccptosque hoy coilstituyen e1 ((canon <strong>editorial</strong>», convenciones que nuestrosiibconscicnte comienza a apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el prinier día en. q ~. o.brin-~os1un libro. Gracias a iin aprendiza,je similar enten<strong>de</strong>mns tanibiéii lo,; ineli-.?ajes <strong>de</strong> la radio, el cinc y la :elevisióri.RCCUC~~O una anécdota que escuché en mis tiempos <strong>de</strong> es~u~-ii;iiitt:. ':i..:11:/cz sea ay6crifa o acaso he inventado, involuntariariic~ite, algurr::,~ <strong>de</strong>tuilr.s.De cualquier manera, sirve para confirmar la existencil <strong>de</strong> sí.;.;nc-ts!:uyos significados pudieran parecer obvios y universaics, pc.i-c! q ~ic hancalado e11 nuestro eiitendin~iento gracias a que Iieriios sido eiitretiadosI <strong>de</strong>s<strong>de</strong> muy temprana edad:Cierta especie <strong>de</strong> mosca transmitía una grave enferinedad 3 los h;ihitarites<strong>de</strong> una al<strong>de</strong>a. Tras una serie <strong>de</strong> investigaciones, un grupo <strong>de</strong> tra-I?iljadores sociales <strong>de</strong>cidió que, para reducir los riesgos <strong>de</strong> infección, eracmveniente que los aborígenes conocieran los hábitos <strong>de</strong>l insecto y lalorrna en que la enfermedad era transmitida. Prepararon una prliciilaque mostraba tomas <strong>de</strong> acercamiento sumamente explícitas, y la exhibierona los al<strong>de</strong>anos.Terminada la fi~nción, en vez <strong>de</strong> percibir una preocupación gcnerrtli-;.;ida, los trabajadores sociales observaron a un público relajado. Perple-¡os, se dieron a la tarea <strong>de</strong> averiguar por que la proyección no había':c.rierado la alarma prevista. Su conclusión fue que los aborígenes, al ver5-.:is colosales moscas en la pantalla, sintieron que su problema no mere-I i:i i:intas angustias, pues siendo los suyos unos insectos mucho más~~+.~lii(~iio.;, se!:iirninente tampoco serían tan dañosos.it -

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