Mi cabeza no para! Qué es el trastorno de ansiedad generalizada
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de enfocarte en la tele mientras en segundo plano el lavarropas gira y gira, para y
arranca, se llena de agua, se vacía, se llena de nuevo y arranca una vez más? Así está tu
cabeza. Un primer plano para lo que estés haciendo (ver tele, intentar leer, mantener una
conversación, llenar planillas, ¡atender un paciente con preocupación excesiva!) y allá
atrás, todo el tiempo, el ir y venir del tambor del lavarropas. ¡Cómo no voy a irritarme o
saltar por cualquier cosa, en esas condiciones? Resulta que estoy tratando de completar
un informe que me encargó mi supervisora, lo cual ya me inquieta un poco porque es un
asunto importante y no quisiera meter la pata. Pero me viene a la cabeza que mi hijo se
va dentro de cuatro meses de viaje de egresados, esta noche tenemos reunión, y la
verdad es que no me gusta nada que esos chicos y chicas se vayan tan lejos sin nosotros,
no quiero ser tremendista pero puede pasar cualquier cosa, hoy en día las chicas y los
chicos toman de más, no son prudentes, están todo el día con la cabeza llena de pavadas,
y los coordinadores/as que viajan con ellos no me resultan muy confiables que digamos.
Entonces trato de sacudirme eso, volver al informe, empiezo a teclear y se me acerca mi
compañera del escritorio de al lado a preguntarme una pavada irrelevante. ¿Cómo no voy
a estallar? No puedo estar en tantas cosas a la vez.
No, no es cosa fácil lidiar con esos pensamientos cuasi catastróficos, eso lo sabemos
bien…, nadie puede ser inmune a esa mezcla de hiperresponsabilidad, agobio, necesidad
de control, incertidumbre, miedo y angustia. Difícil desembarazarte de ella, fijate que por
lo general ni te das cuenta que es inadecuada, la tenés hace tanto… Además no quisieras,
sería peor, vaya a saber qué puede pasar si te despreocupás, quedarías más expuesta/o,
más vulnerable, a la intemperie. Y caerías en la misma falta de responsabilidad que
criticás en tu marido, esa que te saca de quicio.
El tipo no se preocupa, mirá vos. Nuestro hijo se va con diecisiete años de
viaje de egresados, en micro, por esas rutas finitas y en esos micros tan altos e
inestables, a hoteles llenos de pibes en la edad del pavo, y el señor no se
inquieta en lo más mínimo. Todo el mundo sabe muy bien que en esos viajes
ocurren cosas graves, ya es más la regla que la excepción, pero cuando saco el
tema después de cenar o estoy acostada en la cama mirando el techo y ante sus
señales de acercamiento carnal (eso sí le preocupa) respondo con unos ojos
angustiados, me dice que me deje de joder con eso, se da vuelta y se duerme
como un tronco. No, si nunca se hizo responsable de nada este hombre. ¿Con
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