Mi cabeza no para! Qué es el trastorno de ansiedad generalizada
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¿CUÁL ES LA RELACIÓN DE LA PREOCUPACIÓN EXCESIVA CON
LA ANSIEDAD?
La preocupación excesiva tiene con la ansiedad una relación sumamente estrecha. Por
un lado, nuestro cerebromente (unidad indivisible) utiliza la preocupación como
herramienta para lidiar con los problemas, la incertidumbre, lo nuevo, todas estas
circunstancias generadoras de ansiedad. Para que el proceso de preocupación tenga
chances de resultar exitoso, debe existir un problema concreto y presente a resolver. En
ese caso, si encontramos una respuesta, una salida o una solución, nuestra ansiedad va a
disminuir. Pero si el elemento inquietante no sucede aún, la preocupación no va a dejar
de asediarnos. Se mantendrá activa porque su motor lo constituye la incertidumbre,
intolerable para los adeptos a la preocupación constante, acerca de lo que pudiera ocurrir.
Y la incertidumbre mira hacia el futuro. Por lo tanto, la preocupación, que para
resolverse requiere de un conflicto actual, seguirá aleteando en círculos dentro de
nuestras cabezas sin encontrar objeto real y concreto al cual aplicarse. Es pura ansiedad
revestida de ideas catastróficas, dudas e intentos de control. La preocupación excesiva
mantiene los hipotéticos riesgos y amenazas vigentes en nuestro cerebromente, con la
ilusión de tenerlos bajo control por el solo hecho de que estén ahí a la vista. Y nuestros
sistemas de activación de la ansiedad no están para andar perdiendo el tiempo en evaluar
si los peligros son reales o no, si son presentes o futuros, imaginados, exagerados o
desproporcionados. Nada de eso, la maquinaria de respuesta ansiosa no se anda con
vueltas, acciona el interruptor ante las señales de amenaza y sanseacabó. Es así como la
ansiedad se recarga y las preocupaciones adquieren un grado de dramatismo y veracidad
mucho mayor. En algunos casos esa reiterada reacción de ansiedad y la persistencia e
intensidad de nuestra preocupación se transforman en un foco de preocupación en sí
mismo:
Si me sigo preocupando por todo de esta manera me va a pasar algo, me voy a
enfermar. No me puedo poner así, no es normal, me voy a volver loco.
Así como las personas con pánico tienen miedo al miedo, quienes convivimos con la
preocupación excesiva nos preocupamos, muchas veces, por nuestro propio estado de
preocupación, reactivando de ese modo un erosivo círculo vicioso.
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