Mi cabeza no para! Qué es el trastorno de ansiedad generalizada
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
¿CONTROLO Y ME PREOCUPO PORQUE QUIERO O PORQUE NO
LO PUEDO EVITAR?
Esta es una excelente pregunta. Su respuesta comprende múltiples cuestiones, muchas
de las cuales, quizá la mayoría, se encuentran desplegadas a lo largo y ancho del presente
volumen.
Pero quisiéramos responder, antes de dejarnos llevar hacia disquisiciones menos
concretas, la pregunta que abre este párrafo: controlamos y nos preocupamos por ambos
motivos. Porque queremos y porque no lo podemos controlar.
Como hemos visto más arriba, la máquina de control (¡sí, esa que nos controla,
acertaste!) funciona a mil en buena medida merced a nuestra voluntad de que así sea.
Uno no quiere dejar de estar preocupado, el problema de turno debe mantenerse entre
ceja y ceja, es digno y merecedor de contar con nuestra atención plena, de utilizar la
mayor parte de nuestras energías, de afectar nuestro sueño. ¿Cómo descansar bien,
cómo vivir tranquilo y relajado, cómo soltar el control si hay tanta cosa a nuestro
alrededor, en nuestras vidas, que escapa a una previsión total? ¡Vivir así está plenamente
justificado! El problema es que resulta difícil.
Sin embargo, mientras consideramos necesario sumergirnos de lleno en nuestros
supuestos problemas insolubles, hay algo por ahí que nos hace ruido. Nos damos cuenta
de que todo el asunto resulta demasiado intrusivo e incontrolable. No lo podemos parar,
queremos descansar un poco y no lo conseguimos, las inquietudes nos asaltan, abrimos el
primer ojo por la mañana y ya estamos en automático y con la cabeza quemada antes de
conseguir despegar el segundo. Aparece entonces un nuevo tipo de inquietud: la
preocupación por estar tan preocupados. El control se vuelve, por lo tanto, sobre
nosotros. Nos monitoreamos, calculamos cuánto tiempo hemos pasado preocupados a lo
largo del día, prestamos atención a cómo nos sentimos, vigilamos la posible repercusión,
en nuestro cuerpo, de tanto agobio. Nos preocupa la erosión anímica, esos estados
depresivos que nos aparecen un poco más seguido de lo habitual, el agotamiento físico
producto de tanta tensión, las posibles consecuencias, a largo plazo, sobre nuestra salud.
Nos sentimos en medio de un callejón de difícil salida, necesitamos encontrar algún tipo
de solución o ayuda, algo malo nos puede ocurrir, llevamos demasiado tiempo atrapados
en un malestar que no parece que vaya a terminar por sí mismo.
73