Mi cabeza no para! Qué es el trastorno de ansiedad generalizada
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¿PODEMOS VER UNOS EJEMPLOS MÁS ACERCA DE CÓMO NOS
INFLUYE LA VULNERABILIDAD?
Claro que sí, no nos hará ningún daño ver este interesante asunto con mayor detalle.
Vamos a recorrer tres grupos que expresan diferentes modos de vulnerabilidad (¿en cuál
de ellos estaremos ubicados?).
• Los “preocupados biológicos”
Supongamos que nuestro abuelo paterno era una persona muy pero muy ansiosa,
obsesionada por los problemas y que desplegaba síntomas de una intensidad importante,
al punto de requerir atención y ser medicado por largos períodos. Supongamos también
que dos de sus cuatro hijos heredaron en buena medida condiciones similares y que yo,
el descendiente que esto escribe, también presento síntomas persistentes causados por
una inestabilidad similar. Como vemos, en nuestra familia parece existir una fuerte
capacidad de transmisión de síntomas a través de generaciones, lo cual habla a favor de
unos genes muy impetuosos y eficaces en esto de generar, por sola presencia y acción,
condiciones patológicas. Portamos una elevada vulnerabilidad biológica, más que nada de
origen genético, lo cual nos va a predisponer a sufrir sintomatología del espectro anímicoansioso
aun cuando nuestra vida sea de lo más sana y sin conflictos de importancia.
Nosotros mismos somos inquietos, un poco impacientes y acelerados, siempre en
movimiento. En casos como el nuestro la ansiedad, la preocupación excesiva y la
inestabilidad anímica en general deben ser entendidas como un modo de funcionamiento
biológico. ¿Qué significa esto? Pues que no somos ansiosos, obsesivos o inestables por
capricho, sadomasoquismo o mala voluntad. No, no, para nada. Lo que sucede es que
nuestro organismo funciona a elevadas revoluciones por causas biológicas. Con ese
motor hemos venido equipados a este mundo, nunca vamos a ser los más tranquilos de la
cuadra.
Ahora, lo que hacemos a partir de ahí con nosotros mismos, ansiedad incluida, es otra
cosa. Podemos trabajar y mejorar los modos en que, a partir de nuestro temperamento
ansioso, nos vinculamos con nosotros mismos y con el mundo o, por el contrario, utilizar
el conocimiento de los factores biológicos descriptos (¡que nos liberan de culpa y cargo!)
como un salvoconducto hacia la impunidad ansiosa. Si el lector escoge esta última
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