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BIOQUÍMICA Y FISIOLOGÍA HUMANA: Artículos de Revisión - Un Enfoque Pre-Clínico. EDICIÓN 2

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Otros autores como Cheng et.al. (2017), señalan

que el origen de la EA se debe a los ovillos

neurofibrilares a partir de los filamentos

helicoidales apareados, formados a causa de la

hiperfosforilación (debido al desequilibrio de

diversas cinasas y fosfatasas) de la proteína tau

que disminuye su afinidad por los microtúbulos y

por ende alterando el transporte axonal.

A su vez, tanto las placas amiloides como las

marañas neurofibrilares contribuyen a la

oxidación de algunas bases del ADN y a la

mutación del ADN mitocondrial. Se cree que este

organelo es la fuente iniciadora de estrés

oxidativo debido a la fagocitosis de la misma que

da lugar a la salida de metales al citoplasma, los

cuales son contribuyentes al estrés oxidativo, pues

favorecen a la producción radicales libres y a la

formación de más fibrillas. Se puede señalar este

último aspecto debido a que se ha demostrado una

gran afinidad de los fragmentos 1-40 y 25-35 de

la β-amiloide por el Cu2+. La producción de

peróxido de hidrógeno por parte de este péptido

solo se lleva a cabo en presencia del ion cobre.

Todos los factores anteriormente mencionados

conllevan a la activación de las microglías, las

cuales son responsables de grandes cantidades de

radicales NO y OH en su descomposición, lo cual

conlleva finalmente a un círculo vicioso de

muerte, destrucción neuronal y más estrés

oxidativo. Con ello, se puede señalar que se trata

de una retroalimentación positiva (Spranger &

Fontana, 1996).

Se puede observar que los puntos tratados se

relacionan entre sí y todos conllevan a la

neurodegeneración producida por radicales libres.

Por ende, considerando que la EA es una

enfermedad crónico-degenerativa incurable, se

debe tratar principalmente con antioxidantes

como método de control y prevención. Estos

funcionan de manera que colisionan el radical

libre, estabilizandose al cederles un electrón y así

suprimiendo su toxicidad. En vista de que el

cuerpo solo no es suficiente generador de

antioxidantes para reparar los daños diarios del

cuerpo debido a factores ambientales, el aumento

del mismo debe obtenerse por medio de una dieta

rica en vitamina E, C y carotenos (Cascales y

Gonzales, s.f.).

CONCLUSIONES

A lo largo de esta revisión bibliográfica, podemos

evidenciar que las modificaciones en las proteínas

acumuladas en la EA juegan un papel directo en la

etiología y patología de esta enfermedad.

Cabe señalar que el estrés oxidativo provoca daños

oxidativos y apoptosis sobre las neuronas, además

de activar procesos inflamatorios no específicos

que pueden ser desencadenantes de radicales libres

y ROS.

Se discutieron diversas hipótesis que indican que

las neuronas son altamente sensibles a los cambios

producidos por estrés oxidativo, por lo que este

último estado juega un rol principal en la EA; sin

embargo, no es posible determinar si se trata de un

fenómeno secundario que sigue a uno primario sin

constituir parte esencial de él o si tiene un papel

causal directo.

A partir de estudios se ha podido determinar que la

cantidad de las marañas puede determinar la

severidad de la demencia y que en ellos es donde

se encuentran la mayor parte de daños

neurocelulares.

El estrés oxidativo parece ser la unión de múltiples

factores tales como ambientales, endógenos y

genéticos.

Los principales tratamientos y prevenciones

radican en el uso de diversos antioxidantes, por lo

que, al hablar de futuras elaboraciones de terapias,

sería conveniente profundizar sobre el uso

terapéutico de agentes neutralizadores de los

radicales libres así como de quelantes de iones

metalicos.

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