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vacunas de ADN más potentes, ya que la expresión
de los genes portados en los plásmidos de estas
vacunas está sometido a los mismo efectos de
silenciamiento. Los vectores episomales
originados en bacterias tienen una serie de
elementos que son objeto del silenciamiento
transcripcional y como consecuencia de la
disminución de la expresión de los antígenos in
vivo, que parece asociarse fundamentalmente con
modificaciones en las histonas. Además, diversos
estudios han mostrado que la liberación de
histonas en tejidos dañados puede mediar la
muerte celular activando a los receptores TLR2 y
TLR4. Así, en el diseño de estas vacunas, el ADN
plasmítico puede ser reconstruido con
modificaciones activas en las histonas que
aumenten el nivel de expresión del antígeno y
logre una mayor respuesta inmune (Diaz, 2013).
ARNI EN EL DISEÑO DE VACUNAS DE ADN
El ARN de interferencia (ARNi) consiste en una
pequeña molécula de ARN que suprime la
expresión génica por silenciamiento posttranscripcional,
mediante la formación de
estructuras bicatenarias con otras moléculas de
ARN. Actualmente están siendo utilizados en
aplicaciones terapéuticas y en el desarrollo de
vacunas de ADN. El uso de ARNi en el diseño de
vacunas está relacionado con el bloqueo de los
genes que suprimen su acción, como el bloqueo de
la caspasa 12 (Casp12), que induce la muerte
celular tras la vacunación mediante la activación
de ciertos factores, linfocitos Tc y producción de
anticuerpos.
También pueden ser utilizados para bloquear la
expresión de genes inmunosupresivos que inhiben
la respuesta a las vacunas, como es el caso de
Foxo3. Este factor actúa reduciendo la
proliferación de las células T, por lo que su
depleción mediante ARNi puede incrementar la
eficacia de las vacunas de ADN, como se ha
probado en el caso de vacunas contra el cáncer
dirigida a HER-22/neu. Así, es posible incluir
ARNis en el diseño de vacunas de ADN para
mejorar su efecto sobre el organismo, ya sea
inhibiendo rutas apoptóticas o genes
inmunosupresores. No obstante, la seguridad del
uso de estas moléculas en vacunas de ácidos
nucleicos aún no se ha demostrado, siendo
necesario una mayor investigación en esta área
(Diaz, 2013).
Se diferencian de las vacunas tradicionales en que no
se administran agentes vivos atenuados ni fragmentos
del por lo que no existe el peligro de provocar la
enfermedad que se pretende prevenir.
Para fabricarlas es preciso encontrar las secuencias de
ADN que codifican antígenos esenciales del agente
infeccioso y después transcribirlo para obtener el ARN
correspondiente, el cual se usará como vacuna
La presencia de este grupo hidroxilo libre hace que la
molécula de ARN sea químicamente inestable, de
forma que en una disolución acuosa se hidroliza
fácilmente.
Aunque existen diferentes tipos de ARN, en las
vacunas se utiliza ARN mensajero. Una vez
administrada, parte del ARN puede degradarse por
acción de las ARNasas, pero la porción que entra en
las células genera péptidos similares a los del agente
patógeno, lo que provoca una respuesta inmune que
protege de la infección.
Cuando el ARNm entra en la célula, en forma similar
a lo que ocurren en la infección viral, el ribosoma
sintetiza la proteína codificada que corresponde a un
antígeno del patógeno o sea, la proteína extraña del
agente infeccioso, el cual posteriormente se presenta
en la superficie de la célula, donde es reconocido por
las células del sistema inmune, generando inmunidad;
por lo tanto puede decirse que no se introduce el
antígeno, sino las instrucciones para fabricarlo.
De este tipo de vacunas existe el tipo auto amplificada,
basada en un replicón de RNA derivado del virus, en
el que eliminan genes que le confieren virulencia y la
propiedad de pasar de una célula a otra. Esta técnica
no produce agentes infecciosos activos, este RNA
mantiene intacta su capacidad de autoamplificación,
sin embargo, no se puede diseminar, no puede pasar a
las células vecinas (Fuller & Berglund, 2020).
VACUNAS DE ARN
Vacunas de ARN mensajero, son aquellas que en
las que se emplea ácido ribonucleico para lograr el
desarrollo de una respuesta inmune.
Figura 7. Mecanismo de vacunas de ARN (Castro,
2020)
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