01.05.2013 Views

Vargas Llosa, Mario - La ciudad y los perros - Centro Peruano de ...

Vargas Llosa, Mario - La ciudad y los perros - Centro Peruano de ...

Vargas Llosa, Mario - La ciudad y los perros - Centro Peruano de ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>La</strong> Ciudad y <strong>los</strong> Perros <strong>Mario</strong> <strong>Vargas</strong> <strong>L<strong>los</strong>a</strong><br />

-<strong>La</strong> acusación es imbécil, absurda -estalló el mayor- Y usted no <strong>de</strong>bió prestarle la menor importancia.<br />

Son cosas <strong>de</strong> niños y nada más. ¿Cómo ha podido dar crédito a esa historia fantástica? jamás pensé que<br />

fuera tan ingenuo, Gamboa.<br />

-Es posible que usted tenga razón, mi mayor. Pero permítame hacerle una observación. Yo tampoco<br />

creía que se robaban <strong>los</strong> exámenes, que había bandas <strong>de</strong> ladrones, que metían al colegio naipes, licor. Y<br />

todo eso lo he comprobado personalmente, mi mayor.<br />

-Eso es otra cosa -dijo el mayor-. Es evi<strong>de</strong>nte que en el quinto año se burla la disciplina. No cabe<br />

ninguna duda. Pero en este caso <strong>los</strong> responsables son uste<strong>de</strong>s. Capitán Garrido, el teniente Gamboa y<br />

usted se van a ver en apuros. Los muchachos se <strong>los</strong> han comido vivos. Veremos la cara <strong>de</strong>l coronel<br />

cuando sepa lo que pasa en las cuadras. No puedo hacer nada, tengo que pasar el parte y poner en<br />

or<strong>de</strong>n las cosas. Pero -el mayor intentó nuevamente mor<strong>de</strong>rse el bigote-, lo otro es inadmisible y<br />

absurdo. Ese muchacho se pegó un tiro por error. El asunto está liquidado.<br />

-Perdón, mi mayor -dijo Gamboa- No se comprobó que él mismo se matara.<br />

-¿No? -El mayor fulminó a Gamboa con <strong>los</strong> ojos-. ¿Quiere que le muestre el parte sobre el acci<strong>de</strong>nte?<br />

-El coronel nos explicó la razón <strong>de</strong> ese parte, mi mayor. Era para evitar complicaciones.<br />

-¡Ah! -dijo el mayor, con un gesto triunfal-. Justamente. ¿Y para evitar complicaciones hace usted ahora<br />

un informe lleno <strong>de</strong> horrores?<br />

-Es distinto, mi mayor -dijo Gamboa, imperturbable todo ha cambiado. Antes, la hipótesis <strong>de</strong>l acci<strong>de</strong>nte<br />

era la más verosímil, mejor dicho la única. Los médicos dijeron que el balazo vino <strong>de</strong> atrás. Pero yo y <strong>los</strong><br />

<strong>de</strong>más oficiales pensábamos que se trataba <strong>de</strong> una bala perdida, <strong>de</strong> un acci<strong>de</strong>nte. En esas condiciones,<br />

no importaba atribuir el error a la propia víctima, para no hacer daño a la institución. En realidad, mi<br />

mayor, yo creí que el ca<strong>de</strong>te Arana era culpable, al menos en parte, por estar mal emplazado, por haber<br />

<strong>de</strong>morado en el salto. Incluso, hasta podía pensarse que la bala salió <strong>de</strong> su propio fusil. Pero todo<br />

cambia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que una persona afirma que se trata <strong>de</strong> un crimen. <strong>La</strong> acusación no es <strong>de</strong>l todo absurda,<br />

mi mayor. <strong>La</strong> disposición <strong>de</strong> <strong>los</strong> ca<strong>de</strong>tes...<br />

-Tonterías -dijo el mayor con cólera- Usted <strong>de</strong>be leer novelas, Gamboa. Vamos a arreglar este enredo <strong>de</strong><br />

una vez y basta <strong>de</strong> discusiones inútiles. Vaya a la Prevención y man<strong>de</strong> a esos ca<strong>de</strong>tes a su cuadra.<br />

Dígales que si hablan <strong>de</strong> este asunto serán expulsados y que no se les dará ningún certificado. Y haga<br />

un nuevo informe, omitiendo todo lo relativo a la muerte <strong>de</strong>l ca<strong>de</strong>te Arana.<br />

-No puedo hacer eso, mi mayor -dijo Gamboa- El ca<strong>de</strong>te Fernán<strong>de</strong>z mantiene sus acusaciones. Hasta<br />

don<strong>de</strong> he podido comprobar por mí mismo, lo que dice es cierto. El acusado se hallaba <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> la<br />

víctima durante la campaña. No afirmo nada, mi mayor. Quiero <strong>de</strong>cir sólo que, técnicamente, la<br />

<strong>de</strong>nuncia es aceptable. Sólo el Consejo pue<strong>de</strong> pronunciarse al respecto.<br />

-Su opinión no me interesa -dijo el mayor, con <strong>de</strong>sprecio- Le estoy dando una or<strong>de</strong>n. Guár<strong>de</strong>se esas<br />

fábulas para usted y obe<strong>de</strong>zca. ¿0 quiere que lo lleve ante el Consejo? <strong>La</strong>s ór<strong>de</strong>nes no se discuten,<br />

teniente.<br />

-Usted es libre <strong>de</strong> llevarme al Consejo, mi mayor -dijo Gamboa, suavemente- Pero no voy a rehacer el<br />

parte. Lo siento. Y <strong>de</strong>bo recordarle que usted está obligado a llevarlo don<strong>de</strong> el comandante.<br />

El mayor pali<strong>de</strong>ció <strong>de</strong> golpe. Olvidando las formas, trataba ahora <strong>de</strong> alcanzar <strong>los</strong> bigotes con <strong>los</strong> dientes<br />

a toda costa y hacía muecas sorpren<strong>de</strong>ntes. Se había puesto <strong>de</strong> pie. Sus ojos eran violáceos.<br />

-Bien -dijo- Usted no me conoce, Gamboa. Soy manso sólo cuando se portan bien conmigo. Pero soy un<br />

enemigo peligroso, ya lo va a comprobar. Esto le va a costar caro. Le juro que se va acordar <strong>de</strong> mí. Por<br />

lo pronto, no saldrá <strong>de</strong>l colegio hasta que todo se aclare. Voy a transmitir el parte, pero también pasaré<br />

un informe sobre su manera <strong>de</strong> comportarse con <strong>los</strong> superiores. Váyase.<br />

-Permiso, mi mayor -dijo Gamboa y salió, caminando sin prisa.<br />

-Está loco -dijo el mayor- Se ha vuelto loco. Pero yo lo voy a curar.<br />

-¿Va usted a pasar el parte, mi mayor? -preguntó el capitán.<br />

-No puedo hacer otra cosa. -El mayor miró al capitán y pareció sorpren<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> encontrarlo allí-. Y usted<br />

también se ha fregado, Garrido. Su foja <strong>de</strong> servicios va a quedar negra.<br />

-Mi mayor -balbuceó el capitán-. No es mi culpa. Todo ha ocurrido en la primera compañía, la <strong>de</strong><br />

Gamboa. <strong>La</strong>s otras marchan perfectamente, como sobre ruedas, mi mayor. Siempre he cumplido las<br />

instrucciones al pie <strong>de</strong> la letra.<br />

-El teniente Gamboa es su subordinado -repuso el mayor, secamente- Si un ca<strong>de</strong>te viene a revelarle lo<br />

que pasa en su batallón, quiere <strong>de</strong>cir que usted ha estado en la luna todo el tiempo. ¿Qué clase <strong>de</strong><br />

oficiales son uste<strong>de</strong>s? No pue<strong>de</strong>n imponer la disciplina a niños <strong>de</strong> colegio. Le aconsejo que trate <strong>de</strong><br />

poner un poco <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n en el quinto año. Pue<strong>de</strong> retirarse.<br />

El capitán dio media vuelta y sólo cuando estuvo en la puerta recordó que no había saludado. Giró e hizo<br />

chocar <strong>los</strong> tacones: el mayor revisaba el parte, movía <strong>los</strong> labios y su frente se plegaba y <strong>de</strong>splegaba. El<br />

123

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!