Vargas Llosa, Mario - La ciudad y los perros - Centro Peruano de ...
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<strong>La</strong> Ciudad y <strong>los</strong> Perros <strong>Mario</strong> <strong>Vargas</strong> <strong>L<strong>los</strong>a</strong><br />
señalaban con el <strong>de</strong>do y en el patio lo vieron dos suboficiales y también comenzaron a reírse y entonces<br />
al serrano no le quedó más remedio que reírse. Y <strong>de</strong>spués en la fila el teniente Huarina dijo: "¿qué les<br />
pasa, mierdas, que andan riéndose como locas? A ver, brigadieres, vengan aquí". Y <strong>los</strong> brigadieres, nada<br />
mi teniente, efectivo completo y <strong>los</strong> suboficiales dijeron: "un ca<strong>de</strong>te <strong>de</strong> la primera anda con la cabeza<br />
medio pelada- y Huarina dijo: "aquí el ca<strong>de</strong>te". No había quién se aguantara la risa cuando el serrano<br />
Cava se cuadró frente a Huarina y éste le dijo "quítese la cristina" y él se la quitó. "Silencio, dijo Huarina,<br />
¿qué es eso <strong>de</strong> reírse en la formación?", pero él también miraba la cabeza <strong>de</strong>l serrano y se le torcía la<br />
boca. "¿Qué ha pasado, oiga?", y el serrano, nada mi teniente, cómo que nada, usted cree que el colegio<br />
Militar es un circo, no mi teniente, por qué tiene la cabeza así, me he cortado el pelo por el calor mi<br />
teniente, y Huarina entonces se rió y le dijo a Cava: "es usted una putita perdida, pero éste no es un<br />
colegio <strong>de</strong> locas, vaya a la peluquería y que lo rapen, así se le van a quitar <strong>los</strong> calores y no saldrá hasta<br />
que tenga el pelo como dice el reglamento". Pobre serrano, no era mala gente, <strong>de</strong>spués nos llevamos<br />
bien. Al principio me caía mal, sólo por ser serrano, por las cosas que le hicieron al Ricardo. Siempre<br />
andaba batiéndolo. Cuando se reunía el Círculo y había que sortear a uno que zumbara a uno <strong>de</strong> cuarto<br />
y salía el serrano, yo <strong>de</strong>cía mejor elegimos a otro, éste se hará chapar y nos caerán encima. Y Cava se<br />
quedaba callado, asimilando. Y <strong>de</strong>spués cuando el Círculo se <strong>de</strong>shizo y el Jaguar nos propuso: "el Círculo<br />
se acabó pero si quieren formamos otro, nosotros cuatro", yo dije nada con serranos, son unos cobar<strong>de</strong>s<br />
y el Jaguar dijo: "esto, hay que arreglarlo <strong>de</strong> una vez, nada <strong>de</strong> estas bromas entre nosotros". Lo llamó a<br />
Cava y le dijo: "el Boa nos ha dicho que eres un cobar<strong>de</strong> y que no <strong>de</strong>bes formar parte <strong>de</strong>] Círculo, tienes<br />
que <strong>de</strong>mostrarle que está equivocado". Y el serrano dijo bueno. Esa noche nos fuimos <strong>los</strong> cuatro al<br />
estadio, y nos quitamos las hombreras para que al pasar por cuarto y quinto no vieran que éramos<br />
<strong>perros</strong> y nos llevaran a ten<strong>de</strong>r camas. Y logramos pasar y llegamos al estadio y el Jaguar dijo: "peleen<br />
sin <strong>de</strong>cir lisuras ni gritar, las cuadras <strong>de</strong> cuarto y quinto están llenas <strong>de</strong> hijos <strong>de</strong> perra a estas horas". Y<br />
el Ru<strong>los</strong> dijo: "mejor sería que se quitaran las camisas, no vayan a romperla y mañana hay revista <strong>de</strong><br />
prendas". Así que nos quitamos las camisas y el Jaguar dijo: "comiencen cuando quieran". Yo ya sabía<br />
que el serrano no podía, pero cómo iba a pensar que resistiera tanto. Eso también había sido cierto, <strong>los</strong><br />
serranos son bien duros para el castigo, aunque no lo parezcan, siendo tan bajitos. Y Cava es bajo, pero<br />
eso sí, muy maceteado. No tiene cuerpo, es todo cuadrado, ya me había fijado. Y cuando le daba,<br />
parecía que no le hacía nada, aguantaba lo más fresco. Pero es muy bruto, muy serrano, se me prendía<br />
<strong>de</strong>l pescuezo y la cintura y no había modo <strong>de</strong> zafarse, le molía la espalda y la cabeza para que se<br />
alejara, pero al ratito volvía como un toro, qué resistencia. Y daba pena ver lo poco ágil que era. Eso<br />
también lo sabía, <strong>los</strong> serranos no saben usar <strong>los</strong> pies. Sólo <strong>los</strong> chalacos manejan las patas como se <strong>de</strong>be,<br />
mejor que las manos, el<strong>los</strong> <strong>de</strong>ben haber inventado la chalaca, pero no es fácil, cualquiera no levanta las<br />
dos patas a la vez y las planta en la cara <strong>de</strong>l enemigo. Los serranos pelean sólo con las dos manos. Ni<br />
siquiera saben usar la cabeza como <strong>los</strong> criol<strong>los</strong>, y eso que la tienen dura. Creo que <strong>los</strong> chalacos son <strong>los</strong><br />
mejores peleadores <strong>de</strong>l inundo. El Jaguar dice que es <strong>de</strong> Bellavista, pero yo creo que es chalaco, en todo<br />
caso está tan cerquita. No conozco a nadie que maneje como él la cabeza y <strong>los</strong> pies. Casi no usa las<br />
manos para pelear, chalaca y cabezazo todo el tiempo, no quisiera pelearme nunca con el Jaguar. Mejor<br />
paramos, serrano, le dije. "Como tú quieras, me contestó, pero nunca más digas que soy un cobar<strong>de</strong>."<br />
"Pónganse las camisas, dijo el Ru<strong>los</strong>, y límpiense las caras, ahí viene alguien, creo que son suboficiales."<br />
Pero no eran suboficiales sino ca<strong>de</strong>tes <strong>de</strong> quinto. Y eran cinco. "¿Por qué están sin cristinas?", dijo uno.<br />
"Uste<strong>de</strong>s son <strong>de</strong> cuarto o <strong>perros</strong>, no disimulen." Y otro gritó: "cuádrense y vayan sacando la plata y <strong>los</strong><br />
cigarril<strong>los</strong>". Yo estaba muy cansado, me quedé quieto mientras el tipo ése me rebuscaba <strong>los</strong> bolsil<strong>los</strong>.<br />
Pero el que estaba registrando al Ru<strong>los</strong> dijo: "éste está lleno <strong>de</strong> plata y <strong>de</strong> incas, qué tesoro". Y el Jaguar<br />
les dijo, con su risita: "uste<strong>de</strong>s son muy valientes porque están en quinto, ¿no?". Y uno preguntó: "¿qué<br />
ha dicho este perro?". No se les veían las caras porque estaba oscuro. Y otro tipo dijo: "¿quiere repetir lo<br />
que ha dicho, perro?". Y el Jaguar le dijo: "si usted no estuviera en quinto, mi ca<strong>de</strong>te, seguro que no se<br />
atrevía a sacarnos la plata y <strong>los</strong> cigarril<strong>los</strong>". Y <strong>los</strong> ca<strong>de</strong>tes se rieron. Le preguntaron: "¿usted es muy<br />
maldito, por lo que parece?". "Sí, les dijo el Jaguar. Una barbaridad <strong>de</strong> maldito. Y también creo que no<br />
se atreverían a meterme las manos al bolsillo si estuviéramos en la calle." "Qué me cuentan, qué me<br />
cuentan", dijo otro, "¿oyen lo que estoy oyendo?". Y otro dijo: "si usted quiere, ca<strong>de</strong>te, podría quitarme<br />
las insignias y tirarlas al suelo y se me ocurre que también sin insignias le meto la mano don<strong>de</strong> se me<br />
antoje". "No, mi ca<strong>de</strong>te, dijo el Jaguar, no creo que se atrevería." "Vamos a probar", dijo el ca<strong>de</strong>te. Y se<br />
quitó el sacón y las insignias y al ratito el Jaguar lo había tumbado y lo machucaba contra el suelo, así<br />
que el tipo se puso a gritar: " ¡qué esperan para ayudarme!". Y <strong>los</strong> otros se echaron sobre el Jaguar y el<br />
Ru<strong>los</strong> dijo: "esto sí que no lo permito". Y yo me fui sobre el montón, qué pelea más rara, nadie veía<br />
nada, y a ratos me caían como pedradas y yo pensaba: "se me hace que son las patas <strong>de</strong>l Jaguar". Y ahí<br />
estuvimos en el cargamontón hasta que sonó el pito y todos salimos corriendo. Qué manera <strong>de</strong> estar<br />
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