01.05.2013 Views

Vargas Llosa, Mario - La ciudad y los perros - Centro Peruano de ...

Vargas Llosa, Mario - La ciudad y los perros - Centro Peruano de ...

Vargas Llosa, Mario - La ciudad y los perros - Centro Peruano de ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>La</strong> Ciudad y <strong>los</strong> Perros <strong>Mario</strong> <strong>Vargas</strong> <strong>L<strong>los</strong>a</strong><br />

<strong>perros</strong> que dicen voy a ser militar, voy a ser aviador, voy a ser marino, todos <strong>los</strong> blanquiñosos quieren<br />

ser marinos. Espérate unos meses y <strong>de</strong>spués hablamos.<br />

El salón daba a un jardín lleno <strong>de</strong> flores, amplio, multicolor. <strong>La</strong> ventana estaba abierta <strong>de</strong> par en par y<br />

hasta el<strong>los</strong> llegaba un olor a hierba húmeda. El Bebe puso él mismo disco por cuarta vez y or<strong>de</strong>nó:<br />

"levántate y no seas aguado, es por tu bien". Alberto se había <strong>de</strong>splomado en un sillón, rendido <strong>de</strong><br />

fatiga. Pluto y Emilio asistían como espectadores a las lecciones y todo el tiempo hacían bromas,<br />

lanzaban insinuaciones, nombraban a Helena. Pronto se vería otra vez en el gran espejo <strong>de</strong> la sala,<br />

meciéndose muy seriamente en <strong>los</strong> brazos <strong>de</strong>l Bebe, la rigi<strong>de</strong>z se apo<strong>de</strong>raría <strong>de</strong> su cuerpo y Pluto<br />

afirmaría: ya está, <strong>de</strong> nuevo bailas como un robot".<br />

Se puso <strong>de</strong> pie. Emilio había encendido un cigarrillo y lo fumaba con Pluto, alternativamente. Alberto <strong>los</strong><br />

vio, sentados en el sofá, discutiendo sobre la superioridad <strong>de</strong>l tabaco americano o el inglés. No le<br />

prestaban atención. "Listo, dijo el Bebe. Ahora me llevas tú." Comenzó a bailar, al principio muy<br />

<strong>de</strong>spacio, tratando <strong>de</strong> cumplir escrupu<strong>los</strong>amente <strong>los</strong> movimientos <strong>de</strong>l vals criollo, un paso a la <strong>de</strong>recha,<br />

un paso a la izquierda, vuelta por aquí, vuelta por allá. "Ahora estás mejor, <strong>de</strong>cía el Bebe, pero tienes<br />

que ir algo más rápido, con la música. Oye, tan-tan, tan -tan, juácate, tan-tan, tan -tan, juá-cate." En<br />

efecto, Alberto se sentía más suelto, más libre, <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> pensar en el baile y sus pies no se enredaban<br />

con <strong>los</strong> pies <strong>de</strong>l Bebe.<br />

"Vas bien, <strong>de</strong>cía éste, pero no bailes tan tieso, no es cuestión <strong>de</strong> mover sólo <strong>los</strong> pies. Al dar vueltas<br />

tienes que doblarte, así, fíjate bien -el Bebe se inclinaba, una sonrisa convencional aparecía en su rostro<br />

<strong>de</strong> leche, su cuerpo giraba sobre un talón y luego, al recobrar la posición anterior, la sonrisa se<br />

esfumaba-. Son trucos, como cambiar <strong>de</strong> paso y hacer figuras, pero ya apren<strong>de</strong>rás eso <strong>de</strong>spués. Ahora<br />

tienes que acostumbrarte a llevar a tu pareja como se <strong>de</strong>be. No tengas miedo, la chica se da cuenta ahí<br />

mismo. Plántale la mano encima, fuerte, con raza. Déjame llevarte un rato, para que veas. ¿Te das<br />

cuenta? Le aprietas la mano con la izquierda y a medio baile, si notas que te da entrada, le vas cruzando<br />

<strong>los</strong> <strong>de</strong>dos y la acercas poquito a poquito, empujándola por la espalda, pero <strong>de</strong>spacio, suavecito. Para eso<br />

tienes que tener bien plantada la mano <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio, no sólo la punta <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>dos, la mano<br />

íntegra, toda la manaza apoyada cerca <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombros. Después la vas bajando, como si fuera pura<br />

casualidad, como si en cada vuelta la mano se cayera solita. Si la muchacha se respinga o se echa atrás,<br />

te pones a hablar <strong>de</strong> cualquier cosa, habla y habla, risa y risa, pero nada <strong>de</strong> aflojar la mano. Dale a<br />

apretar y a acercarla. Para eso mucha vuelta, siempre por el mismo lado. El que gira a la <strong>de</strong>recha no se<br />

marca, aguanta cincuenta vueltas al hilo, pero como ella da vueltas a la izquierda se marea prontito. Ya<br />

verás que apenas le dé vueltas la cabeza se te pega solita, para sentirse más segura. Entonces pue<strong>de</strong>s<br />

bajar la mano hasta su cintura y cruzarle <strong>los</strong> <strong>de</strong>dos sin miedo y hasta juntarle un poco la cara. ¿Has<br />

entendido?"<br />

El vals ha terminado y el tocadiscos emite un crujido monótono. El Bebe lo apaga.<br />

-Éste sabe las <strong>de</strong> Quico y Caco - dice Emilio, señalando al Bebe-. ¡Qué sapo!<br />

-Ya está bien - dice Pluto- Alberto ya sabe bailar. ¿Por qué no jugamos un casinito barrio alegre?<br />

El primitivo nombre <strong>de</strong>l barrio, <strong>de</strong>sechado porque aludía también al jirón Huatica, ha resucitado con la<br />

adaptación <strong>de</strong>l juego <strong>de</strong> Casino que hizo Tico, meses atrás, en un salón <strong>de</strong>l Club Terrazas. Se reparten<br />

todas las cartas entre cuatro jugadores; la caja inventa <strong>los</strong> comodines. Se juega en parejas. Des<strong>de</strong> su<br />

aparición, es el único juego <strong>de</strong> naipes practicado en el barrio.<br />

-Pero sólo ha aprendido el vals y el bolero - dice el Bebe- Le falta el mambo.<br />

-Ya no - dice Alberto- Seguiremos otro día.<br />

Cuando entraron a la casa <strong>de</strong> Emilio, a las dos <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>, Alberto estaba animado y respondía a las<br />

bromas <strong>de</strong> <strong>los</strong> otros. Cuatro horas <strong>de</strong> lección lo habían agobiado. Sólo el Bebe parecía conservar el<br />

entusiasmo; <strong>los</strong> otros se aburrían.<br />

-Como quieras - dijo el Bebe- Pero la fiesta es mañana.<br />

Alberto se estremeció. "Es verdad, se dijo. Y para remate es en casa <strong>de</strong> Ana. Tocarán mambos toda la<br />

noche." Como el Bebe, Ana era una estrella <strong>de</strong>l baile: hacía figuras, inventaba pasos, sus ojos se<br />

anegaban <strong>de</strong> dicha si le hacían una rueda. 1 ¿Me pasaré toda la fiesta sentado en un rincón, mientras <strong>los</strong><br />

otros bailan con Helena? ¡Si sólo fueran <strong>los</strong> <strong>de</strong>l barrio!"<br />

En efecto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace algún tiempo, el barrio ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> ser una isla, un recinto amurallado.<br />

Advenedizos <strong>de</strong> toda índole -miraflorinos <strong>de</strong> 28 <strong>de</strong> julio, <strong>de</strong> Reducto, <strong>de</strong> la calle Francia, <strong>de</strong> la Quebrada,<br />

muchachos <strong>de</strong> San isidro e incluso <strong>de</strong> Barranco-, aparecieron <strong>de</strong> repente en esas calles que constituían el<br />

dominio <strong>de</strong>l barrio. Acosaban a las muchachas, conversaban con ellas en la puerta <strong>de</strong> sus casas,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñando la hostilidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> varones o <strong>de</strong>safiándola. Eran más gran<strong>de</strong>s que <strong>los</strong> chicos <strong>de</strong>l barrio y a<br />

veces <strong>los</strong> provocaban. <strong>La</strong>s mujeres tenían la culpa; <strong>los</strong> atraían, parecían satisfechas con esas incursiones.<br />

63

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!