01.05.2013 Views

Vargas Llosa, Mario - La ciudad y los perros - Centro Peruano de ...

Vargas Llosa, Mario - La ciudad y los perros - Centro Peruano de ...

Vargas Llosa, Mario - La ciudad y los perros - Centro Peruano de ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>La</strong> Ciudad y <strong>los</strong> Perros <strong>Mario</strong> <strong>Vargas</strong> <strong>L<strong>los</strong>a</strong><br />

-De nada.<br />

¿Cómo podía hablar Alberto con esa indiferencia <strong>de</strong> la consigna, cómo podía acostumbrarse a la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong><br />

no salir?<br />

-Salvo que quieras tirar contra - dijo Alberto-. Pero <strong>de</strong> la enfermería es más fácil. En la noche no hay<br />

control. Eso sí, tienes que <strong>de</strong>scolgarte por el lado <strong>de</strong> la Costanera y te pue<strong>de</strong>s ensartar en la reja como<br />

un anticucho.<br />

-Ahora tiran contra muy pocos - dijo el Esclavo- Des<strong>de</strong> que pusieron la ronda.<br />

-Antes era más fácil - dijo Alberto- Pero todavía salen muchos. El cholo Urioste salió el lunes y volvió a<br />

las cuatro <strong>de</strong> la mañana.<br />

Después <strong>de</strong> todo, ¿por qué no ir a la enfermería? ¿Para qué salir a la calle? Doctor, se me nubla la vista,<br />

me duele la cabeza, tengo palpitaciones, sudo frío, soy un cobar<strong>de</strong>. Cuando estaban consignados, <strong>los</strong><br />

ca<strong>de</strong>tes trataban <strong>de</strong> ingresar a la enfermería. Allí se pasaba el día sin hacer nada, en pijama, y la comida<br />

era abundante. Pero <strong>los</strong> enfermeros y el médico <strong>de</strong>l colegio eran cada vez más estrictos. <strong>La</strong> fiebre no<br />

bastaba; sabían que poniéndose cáscaras <strong>de</strong> plátano en la frente un par <strong>de</strong> horas, la temperatura sube a<br />

treinta y nueve grados. Tampoco las gonorreas, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que se <strong>de</strong>scubrió la estratagema <strong>de</strong>l Jaguar y el<br />

Ru<strong>los</strong> que se presentaron a la enfermería con el falo bañado en leche con<strong>de</strong>nsada. El Jaguar había<br />

inventado también <strong>los</strong> ahogos. Conteniendo la respiración hasta llorar, varias veces seguidas, antes <strong>de</strong>l<br />

examen médico, el corazón se acelera y empieza a tronar como un bombo. Los enfermeros <strong>de</strong>cretaban:<br />

"internamiento por síntomas <strong>de</strong> taquicardia".<br />

-Nunca he tirado contra - dijo el Esclavo.<br />

-No me extraña - dijo Alberto- Yo sí, varias veces, el año pasado. Una vez fuimos a una fiesta en la<br />

Punta con Arróspi<strong>de</strong> y volvimos poco antes <strong>de</strong>l toque <strong>de</strong> diana. En cuarto año, la vida era mejor.<br />

-Poeta -gritó Vallano- ¿Tú has estado en el cole gio "<strong>La</strong> Salle"?<br />

-Sí -dijo Alberto-. ¿Por qué?<br />

Dicen que todos <strong>los</strong> <strong>de</strong> "<strong>La</strong> Salle" son maricas.<br />

- El Rulo<br />

- ¿Es cierto?<br />

-No - dijo Alberto- En "<strong>La</strong> Salle" no había negros.<br />

El Ru<strong>los</strong> se rió.<br />

-Estás fregado -le dijo a Vallano- El poeta te come.<br />

-Negro, pero más hombre que cualquiera -afirmó Vallano-. Y el que quiera hacer la prueba, que venga.<br />

-Uy, qué miedo - dijo alguien- Uy, mamita.<br />

"Ay, ay, ay,-, cantó el Ru<strong>los</strong>.<br />

-Esclavo -gritó el Jaguar”. Anda y haz la prueba. Después nos cuentas si el negro es tan hombre como<br />

dice.<br />

-Al Esclavo lo parto en dos - dijo Vallano.<br />

-Uy, mamita.<br />

-A ti también -gritó Vallano- Anímate y ven. Estoy a punto.<br />

-¿Qué pasa? - dijo la voz ronca <strong>de</strong>l Boa, que acababa <strong>de</strong> <strong>de</strong>spertar.<br />

-El negro dice que eres un marica, Boa -afirmó Alberto.<br />

-Dijo que le consta que eres un marica.<br />

-Eso dijo.<br />

-Se pasó más <strong>de</strong> una hora rajando <strong>de</strong> ti.<br />

-Mentira, hermanito - dijo Vallano- ¿Crees que hablo <strong>de</strong> la gente por la espalda?<br />

Hubo nuevas risas.<br />

-Se están burlando <strong>de</strong> ti -agregó Vallano- ¿No te das cuenta? -Levantó la voz -. Me vuelves a hacer una<br />

broma así, poeta, y te machuco. Te advierto. Por poco me haces tener un lío con el muchacho.<br />

-Uy - dijo Alberto- ¿Has oído, Boa? Te ha dicho muchacho.<br />

-¿Quieres algo conmigo, negro? - dijo la voz ronca.<br />

-Nada, hermanito -repuso Vallano- Tú eres mi amigo.<br />

-Entonces no digas muchacho.<br />

-Poeta, te juro que te voy a quebrar.<br />

-Negro que ladra no muer<strong>de</strong> - dijo el Jaguar.<br />

El Esclavo pensó: "en el fondo, todos el<strong>los</strong> son amigos. Se insultan y se pelean <strong>de</strong> la boca para afuera,<br />

pero en el fondo se divierten juntos. Sólo a mi me miran como a un extraño".<br />

"Tenía las piernas gordas, blancas y sin pe<strong>los</strong>. Eran ricas y daba ganas <strong>de</strong> mor<strong>de</strong>rlas." Alberto se quedó<br />

mirando la frase, tratando <strong>de</strong> calcular sus posibilida<strong>de</strong>s eróticas, y la encontró bien. El sol atravesaba <strong>los</strong><br />

54

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!