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Vargas Llosa, Mario - La ciudad y los perros - Centro Peruano de ...

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<strong>La</strong> Ciudad y <strong>los</strong> Perros <strong>Mario</strong> <strong>Vargas</strong> <strong>L<strong>los</strong>a</strong><br />

abría la boca y <strong>de</strong> una manera que no se pue<strong>de</strong> olvidar. Se reía <strong>de</strong> verdad, con mucha fuerza y<br />

aplaudiendo, A veces la encontraba regresando <strong>de</strong>l colegio y cualquiera se daba cuenta que era distinta<br />

<strong>de</strong> las otras chicas, nunca estaba <strong>de</strong>speinada ni tenía tinta en las manos. A mí lo que más me gustaba<br />

<strong>de</strong> ella era s1i cara. Tenía piernas <strong>de</strong>lgadas y todavía no se le notaban <strong>los</strong> senos, o quizás sí, pero creo<br />

que nunca pensé en sus piernas ni en sus senos, sólo en su cara. En las noches, si me estaba frotando<br />

en la cama y <strong>de</strong> repente me acordaba <strong>de</strong> ella, me daba vergüenza y me iba a hacer pis. Pero en cambio<br />

sí pensaba todo el tiempo en besarla. En cualquier momento cerraba <strong>los</strong> Ojos y la veía, y nos veía a <strong>los</strong><br />

dos, ya gran<strong>de</strong>s y casados. Estudiábamos todas las tar<strong>de</strong>s, unas dos horas, a veces más, y yo mentía<br />

siempre "tengo montones <strong>de</strong> <strong>de</strong>beres", para que nos quedáramos en la cocina un rato más. Aunque le<br />

<strong>de</strong>cía "si estas cansada me voy a mi casa", pero ella nunca estaba cansada. Ese año saqué notas<br />

altísimas en el Colegio y <strong>los</strong> profesores me trataban bien, me ponían <strong>de</strong> ejemplo, me hacían salir a la<br />

pizarra, a veces me nombraban monitor y <strong>los</strong> muchachos <strong>de</strong>l Sáenz Peña me <strong>de</strong>cían chancón. No me<br />

llevaba con mis compañeros, conversaba con el<strong>los</strong> en las clases, pero a la salida me <strong>de</strong>spedía ahí mismo.<br />

Sólo me juntaba con Higueras. Lo encontraba en una esquina <strong>de</strong> la plaza Bellavista y apenas me veía<br />

venir se me acercaba. En ese tiempo sólo pensaba en que llegaran las cinco y lo único que odiaba eran<br />

<strong>los</strong> domingos. Porque estudiábamos hasta <strong>los</strong> sábados, pero <strong>los</strong> domingos Tere se iba con su tía a Lima,<br />

a casa <strong>de</strong> unos parientes y yo pasaba el día encerrado o iba al Potao a ver jugar a <strong>los</strong> equipos <strong>de</strong><br />

segunda división. Mi madre nunca me daba plata y siempre se quejaba <strong>de</strong> la pensión que le <strong>de</strong>jó mi<br />

padre al morirse. "Lo peor, <strong>de</strong>cía, es haber servido al gobierno treinta años. No hay nada más ingrato<br />

que el gobierno." <strong>La</strong> pensión sólo alcanzaba para pagar la casa y comer. Yo ya había ido al cine unas<br />

cuantas veces, con chicos <strong>de</strong>l colegio, pero creo que ese año no pisé una cazuela, ni fui al fútbol ni a<br />

nada. En cambio al año siguiente, aunque tenía plata, siempre estaba amargado cuando me ponía a<br />

pensar cómo estudiaba con Tere todas las tar<strong>de</strong>s.<br />

Pero mejor que la gallina y el enano, la <strong>de</strong>l cine. Quieta Malpeada, estoy sintiendo tus dientes. Mucho<br />

mejor. Y eso que estábamos en cuarto, pero aunque había pasado un año <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que Gamboa mató el<br />

Círculo gran<strong>de</strong>, el Jaguar seguía diciendo: "un día todos volverán al redil y nosotros cuatro seremos <strong>los</strong><br />

jefes". Y fue mejor todavía que antes, porque cuando éramos <strong>perros</strong> el Círculo sólo era la sección y esa<br />

vez fue como si todo el año estuviera en el Círculo y nosotros éramos <strong>los</strong> que en realidad mandábamos y<br />

el Jaguar más que nosotros. Y también cuando lo <strong>de</strong>l perro que se quebró el <strong>de</strong>do se vio que la sección<br />

estaba con nosotros y nos apoyaba. "Súbase a la escalera, perro, <strong>de</strong>cía el Ru<strong>los</strong>, y rápido que me<br />

enojo." Cómo miraba el muchacho, cómo nos miraba. "Mis ca<strong>de</strong>tes, la altura me da vértigos." El Jaguar<br />

se retorcía <strong>de</strong> risa y Cava estaba enojado: "¿sabes <strong>de</strong> quién te vas a burlar, perro?". En mala hora subió,<br />

pero <strong>de</strong>bía tener tanto miedo. "Trepa, trepa, muchacho", <strong>de</strong>cía el Ru<strong>los</strong>. "Y ahora canta, le dijo el<br />

Jaguar, pero igual que un artista, moviendo las manos." Estaba prendido como un mono y la escalera<br />

tac-tac sobre la loza. "¿Y si me caigo, mis ca<strong>de</strong>tes?" "Te caes", le dije. Se paró temblando y comenzó a<br />

cantar. "Ahorita se rompe la crisma", <strong>de</strong>cía Cava y el Jaguar doblado en dos <strong>de</strong> risa. Pero la caída no era<br />

nada, yo he saltado <strong>de</strong> más alto en campaña. ¿Para qué se agarró <strong>de</strong>l lavador? "Creo que se ha sacado<br />

el <strong>de</strong>do", <strong>de</strong>cía el Jaguar al ver cómo le chorreaba la mano. "Consignados un mes o más, <strong>de</strong>cía el<br />

capitán todas las noches, hasta que aparezcan <strong>los</strong> culpables." <strong>La</strong> sección se portó bien y el Jaguar les<br />

<strong>de</strong>cía: "¿por qué no quieren entrar al Círculo <strong>de</strong> nuevo si son tan machos?". Los <strong>perros</strong> eran muy<br />

mansos, tenían eso <strong>de</strong> malo. Mejor que el bautizo las peleas con el quinto, ni muerto me olvidaré <strong>de</strong> ese<br />

año y sobre todo <strong>de</strong> lo que pasó en el cine. Todo se armó por el Jaguar, estaba a mi lado y por poco me<br />

abollan el lomo. Los <strong>perros</strong> tuvieron suerte, casi ni <strong>los</strong> tocamos esa vez, tan ocupados que estábamos<br />

con <strong>los</strong> <strong>de</strong> quinto. <strong>La</strong> venganza es dulce, nunca he gozado tanto como ese día en el estadio, cuando<br />

encontré <strong>de</strong>lante la cara <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> ésos que me bautizó cuando era perro. Casi nos botan, pero valía la<br />

pena, juro que sí. Lo <strong>de</strong> cuarto y tercero es un juego, la verda<strong>de</strong>ra rivalidad es entre cuarto y quinto.<br />

¿Quién se va a olvidar <strong>de</strong>l bautizo que nos dieron? Y eso <strong>de</strong> ponernos en el cine entre <strong>los</strong> <strong>de</strong> quinto y <strong>los</strong><br />

<strong>perros</strong>, era a propósito para que se armara. Lo <strong>de</strong> las cristinas también fue invento <strong>de</strong>l Jaguar. Si veo<br />

que viene uno <strong>de</strong> quinto lo <strong>de</strong>jo acercarse, y cuando está a un metro me llevo la mano a la cabeza como<br />

si fuera a saludarlo, él saluda y yo me quito la cristina.” ¿Está usted tomándome el pelo?" "No, mi<br />

ca<strong>de</strong>te, estoy rascándome la nuca que tengo mucha caspa." Había una guerra, se vio bien claro con lo<br />

<strong>de</strong> la soga y antes, en el cine. Hasta hacía calor y era invierno, pero se compren<strong>de</strong> con ese techo <strong>de</strong><br />

calamina y más <strong>de</strong> mil tipos apretados, nos ahogábamos. Yo no le vi la cara cuando entramos, sólo le oí<br />

la voz y apuesto que era un serrano. "Qué apretura, yo tengo mucho poto para tan poca banca <strong>de</strong>cía el<br />

Jaguar, que estaba cerrando la fila <strong>de</strong> cuarto y el poeta le cobraba a alguien, "oye, ¿te crees que trabajo<br />

gratis o por tu linda cara?", ya estaba oscuro y le <strong>de</strong>cían "cállate o va a llover". Seguro que el Jaguar no<br />

puso <strong>los</strong> ladril<strong>los</strong> para taparlo, sólo para ver mejor. Yo estaba agachadito, prendiendo un fósforo y al oír<br />

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