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Vargas Llosa, Mario - La ciudad y los perros - Centro Peruano de ...

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<strong>La</strong> Ciudad y <strong>los</strong> Perros <strong>Mario</strong> <strong>Vargas</strong> <strong>L<strong>los</strong>a</strong><br />

-¿Ingreso a dón<strong>de</strong>? -preguntó Alberto.<br />

-Al Leoncio Prado. El internado te hará bien.<br />

-¿Interno? -Alberto lo miró asombrado.<br />

-No me convence <strong>de</strong>l todo ese colegio -dijo la madre-. Se pue<strong>de</strong> enfermar. El clima <strong>de</strong> la Perla es muy<br />

húmedo.<br />

-¿No te importa que vaya a un colegio <strong>de</strong> cho<strong>los</strong>? -dijo Alberto.<br />

-No, si es la única manera <strong>de</strong> que te compongas -dijo el padre- Con <strong>los</strong> curas pue<strong>de</strong>s jugar, pero no con<br />

<strong>los</strong> militares. A<strong>de</strong>más, en mi familia todos hemos sido siempre muy <strong>de</strong>mócratas. Y, por último, el que es<br />

gente es gente en todas partes. Ahora acuéstate y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mañana a estudiar. Buenas noches.<br />

-¿A dón<strong>de</strong> vas? -exclamó la madre.<br />

-Tengo un compromiso urgente. No te preocupes. Volveré temprano.<br />

-Pobre <strong>de</strong> mí -suspiró la madre, inclinando la cabeza.<br />

Pero cuando rompimos filas me hice el disimulado. Ven Malpapeada, perrita, qué graciosa eres,<br />

chusquita, ven. Y vino. Todo es culpa suya, por confiada, si en ese momento se escapa <strong>de</strong>spués hubiera<br />

sido otra cosa. Me compa<strong>de</strong>zco <strong>de</strong> ella. Pero al ir al comedor todavía estaba furioso, me importaba un<br />

pito que la Malpapeada estuviera en el pasto con su pata encogida. Se va a quedar coja, estoy casi<br />

seguro. Mejor le hubiera salido sangre, esas heridas se curan, la piel se cierra y queda sólo una cicatriz.<br />

Pero no le salió sangre, ni ladró. <strong>La</strong> verdad, yo le había tapado el hocico con una mano y con la otra le<br />

daba vueltas a la pata, como al pescuezo <strong>de</strong> la gallina que se tiró el serrano Cava, pobre. Le estaba<br />

doliendo, sus Ojos <strong>de</strong>cían que le estaba doliendo, toma perra para que aprendas a fregar cuando estoy<br />

en la fila, para que te aproveches, soy tu pata pero no tu cholito, nunca muerdas cuando hay oficiales<br />

<strong>de</strong>lante. <strong>La</strong> perra temblaba calladita pero sólo cuando la solté me di cuenta que la había fregado, no<br />

podía pararse, se caía y su pata se había arrugado, se levantaba y se caía, se levantaba y se caía, y<br />

comenzó a aullar suavecito y <strong>de</strong> nuevo me dieron ganas <strong>de</strong> zumbarle. Pero en la tar<strong>de</strong> me vino la<br />

compasión, cuando al volver <strong>de</strong> las aulas la encontré quietecita en la hierba, en el mismo sitio <strong>de</strong> la<br />

mañana. Le dije: «venga acá, perra malcriada, venga a pedirme perdón". Ella se levantó y se cayó, dos<br />

o tres veces se levantó y se cayó y al fin pudo moverse, pero sólo con tres patas y cómo aullaba, seguro<br />

le dolía muchísimo. <strong>La</strong> he fregado, se quedará coja para siempre. Me dio pena y la cargué y quise<br />

sobarle la pata y dio un chillido, así que dije tiene algo quebrado, mejor ni la toco. <strong>La</strong> Malpapeada no es<br />

rencorosa, todavía me lamía la mano y se quedaba con la cabeza colgando entre mis brazos, yo<br />

comencé a arañarle el pescuezo y la barriga. Pero apenas la ponía en el suelo para hacerla caminar se<br />

caía o sólo daba un brinquito y le resultaba difícil hacer equilibrio con tres patas y aullaba, se nota que<br />

cuando hace cualquier esfuerzo lo siente en la pata que le machuqué. El serrano Cava no quería a la<br />

Malpapeada, la <strong>de</strong>testaba. Varias veces lo pesqué tirándole piedras, pateándola al <strong>de</strong>scuido cuando yo<br />

no lo veía. Los serranos son bien hipócritas y en eso Cava era bien serrano. Mi hermano siempre dice: si<br />

quieres saber si un tipo es serrano, míralo a <strong>los</strong> ojos, verás que no aguanta y tuerce la vista. Mi hermano<br />

<strong>los</strong> conoce bien, para algo ha sido camionero. De chico yo quería ser camionero como él. Iba a la sierra,<br />

a Ayacucho, dos veces por semana, para regresar al día siguiente y eso durante años, y no recuerdo una<br />

sola vez que no llegara hablando pestes <strong>de</strong> <strong>los</strong> serranos. Se tomaba unas copas y ahí mismo empezaba<br />

a buscar un serrano, para zumbarle. Dice que lo pescaron borracho y <strong>de</strong>be ser la pura verdad, me<br />

parece imposible que si lo agarran seco lo hubieran machucado en esa forma. Algún día iré a Huancayo<br />

y sabré quiénes fueron y les pesará en el alma lo que le hicieron. Oiga, dijo el policía, ¿aquí vive la<br />

familia Valdivieso? Sí, le contesté, si es que habla <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> Ricardo Valdivieso y me acuerdo que<br />

mi madre me ' jaló <strong>de</strong> las cerdas y me metió a<strong>de</strong>ntro y se a<strong>de</strong>lantó toda asustada y mirando al cachaco<br />

con una <strong>de</strong>sconfianza le dijo: "hay muchos Ricardo Valdivieso en el mundo y a<strong>de</strong>más nosotros no<br />

tenemos que pagar las culpas <strong>de</strong> nadie. Somos pobres, pero honrados, señor policía, usted no tiene que<br />

hacer caso <strong>de</strong> lo que dice la criatura". Pero yo ya tenía más <strong>de</strong> diez años, no era ninguna criatura. El<br />

cachaco se rió y dijo: 1 no es que Ricardo Valdivieso haya hecho nada, sino que está en la Asistencia<br />

Pública más cortado que una lombriz. Lo han chaveteado por todas partes y dijo que avisaran a la<br />

familia". "Fíjate cuánta plata queda en esa botella, me dijo mi madre. Habrá que llevarle unas naranjas."<br />

Por gusto le compramos fruta, ni pudimos dársela, estaba todo vendado, sólo se le veían <strong>los</strong> ojos. El<br />

policía ese estuvo conversando con nosotros y nos <strong>de</strong>cía, qué tal bruto, ¿usted sabe señora dón<strong>de</strong> lo<br />

cortaron? En Huancayo. ¿Y sabe dón<strong>de</strong> lo recogieron? Cerca <strong>de</strong> Chosica, qué tal bruto. Se subió a su<br />

camión y se vino a Lima lo más fresco. Cuando lo encontraron ahí, salido <strong>de</strong> la carretera, se había<br />

quedado dormido sobre el timón, yo creo que más <strong>de</strong> borracho que <strong>de</strong> herido. Y si usted viera cómo<br />

está ese camión, todo pegajoso <strong>de</strong> la sangre que este bruto vino chorreando por el camino, señora,<br />

perdóneme que se lo diga, pero es un bruto como no hay dos. ¿Usted sabe lo que le dijo el doctor?<br />

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