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Vargas Llosa, Mario - La ciudad y los perros - Centro Peruano de ...

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<strong>La</strong> Ciudad y <strong>los</strong> Perros <strong>Mario</strong> <strong>Vargas</strong> <strong>L<strong>los</strong>a</strong><br />

-Muchacho - dijo el padre”. Tu madre te cree un estúpido incapaz <strong>de</strong> razonar. ¿Compren<strong>de</strong>s ahora todo<br />

el mal que te ha hecho?<br />

-Debe ser magnífico -repitió él- Magnífico.<br />

-Bueno - dijo la madre- Puesto que no hay nada que discutir, me callo. Pero conste que no me parece.<br />

-No te he pedido tu opinión - dijo el padre- Estas cosas las resuelvo yo. Simplemente te comunicaba una<br />

<strong>de</strong>cisión.<br />

<strong>La</strong> mujer se puso <strong>de</strong> pie y salió <strong>de</strong> la sala. El hombre se calmó al instante.<br />

-Tienes dos meses para prepararte -le dijo- Los exámenes <strong>de</strong>ben ser fuertes, pero como no eres bruto,<br />

<strong>los</strong> aprobarás sin dificultad. ¿No es cierto?<br />

-Estudiaré mucho -prometió él-. Haré todo lo posible por entrar.<br />

-Eso es - dijo el padre- Te inscribiré en una Aca<strong>de</strong>mia y te compraré <strong>los</strong> cuestionarios <strong>de</strong>sarrollados.<br />

Aunque me cueste mucha plata, vale la pena. Es por tu bien. Ahí te harán un hombre. Todavía estás a<br />

tiempo para corregirte.<br />

-Estoy seguro que aprobaré - dijo él- Seguro.<br />

-Bueno, ni una palabra más. ¿Estás contento? Tres años <strong>de</strong> vida militar te harán otro. Los militares<br />

saben hacer sus cosas. Te templarán el cuerpo y el espíritu. ¡Ojalá hubiera tenido yo a alguien que se<br />

preocupara <strong>de</strong> mi porvenir como yo <strong>de</strong>l tuyo!<br />

-Sí. Gracias, muchas gracias - dijo él. Y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un segundo, añadió, por primera vez: -Papá.<br />

-Hoy pue<strong>de</strong>s ir al cine <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l almuerzo - dijo el padre-. Te daré diez soles <strong>de</strong> propina...<br />

Los sábados a la Malpapeada le da la tristeza. Antes no era así. Al contrario, venía con nosotros a la<br />

campaña, correteaba y daba brincos al oír <strong>los</strong> disparos que le pasaban zumbando, y estaba en todas<br />

partes, y se excitaba más que <strong>los</strong> otros días. Pero <strong>de</strong>spués se hizo mi pata y cambió <strong>de</strong> maneras. Los<br />

sábados se ponía media rara y se prendía a mí como una lapa, y andaba pegada a mis pies, lamiéndome<br />

y mirándome con sus lagañas. Hace tiempo que me di cuenta, cada vez que regresamos <strong>de</strong> campaña y<br />

nos llevan a <strong>los</strong> baños, o sino <strong>de</strong>spués, al volver a la cuadra para ponerme el uniforme <strong>de</strong> salida, ella se<br />

mete <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la cama o se zambulle en el ropero y comienza a llorar bajito, <strong>de</strong> pena porque voy a<br />

salir. Y sigue llorando bajito cuando firmamos, y me sigue, caminando con su cabeza agachada, como un<br />

alma en pena. Se para en la puerta <strong>de</strong>l colegio, levanta su hocico y se pone a mirarme, y yo la siento<br />

cuando estoy lejos, incluso cuando estoy llegando a la avenida <strong>de</strong> las Palmeras, siento que la<br />

Malpapeada sigue en la puerta <strong>de</strong>l colegio, frente a la Prevención, mirando la carretera por don<strong>de</strong> me he<br />

ido y esperando. Eso sí, nunca ha tratado <strong>de</strong> seguirme fuera <strong>de</strong>l colegio, aunque nadie le ha dicho que<br />

se que<strong>de</strong> a<strong>de</strong>ntro, parece que fuera cosa <strong>de</strong> ella, como una penitencia, eso también es algo raro. Pero<br />

cuando regreso <strong>los</strong> domingos en la noche, ahí está la perra en la puerta, toda nerviosa, corriendo entre<br />

<strong>los</strong> ca<strong>de</strong>tes que entran y su hocico no se está quieto, se mueve y huele y yo sé que me siente <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

lejos porque la oigo que se acerca, ladrando, y apenas me ve brinca, para la cola y se tuerce todita <strong>de</strong><br />

puro contenta. Es un animal bien leal, me compa<strong>de</strong>zco <strong>de</strong> haberla machucado. No es que siempre la<br />

haya tratado bien, muchas veces la he molido sólo porque estaba <strong>de</strong>primido o jugando. Y no se pue<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>cir que la Malpapeada se enojara, más bien parecía que le gustaba, seguro creía que eran cariños.<br />

"¡Salta Malpapeada, no tengas miedo!", y la perra, arriba <strong>de</strong>l ropero, roncando y ladrando, mirando con<br />

un susto, como el perro en la punta <strong>de</strong> la escalera. "¡Salta, salta Malpapeada!" y no se <strong>de</strong>cidía hasta que<br />

yo me acercaba por <strong>de</strong>trás y un pequeño empujón y la perra cayendo con <strong>los</strong> pe<strong>los</strong> parados, rebotando<br />

en el suelo. Pero era en broma. Ni yo me compa<strong>de</strong>cía <strong>de</strong> ella, ni la Malpapeada se molestaba aunque le<br />

doliera. Pero hoy fue distinto, le di a la mala, con intención. No se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que yo tenga la culpa <strong>de</strong><br />

todo. Hay que tener en cuenta las cosas que han pasado. El pobre cholo Cava, a cualquiera se le ponen<br />

<strong>los</strong> nervios como alambres, y el Esclavo con su pedazo <strong>de</strong> plomo en la cabeza, es natural que todos<br />

estemos muñequeados. A<strong>de</strong>más no sé por qué nos hicieron poner el uniforme azul, justamente con ese<br />

sol <strong>de</strong> verano y todos estábamos transpirando y teníamos como diab<strong>los</strong> azules en la barriga. A qué hora<br />

lo traen, cómo estará, habrá cambiado con tantos días <strong>de</strong> encierro, <strong>de</strong>be haberse enflaquecido, a lo<br />

mejor lo tenían a pan y agua, metido en un cuarto todo el día, con <strong>los</strong> muñecos <strong>de</strong>l Consejo <strong>de</strong> Oficiales,<br />

salir sólo para cuadrarse ante el coronel y <strong>los</strong> capitanes, ya me imagino las preguntas, <strong>los</strong> gritos, le<br />

<strong>de</strong>ben haber sacado la mugre. Para qué, aunque serrano, se ha portado como un hombre, ni una<br />

palabra para acusar a nadie, aguantó solito el bolondrón, yo fui, yo me tiré el examen <strong>de</strong> Química, yo<br />

solito, nadie sabía, rompí el vidrio y todavía me arañé las manos, miren <strong>los</strong> rasguños. Y luego otra vez la<br />

Prevención, a esperar que el soldado le pase la comida por la ventana -ya se me ocurre qué comida, la<br />

<strong>de</strong> la tropa- y a pensar lo que le hará su padre cuando vuelva a la sierra y le diga: "me expulsaron". Su<br />

padre <strong>de</strong>be ser muy bruto, todos <strong>los</strong> serranos son muy brutos, en el colegio yo tenía un amigo que era<br />

puneño y su padre lo mandaba a veces con tremendas cicatrices <strong>de</strong> <strong>los</strong> correazos que le daba. Debe<br />

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