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MaquetaciÛn 1 - Crónicas de la Emigración

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254 Mulleres da emigración<br />

que se conserva en el Museo <strong>de</strong> Albi y el gran José Martí, que<br />

<strong>la</strong> conoce en Nueva York, le <strong>de</strong>dica algunos versos.<br />

Des<strong>de</strong> París viajo sucesivamente a <strong>la</strong> Argentina, Uruguay, Brasil,<br />

Estados Unidos, Ing<strong>la</strong>terra, Hungría, Austria, Rusia y Japón.<br />

En 1906 llego <strong>de</strong> gira por Buenos Aires, presentándose en el teatro<br />

Nacional Corrientes, con <strong>la</strong> pantomima lírica "Reve<br />

d´oinum", acompañada <strong>de</strong> Jacquienet y el bai<strong>la</strong>rín Santos. Las<br />

crónicas <strong>de</strong> <strong>la</strong> época, re<strong>la</strong>tan el colosal éxito <strong>de</strong> <strong>la</strong> Bel<strong>la</strong> Otero en<br />

Buenos Aires. Carlos Alonso, el gran dibujante gallego le <strong>de</strong>dica<br />

una serie <strong>de</strong> dibujos en <strong>la</strong> famosa revista porteña P.B.T. La otra<br />

revista <strong>de</strong> moda por aquellos años que dirigiera el otro gran dibujante<br />

gallego Xosé María Cao, le <strong>de</strong>dicara distintas paginas, para<br />

resaltar los perfiles artísticos, <strong>de</strong> nuestra afamada Carolina.<br />

Carolina se hospedo en el Hotel París, <strong>de</strong> <strong>la</strong> Avenida <strong>de</strong> Mayo.<br />

El vestíbulo <strong>de</strong>l mismo, se convirtió en una especie <strong>de</strong> "Club<br />

<strong>de</strong> Caballeros", ya que eran <strong>de</strong>cenas los hombres <strong>de</strong> <strong>la</strong> sociedad<br />

Argentina, que se acercaban para tener <strong>la</strong> oportunidad <strong>de</strong><br />

saludar o agasajar, a <strong>la</strong> "bel<strong>la</strong> Otero".<br />

Cuenta una simpática anécdota, que durante una presentación en<br />

el teatro, en medio <strong>de</strong> un publico entusiasta y rendido a sus pies,<br />

un paisano <strong>de</strong> Valga, que se encontraba en <strong>la</strong> sa<strong>la</strong>, emocionado<br />

ante su paisana ,exc<strong>la</strong>ma a viva voz, el apodo <strong>de</strong> Carolina "A<br />

Cor<strong>de</strong>irana". Días <strong>de</strong>spués, el periodista Lence, <strong>de</strong>l Correo <strong>de</strong><br />

Galicia, redacta una crónica don<strong>de</strong> le recuerda a Carolina, su origen<br />

y su pueblo natal. Cuentan que esta famosa crónica, mucho<br />

hizo llorar a Carolina, ya que por cuestiones profesionales ocultaba<br />

su origen gallego en lo mas profundo <strong>de</strong> su ser.<br />

A los 45 años en pleno auge artístico <strong>la</strong> Otero se retira profesionalmente<br />

a vivir plácidamente a Niza. Será recién en esta etapa<br />

don<strong>de</strong> comienzan a reconocerle su talento <strong>de</strong> actriz, siéndole<br />

solicitada en varias oportunida<strong>de</strong>s, para que actuara en <strong>la</strong> Opera<br />

Cómica <strong>de</strong> París, negándose sistemáticamente a volver al teatro.<br />

Cuando Carolina abandona para siempre el espectáculo y ya<br />

no necesita <strong>de</strong> su "Falso andalucismo", dicen que volvió sus<br />

ojos nuevamente a su Galicia natal.<br />

Cuenta en una entrevista, el sacerdote gallego Delgado Capeans,<br />

que en un casual viaje en tren, por <strong>la</strong> Costa Azul, coinci<strong>de</strong> en el<br />

mismo vagón con Carolina. Esta ya anciana, al enterarse <strong>de</strong> que<br />

el cura era paisano, le suplicaba que le hable en gallego. Y<br />

entonces el religioso le hablo en su lengua, "La Bel<strong>la</strong> Otero"nos<br />

dice el interlocutor "me escucha con emoción; su corazón<br />

rejuvenecía, su alma evocaba dulces recuerdos <strong>de</strong> sus primeros<br />

años. Era <strong>la</strong> voz <strong>de</strong> dios que le hab<strong>la</strong>ba en esta encrucijada <strong>de</strong>l<br />

camino, <strong>de</strong> sus ojos brotaron lágrimas tan dulces como nunca <strong>la</strong>s<br />

había <strong>de</strong>rramado. Padre, llegamos a <strong>la</strong> estación don<strong>de</strong> tengo que

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