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JORGE LUIS BORGES - Textos on line

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Los dioses hacen c<strong>on</strong> árboles la primer pareja humana. La sibila ve después el fresno Yggdrasill. Nadie<br />

c<strong>on</strong>oce las raíces y la copa se extiende sobre la tierra. En el tr<strong>on</strong>co hay una sala d<strong>on</strong>de están las tres<br />

Parcas, las Nornas; ese árbol, en otros cantos de la Edda Mayor, es una suerte de mapamundi mitológico;<br />

bajo una raíz está el mundo de los muertos; bajo una segunda, el mundo de los gigantes; bajo una tercera,<br />

el mundo de los hombres. En la copa hay un gallo de oro, o un águila, o un águila c<strong>on</strong> un halcón entre los<br />

ojos. Bajo la raíz hay una serpiente; una ardilla trata de enemistarla c<strong>on</strong> el águila y corre de arriba abajo<br />

llevando chismes; estos pormenores decorativos o paródicos s<strong>on</strong> posteriores. La sibila ve batallas y guerras<br />

en que s<strong>on</strong> vencedores los dioses, pero al fin de los días llega «un tiempo de hachas, un tiempo de<br />

espadas» y también «un tiempo de tempestades, tiempo de lobos». Antes, un gallo c<strong>on</strong> la cresta de oro<br />

(Gullinkambi) ha despertado a los héroes; otro, del color de la herrumbre, a los muertos; otro, a los gigantes.<br />

Este es el Crepúsculo de los Dioses (Ragnarök). Fenrir, lobo amordazado por una espada, rompe su<br />

milenaria prisión y devora a Odín. Zarpa la nave Naglfar, hecha de uñas de los muertos. (En la Snorra Edda<br />

se lee: «no hay que permitir que alguien muera c<strong>on</strong> las uñas sin cortar, pues quien lo olvida apresura la<br />

c<strong>on</strong>strucción de la nave Naglfar, temida por los dioses y por los hombres».) La serpiente mundial<br />

(Midgardsorm) que, hundida en el mar, rodea, mordiéndose la cola, la tierra, lucha c<strong>on</strong> Thor, que al fin le da<br />

muerte. Los dioses combaten c<strong>on</strong>tra los gigantes glaciales. Los gigantes quieren escalar el cielo, subiendo<br />

por el arco iris, que se rompe. El sol se oscurece, la tierra se anega en el mar, del firmamento caen las claras<br />

estrellas.<br />

La sibila hace un esfuerzo último y ve la tierra que resurge y los dioses que vuelven a la pradera, como al<br />

principio, y encuentran las piezas de ajedrez en el pasto y hablan de las batallas que fuer<strong>on</strong>.<br />

En esta prodigiosa visión de la historia universal se trata de los orígenes y del fin; nada se dice del presente,<br />

ni de la suerte de los hombres. Dame Bertha Phillpotts c<strong>on</strong>jetura que la sibila, arrebatada por los trágicos<br />

esplendores de la batalla de los dioses y de los gigantes, ha olvidado la humanidad y su propio destino. En<br />

el venturoso fin se ha creído ver el influjo del cristianismo; quizá los germanos primitivos creyer<strong>on</strong> que el<br />

universo acabaría mal. El pasaje sugiere una repetición cíclica de la historia; el c<strong>on</strong>cepto de un universo que<br />

se desenvuelve en ciclos análogos y ascendentes es típico de las cosmog<strong>on</strong>ías de Indostán; el c<strong>on</strong>cepto de<br />

un universo que se desenvuelve en ciclos idénticos y en el que infinitamente renacen los mismos individuos<br />

y cumplen un mismo destino fue doctrina de los pitagóricos y de los estoicos.<br />

Otro famoso m<strong>on</strong>ólogo de la Edda Mayor es la Havamal, serie de sentencias de Odín, sacadas de cinco o<br />

seis fuentes distintas. Algunas s<strong>on</strong> de índole popular y enseñan astucia; otras exhortan a la virtud:<br />

«Muere el ganado, mueren los parientes, uno mismo muere; hay una sola cosa que no muere: la buena<br />

fama del muerto.»<br />

De muy distinto carácter s<strong>on</strong> las estrofas (138-141) en que refiere el dios cómo fue sacrificado a sí mismo<br />

para descubrir las runas y la sabiduría encerrada en ellas:<br />

«Sé que pendí del árbol que movía el viento, durante nueve noches: herido de lanza, sacrificado a Odín, yo<br />

mismo a mí mismo: sobre el árbol de raíces desc<strong>on</strong>ocidas.<br />

»No me dier<strong>on</strong> un cuerno para beber, no me dier<strong>on</strong> pan. Miré hacia abajo, recogí las runas; gimiendo las<br />

recogí, caí al suelo.<br />

»Nueve canci<strong>on</strong>es mágicas aprendí del famoso hijo de Bolthorn, padre de Bezla, y bebí la hidromiel.<br />

»En mí crecier<strong>on</strong> la sabiduría y el c<strong>on</strong>ocimiento; medré y me sentí bien; una palabra y la siguiente me dier<strong>on</strong><br />

la tercera; un acto y el siguiente, el tercero.»<br />

Una divinidad que se sacrifica, una divinidad herida de lanza y pendiente de un árbol, sugiere<br />

invenciblemente a Jesús; también es lícito c<strong>on</strong>jeturar que ambos mitos, el cristiano y el nórdico, tienen una<br />

fuente común. Se sabe que era costumbre sacrificar caballos y hasta hombres a Odín; los colgaban de un<br />

árbol y los atravesaban c<strong>on</strong> una lanza. Quizá el poema refleja de algún modo una cerem<strong>on</strong>ia de iniciación;<br />

quienes morían, verdadera o figurativamente, como Odín, se c<strong>on</strong>vertían en Odín. En las mitologías<br />

germánicas, Odín corresp<strong>on</strong>dería a Jehová o a Júpiter, si bien los romanos, guiados por el ejemplo de<br />

Tácito, lo hicier<strong>on</strong> corresp<strong>on</strong>der a Mercurio, y así, en inglés, el día de Mercurio, el miércoles, se llama<br />

Wednesday, Woden's day, día de Odín. La asimilación de Odín a Mercurio se justifica por la astucia de<br />

aquél.<br />

La pieza que se titula Baldrs draumar (Los sueños de Balder) tiene en su forma alguna afinidad c<strong>on</strong> la<br />

Voluspa. Balder, hijo de Odín y de Frigg, ha soñado sueños atroces; Odín m<strong>on</strong>ta en su caballo moro<br />

Sleipnir, que tiene ocho patas, y desciende al infierno. Un perro ensangrentado le sale al encuentro; Odín<br />

llega a una puerta que está del lado del p<strong>on</strong>iente y dice unas palabras mágicas. En el f<strong>on</strong>do de un túmulo se

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