JORGE LUIS BORGES - Textos on line
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Caedm<strong>on</strong> debe su fama, que será perdurable, a raz<strong>on</strong>es ajenas al goce estético. La Gesta de Beowulf es<br />
anónima; Caedm<strong>on</strong>, en cambio, es el primer poeta anglosajón, por c<strong>on</strong>siguiente inglés, cuyo nombre se ha<br />
c<strong>on</strong>servado, En el Exodo y en las Suertes de los Apóstoles, la nomenclatura es cristiana, pero el sentimiento<br />
es gentil; Caedm<strong>on</strong> es el primer poeta sajón de espíritu cristiano. A estas raz<strong>on</strong>es hay que agregar la curiosa<br />
historia de Caedm<strong>on</strong>, tal como la refiere Beda el Venerable en el cuarto libro de su Historia Eclesiástica:<br />
«En el m<strong>on</strong>asterio de esta abadesa (la abadesa Hild de Stre<strong>on</strong>eshalh) hubo un hermano h<strong>on</strong>rado por la<br />
gracia divina, porque solía hacer canci<strong>on</strong>es que incitaban a la piedad y a la religión. Todo lo que aprendía de<br />
hombres versados en las sagradas escrituras lo vertía en lenguaje poético c<strong>on</strong> la mayor dulzura y fervor.<br />
Muchos, en Inglaterra, lo imitar<strong>on</strong> en la composición de cantos religiosos. El ejercicio del canto no le había<br />
sido enseñado por los hombres o por medios humanos; había recibido ayuda divina y su facultad de cantar<br />
procedía directamente de Dios. Por eso no compuso jamas canci<strong>on</strong>es engañosas y ociosas. Este hombre<br />
había vivido en el mundo hasta alcanzar una avanzada edad y nada había sabido de versos. Solía c<strong>on</strong>currir<br />
a fiestas d<strong>on</strong>de se había dispuesto, para fomentar la alegría, que todos cantaran por turno acompañándose<br />
c<strong>on</strong> el arpa, y cuantas veces el arpa se le acercaba, Caedm<strong>on</strong> se levantaba c<strong>on</strong> vergüenza y se encaminaba<br />
a su casa: Una de esas veces dejó la casa del festín y fue a los establos, porque le habían encomendado<br />
esa noche el cuidado de los caballos. Durmió y en el sueño vio un hombre que le ordenó: «Caedm<strong>on</strong>,<br />
cántame alguna cosa.» Caedm<strong>on</strong> c<strong>on</strong>testó y dijo: «No sé cantar y por eso he dejado el festín y he venido a<br />
acostarme.» El que le habló le dijo: «Cantarás.» Ent<strong>on</strong>ces dijo Caedm<strong>on</strong>: «¿Qué puedo yo cantar?» La<br />
respuesta fue: «Cántame el origen de todas las cosas.» Y Caedm<strong>on</strong> cantó versos y palabras que no había<br />
oído nunca, en este orden: «Alabemos ahora al guardián del reino celestial, el poder del Creador y el<br />
c<strong>on</strong>sejo de su mente, las obras del glorioso Padre; como El, Dios eterno, originó cada maravilla. Hizo<br />
primero el cielo como techo para los hijos de la tierra; luego hizo, todopoderoso, la tierra para dar un suelo a<br />
los hombres.» Al despertar guardaba en la memoria todo lo cantado en el sueño. A estas palabras agregó<br />
muchas otras, en el mismo estilo, dignas de Dios.»<br />
Beda refiere que la abadesa dispuso que los religiosos examinaran la nueva capacidad de Caedm<strong>on</strong>, y, una<br />
vez demostrado que el d<strong>on</strong> poético le había sido c<strong>on</strong>ferido por Dios, le instó a entrar en la comunidad.<br />
«Cantó la creación del mundo, el origen del hombre, toda la historia de Israel, el éxodo de Egipto y la<br />
entrada en la tierra prometida, la encarnación, pasión y resurrección de Cristo, su ascensión al cielo, la<br />
llegada del Espíritu Santo y la enseñanza de los apóstoles. También cantó el terror del Juicio Final, los<br />
horrores del infierno y las bienaventuranzas del cielo.» El historiador agrega que Caedm<strong>on</strong>, años después,<br />
profetizó la hora en que iba a morir y la esperó durmiendo. Dios, o un angel de Dios, le había enseñado a<br />
cantar; nada podía temer Caedm<strong>on</strong>.<br />
La inspiración <strong>on</strong>írica de Caedm<strong>on</strong> ha sido puesta en duda; recordemos, sin embargo, el caso de<br />
Stevens<strong>on</strong>, que recibió, en un sueño febril, después de una hemorragia, el argumento de Jekyll y Hyde.<br />
Stevens<strong>on</strong> quería escribir un cuento sobre un hombre que fuera dos, sobre una división de la pers<strong>on</strong>alidad;<br />
un sueño le dio la forma que buscaba. Más extraño aún es el caso del poeta Samuel Coleridge. Este<br />
compuso en sueños el famoso poema Kubla Khan (1816), inspirado por la descripción de un palacio que<br />
hizo c<strong>on</strong>struir aquel emperador chino que hospedó a Marco Polo. Resultó después que el plano del palacio<br />
le había sido revelado en un sueño al emperador. Esta última noticia está registrada en una historia universal<br />
redactada en Persia a principios del siglo XIV y no vertida a idioma alguno occidental, sino después de la<br />
muerte de Coleridge.<br />
*BEDA EL VENERABLE 61<br />
***<br />
61 Literaturas germánicas medievales, J.L.B. y María Esther<br />
Vásquez, 1966