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JORGE LUIS BORGES - Textos on line

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derruyesen y luego compusier<strong>on</strong> elegías para deplorar esas ruinas. En este poema las referencias a los<br />

baños termales sugieren que su composición fue inspirada por la ciudad de Bath. El texto, cuyo autor es<br />

desc<strong>on</strong>ocido, es como se describe a c<strong>on</strong>tinuación: «Maravilloso es este muro de piedra; roto por el destino,<br />

los castillos están resquebrajados; la obra de los gigantes se desmor<strong>on</strong>a. Han caído los techos, en ruinas<br />

están las torres, los port<strong>on</strong>es caídos, heladas las paredes, quebrados los techos, sueltos, inútiles, socavados<br />

por el tiempo. El apretón de la tierra, el firme apretón del sepulcro, sujeta a sus c<strong>on</strong>structores y dueños;<br />

están perdidos. Hasta ahora cien generaci<strong>on</strong>es de hombres han muerto. Esta pared, gris liquen y manchada<br />

de rojo, incólume bajo las tempestades, ha sobrevivido reino tras reino... resplandecientes eran los castillos,<br />

muchas las piletas, altas las torres numerosas, grande el tumulto de los hombres, muchas las salas llenas de<br />

alegrías humanas, hasta que el fuerte destino los derribó. Cayer<strong>on</strong> las murallas; días de pestilencia<br />

sobrevivier<strong>on</strong> en soledades, la ciudad se desmor<strong>on</strong>ó. Vacío está el patio; de los rojos arcos han caído las<br />

tejas... Hombres de alegre corazón y relucientes de oro, adornados de esplendores, alentados por el vino y<br />

soberbios, brillaban en sus armaduras y miraban tesoros, plata, piedras preciosas, riquezas, posesi<strong>on</strong>es, y<br />

este claro castillo del ancho reino. Aquí están los patios de piedra; aquí el vapor surgía en un amplio chorro;<br />

el muro encerraba todo en su daro seno; cálidos en el centro eran los baños; grande era aquello...»<br />

Otros poemas hay que tienen un propósito mágico. Uno está destinado a exorcizar un brusco dolor, como si<br />

éste fuera una espina o una lanza minúscula que hubiera penetrado en el cuerpo. El texto habla de fuertes<br />

mujeres que arrojan lanzas; se trata de brujas, degeneración cristiana de las Valquirias que elegían en el<br />

campo de batalla a los muertos para llevarlos al paraíso de Odín: «Res<strong>on</strong>antes eran, sí, res<strong>on</strong>antes, cuando<br />

cabalgaban sobre la tierra; y resueltas, al cabalgar sobre las m<strong>on</strong>tañas.» Pr<strong>on</strong>unciado por el exorcista el<br />

último verso, el dolor debe dejar al hombre y huir a las m<strong>on</strong>tañas. Otro poema se dirige a un enano, que<br />

puede ser símbolo de una enfermedad c<strong>on</strong>vulsiva; otro debe ser recitado antes de emprender un viaje; otro<br />

sirve para enc<strong>on</strong>trar animales perdidos; otro para que la tierra sea fértil. En los últimos hay intercalaci<strong>on</strong>es<br />

cristianas. Se lee, por ejemplo: «Que Mateo sea mi yelmo, Marcos mi coraza, Lucas mi espada, de brillante<br />

filo, Juan mi escudo, bello de gloria, ángel de los que viajan.» También hay nombres de divinidades<br />

paganas; se habla de Woden (Wotan), cuyo nombre escandinavo es Odín.<br />

*SUEÑO O VISION DE LA CRUZ 58<br />

***<br />

A Cynewulf, que firmaba sus composici<strong>on</strong>es c<strong>on</strong> letras rúnicas intercaladas de curioso modo en el texto, ha<br />

sido atribuida, sin mayor certidumbre, la Visión o sueño de la Cruz. Los versos iniciales están grabados en la<br />

famosa cruz de Ruthwell, en Escocia. El poeta, en la silenciosa medianoche, ve en el cielo la cruz, adornada<br />

de vestiduras, recubierta de oro y de joyas, y luego manchada de sangre y luego recubierta otra vez de<br />

joyas. Finalmente, «el más claro de los árboles» habla y cuenta su historia, como hablará, siglos después, la<br />

puerta del infierno en el poema dantesco. La cruz, como quien se p<strong>on</strong>e a juntar memorias lejanas, refiere la<br />

Pasión del Señor. «Esto ocurrió hace muchos años; todavía lo recuerdo. Me desarraigar<strong>on</strong> en el lindero del<br />

bosque; ahí se apoderar<strong>on</strong> de mí fuertes enemigos.» Cuenta que la erigier<strong>on</strong> en el Gólgota y pide perdón<br />

por no haber caído sobre los enemigos del Señor; Dios lo prohibía. Hasta ese momento el poeta ha usado<br />

las palabras árbol, árbol de la victoria, horca, patíbulo, pero cuando la cruz se siente abrazada por «el joven<br />

guerrero, que era Dios Todopoderoso», oímos por primera vez la palabra cruz: «Cruz fui erigida.» La cruz<br />

comparte la Pasión de Jesús; siente el dolor de los oscuros clavos y la sangre del Hombre en su madera.<br />

Como en los versos de San Juan de la Cruz, hay algo místico y erótico en este extraordinario poema; la<br />

Cruz es de algún modo la esposa de Cristo y tiembla cuando siente su abrazo. Llegan luego los apóstoles,<br />

que están descritos como guerreros, «tristes en el atardecer».<br />

La tradición de la poesía germánica era fundamentalmente épica; la originalidad del desc<strong>on</strong>ocido que<br />

compuso la Visión de la Cruz es el empleo de esa tradición para el momento más dramático y alto de la fe<br />

cristiana. Anotemos también la curiosa idea de que sea la cruz la que refiere la Pasión de Jesús.<br />

58 Literaturas germánicas medievales, J.L.B. y María Esther<br />

Vásquez, 1966

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