JORGE LUIS BORGES - Textos on line
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Los teñidores de los dientes del lobo<br />
Prodigar<strong>on</strong> la sangre del cisne rojo.<br />
El balcón del rocío de la espada<br />
Se alimentó c<strong>on</strong> héroes en la llanura.<br />
Serpientes de la luna de los piratas<br />
Cumplier<strong>on</strong> la voluntad de los Hierros.<br />
Versos como el tercero y el quinto, deparan una satisfacción casi orgánica. Lo que procuran trasmitir es<br />
indiferente, lo que sugieren nulo. No invitan a soñar, no provocan imágenes o pasi<strong>on</strong>es; no s<strong>on</strong> un punto de<br />
partida, s<strong>on</strong> términos. El agrado -el suficiente y mínimo agrado- está en su variedad, en el heterogéneo<br />
c<strong>on</strong>tacto de sus palabras 103 . Es posible que así lo comprendieran los inventores y que su carácter de<br />
símbolos fuera un mero soborno a la inteligencia. Los Hierros s<strong>on</strong> los dioses: la luna de los piratas, el<br />
escudo; su serpiente, la lanza; rocío de la espada, la sangre; su halcón, el cuervo; cisne rojo, todo pájaro<br />
ensangrentado; carne del cisne rojo, los muertos; los teñidores de los dientes del lobo, los guerreros felices.<br />
La reflexión repudia esas c<strong>on</strong>versi<strong>on</strong>es. Luna de los piratas no es la definición más necesaria que reclama el<br />
escudo. Eso es indiscutible, pero no lo es menos el hecho de que luna de los piratas es una fórmula que no<br />
se deja reemplazar por escudo, sin pérdida total. Reducir cada kenning a una palabra no es despejar<br />
incógnitas: es anular el poema.<br />
Baltasar Gracián y Morales, de la Sociedad de Jesús, tiene en su c<strong>on</strong>tra unas laboriosas perífrasis, de<br />
mecanismo parecido o idéntico al de las kenningar. El tema era el estío o la aurora. Ln vez de prop<strong>on</strong>erlas<br />
directamente las fue justificando y coordinando c<strong>on</strong> recelo culpable. He aquí el producto melancólico de ese<br />
afán:<br />
Después que en el celeste Anfiteatro<br />
El jinete del día<br />
Sobre Flegel<strong>on</strong>te toreó valiente<br />
Al luminoso Toro<br />
Vibrando por rej<strong>on</strong>es rayos de oro,<br />
Aplaudiendo sus suertes<br />
El hermoso espectáculo de Estrellas<br />
-Turba de damas bellas<br />
Que a gozar de su talle, alegre mora<br />
Encima los balc<strong>on</strong>es de la Aurora-;<br />
Después que en singular metamorfosis<br />
103 Busco el equivalente clásico de ese agrado, el equivalente<br />
que el más insobornable de mis lectores no querrá invalidar. Doy<br />
c<strong>on</strong> el insigne s<strong>on</strong>eto de Quevedo al duque de Osuna, horrendo en<br />
galeras y naves e infantería armada. Es fácil comprobar que en tal<br />
s<strong>on</strong>eto la espléndida eficacia del dístico<br />
Su Tumba s<strong>on</strong> de Flandes las Campañas<br />
Y su Epitafio la sangrienta Luna<br />
es anterior a toda interpretación y no depende de ella. Digo lo<br />
mismo de la subsiguiente expresión: el llanto militar, cuyo<br />
«sentido» no es discutible, pero sí baladí: el llanto de los<br />
militares. En cuanto a la sangrienta Luna, mejor es ignorar que se<br />
trata del símbolo de los turcos, eclipsado por no sé qué<br />
piraterías de d<strong>on</strong> Pedro Téllez Girón.