JORGE LUIS BORGES - Textos on line
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águila que tiene su asiento en las ramas del fresno Yggdrasil se coloca, para mayor inverosimilitud, un<br />
halcón que se llama Vethrfölnir. Thórr, el terrible Thórr, el war-god que cantará L<strong>on</strong>gfellow, nos es mostrado<br />
por Snorri como una suerte de pers<strong>on</strong>aje cómico, embaucado siempre por los gigantes y a quien no se le<br />
ocurre otra cosa que asestar martillazos. Es verdad que la relación del germano y de sus deidades parece<br />
no haber sido reverencial; se hablaba de un amigo de Odín y no de un devoto de Odín. El paganismo no<br />
tuvo misi<strong>on</strong>eros; tampoco tuvo mártires. En la última página de este libro el castillo de los Aesir desaparece y<br />
el rey se queda solo en la llanura, como para acentuar lo fantasmagórico de todo lo anterior. Gylfaginning<br />
quiere decir Alucinación de Gylfi; el título ya sugiere un engaño.<br />
Hay escenas de admirable delicadeza, señalemos aquel momento en que muerto Baldr las divinidades se<br />
miran y no saben qué hacer. Los visigodos que ocupar<strong>on</strong> España a principios del siglo quinto creían que su<br />
estirpe era escandinava. Así lo afirma el historiador Jordanes en la obra De Rebus Geticis; así lo reitera<br />
Diego de Saavedra Fajardo en su Cor<strong>on</strong>a Gótica. Aunque profesasen la fe cristiana, recordarían algunas de<br />
las fábulas mágicas que ahora vuelven a España en este libro.<br />
*LA HEIMSKRINGLA<br />
Literaturas germánicas medievales, J.L.B. y María Esther Vásquez, 1966<br />
***<br />
Saxo Gramático, historiador y poeta dinamarqués del siglo XII, escribió en su Gesta Danorum que «a los<br />
hombres de Thule (Islandia) les deleita aprender y registrar la historia de todos los pueblos y no les parece<br />
menos glorioso publicar las excelencias ajenas que las propias». Hemos hablado de Ari, padre de la historia<br />
de Islandia; su c<strong>on</strong>temporáneo Saemund Sigfuss<strong>on</strong> (1056-1131) escribió, probablemente en latín, un Libro<br />
de los Reyes, alabado por la precisión de su cr<strong>on</strong>ología. Esta obra se ha perdido; Saemund, a quien<br />
erróneamente se atribuyó la Edda Poética (a veces llamada Saemundar Edda), fue un teólogo tan sabio que<br />
logró fama póstuma de hechicero, como el franciscano Roger Bac<strong>on</strong> en Inglaterra. Eirik Odds<strong>on</strong>, a mediados<br />
del siglo XII, compuso también una historia de los reyes noruegos, de la que sobreviven fragmentos; algún<br />
tiempo después, Karl J<strong>on</strong>ss<strong>on</strong>, abad del m<strong>on</strong>asterio de Thingeyrar, en el norte de Islandia, escribió una<br />
Saga de Sverrir, Sverrissaga, dictada o revisada por el mismo Sverrir. De Olaf Tryggvass<strong>on</strong> se escribier<strong>on</strong><br />
dos biografías en latín, de las que se ha salvado algún trozo. Otra obra histórica, valiosa por los versos y<br />
composici<strong>on</strong>es que cita, es la que lleva el nombre de Fagrskinna (Piel Hermosa), así llamada por la<br />
encuadernación elegante de uno de los dos ejemplares que se c<strong>on</strong>servaban en el siglo XVII y que<br />
perecier<strong>on</strong> en un incendio. Otra compilación semejante lleva el nombre de Morkinskinna (Piel Enmohecida) e<br />
incluye biografías de Magnus Olafs<strong>on</strong>, que fue rey de Noruega y de Dinamarca; de Harald Hardrada, Harald<br />
el Despiadado, que se batió en Italia, en Sicilia y en Oriente; de Magnus Berfoett, Magnus Pie Desnudo, que<br />
cayó en una celada que le tendier<strong>on</strong> cerca de Dublín; y de Sigurd Jorsalafari (Sigurd el Peregrino, Sigurd el<br />
Viajero a Jerusalén), que guerreó c<strong>on</strong>tra los árabes españoles y murió loco. Estos trabajos históricos, ahora<br />
perdidos o insignificantes, preparar<strong>on</strong> la Heimskringla de Snorri, que es una de las obras capitales de la<br />
literatura.<br />
Carlyle, hacia 1875, anotó: «Los islandeses, en su largo invierno, eran muy afici<strong>on</strong>ados a escribir, y fuer<strong>on</strong>,<br />
y todavía s<strong>on</strong>, dice Dahlmann, excelentes calígrafos. A esta circunstancia debemos lo que perdura de la<br />
historia de los reyes del norte y de sus antiguas tragedias, crímenes y heroísmos. Los islandeses, parece, no<br />
sólo dibujaban hermosas letras en su papel o pergamino, sino que eran laudablemente observadores y<br />
deseosos de precisión, y nos han dejado una serie de relatos, sagas, incomparables por su cantidad y<br />
calidad entre naci<strong>on</strong>es rudas; la Historia de los Reyes del Norte de Snorri Sturlus<strong>on</strong> está c<strong>on</strong>struida sobre<br />
esas viejas sagas, y tiene mucho fuego poético y mucha discriminación en su tarea de examinar y de<br />
cotejar; bien editada, provista de mapas exactos, de resúmenes cr<strong>on</strong>ológicos, etc., podría c<strong>on</strong>siderarse uno<br />
de los grandes libros históricos de la tierra.» En otro lugar, Carlyle alaba «la grandeza patética, la simplicidad<br />
y la ruda nobleza de Snorri; algo épico u homérico, sin el metro o la melodía de Homero, pero c<strong>on</strong> toda su<br />
sinceridad y áspera fidelidad, y c<strong>on</strong> mucha más veneración, devoción, reverencia por lo que siempre es Alto<br />
en este Universo que la que pueden darnos aquellos viejos rapsodas griegos». Carlyle, como se ve, p<strong>on</strong>deró<br />
fervorosamente a Snorri, pero lo redujo a las proporci<strong>on</strong>es de un hombre bueno y rudo; no vio su ir<strong>on</strong>ía, su<br />
tolerancia, su tranquila complejidad de hombre civilizado.