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JORGE LUIS BORGES - Textos on line

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La obra entera es dramática; de los centenares de escenas vívidas que registran sus páginas, quizá la más<br />

admirable es un diálogo antes de una batalla. He aquí la situación: Tostig, hermano del rey sajón de<br />

Inglaterra. Harold hijo de Jodwin, codiciaba el poder y se alió c<strong>on</strong> Harald Hardrada, rey de Noruega. C<strong>on</strong> un<br />

ejército noruego desembarcar<strong>on</strong> en la costa oriental y rindier<strong>on</strong> el castillo de Jorvik (York). Al sur de Jorvik<br />

los enfrentó el ejército sajón. El texto prosigue:<br />

«Veinte jinetes se allegar<strong>on</strong> a las filas del invasor; los hombres, y también los caballos, estaban revestidos<br />

de hierro; uno de los jinetes gritó:<br />

-¿Está aquí el c<strong>on</strong>de Tostig?<br />

-No niego estar aquí -dijo el c<strong>on</strong>de.<br />

-Si verdaderamente eres Tostig -dijo el jinete-, vengo a decirte que tu hermano te ofrece su perdón y una<br />

tercera parte del reino.<br />

-Si acepto -dijo Tostig-, ¿qué dará el rey a Harald Hardrada?<br />

No se ha olvidado de él -c<strong>on</strong>testó el jinete-, le dará seis pies de tierra inglesa y, ya que es tan alto, uno más.<br />

-Ent<strong>on</strong>ces -dijo Tostig-, dile a tu rey que pelearemos hasta morir.<br />

Los jinetes se fuer<strong>on</strong>. Harald Hardrada preguntó, pensativo:<br />

-¿Quién era ese caballero que habló tan bien?<br />

El c<strong>on</strong>de resp<strong>on</strong>dió:<br />

-Harold, rey de Inglaterra.»<br />

Antes que declinara el sol de ese día, el ejército noruego fue derrotado. Harald Hardrada pereció en la<br />

batalla y también el c<strong>on</strong>de.<br />

Detrás del t<strong>on</strong>o épico de las palabras, hay un delicado juego psicológico. Harold finge no rec<strong>on</strong>ocer a su<br />

hermano, para que éste, a su vez, advierta que no debe rec<strong>on</strong>ocerlo; Tostig no lo traici<strong>on</strong>a, pero tampoco<br />

traici<strong>on</strong>a a su aliado; Harold, dispuesto a perd<strong>on</strong>ar a su hermano, pero no a tolerar la intromisión del rey de<br />

Noruega, obra de una manera muy comprensible. A esto se agrega la destreza literaria de la c<strong>on</strong>testación:<br />

dar una tercera parte del reino, dar seis pies de tierra inglesa. Una sola cosa hay más admirable que esta<br />

c<strong>on</strong>testación: la circunstancia de que sea un noruego que la haya perpetuado. Es como si un cartaginés nos<br />

hubiera legado la memoria de la hazaña de Régulo.<br />

Snorri Sturlus<strong>on</strong> cuenta el fin de la historia: vencidos los noruegos, noticias le llegan a Harold de otra<br />

invasión; un ejército normando ha desembarcado en el sur de Inglaterra. Harold sale a su encuentro; es<br />

derrotado y muere en la acción de Hastings. Más allá de las páginas de la Heimskringla, hay un hecho que a<br />

Snorri le hubiera gustado c<strong>on</strong>tar: el cadáver del rey fue identificado por una mujer que lo había amado, Edith<br />

Cuello de Cisne, Edith Swaneshals. Enrique Heine ha cantado el episodio en su Romancero.<br />

Entusiasmados por la lectura de Snorri, algunos literatos del siglo XIX (Carlyle, Agustín Thierry, Lytt<strong>on</strong><br />

Bulwer, Tennys<strong>on</strong>) han reescrito fastuosamente las sobrias páginas del historiador islandés, adornándolas<br />

de paisajes, de interjecci<strong>on</strong>es, de sabor arcaico y de énfasis, c<strong>on</strong> la ambiciosa esperanza de mejorarlas. Han<br />

corrido la suerte de quienes han tratado de reescribir la Sagrada Escritura.<br />

*AFIRMACION DE SNORRI STURLUSON 122<br />

***<br />

La cultura germánica logra su plenitud en la cultura que, al favor de la libertad, del exilio y de la nostalgia, se<br />

produjo en Islandia; la cultura de Islandia logra su plenitud en la heterogénea obra de Snorri.<br />

Carlyle, en su alabanza de Snorri, lo califica de homérico; esta calificación, a nuestro entender, comporta un<br />

error. C<strong>on</strong> o sin justificación histórica, el nombre de Homero sugiere siempre algo parecido a una aurora,<br />

algo que surge; tal no es el caso de Snorri Sturlus<strong>on</strong>, que resume y cor<strong>on</strong>a a un largo proceso anterior. Lo<br />

adecuado sería compararlo c<strong>on</strong> Tucídides, que también aplicó a la historia una tradición literaria. En los<br />

discursos que Tucídides intercaló en su Guerra del Pelop<strong>on</strong>eso influyó, como es sabido, el ejemplo de la<br />

épica y del teatro; en el estilo de la Heimskringla influyer<strong>on</strong> las sagas.<br />

122 Literaturas germánicas medievales, J.L.B. y María Esther<br />

Vásquez, 1966

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