JORGE LUIS BORGES - Textos on line
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Estoy acostado, no duermo,<br />
El deseo me destruye».<br />
Ahora esta danza, que era ejecutada por bailarines enmascarados:<br />
«¡Los cascos del unicornio!<br />
Se agolpan los hombres del duque.<br />
¡Ay del unicornio!<br />
¡El cuerno del unicornio!<br />
Se agolpan los hijos del duque.<br />
¡Ay del unicornio!».<br />
*CHUANG TZU 12<br />
***<br />
En el venturoso decurso de los Pickwick Papers, Dickens quiso dar una idea de complicación y de tedio, y<br />
habló de «metafísica china». La c<strong>on</strong>junción es eficaz y aun vertiginosa: nadie ignora que la metafísica es<br />
intrincada; todos sup<strong>on</strong>en que la metafísica china lo es abusivamente, siquiera por c<strong>on</strong>taminación de la<br />
arquitectura y de la «incomprensible» escritura. La realidad -juzgo por los libros de Forke, de Wilheim, de<br />
Herbert Giles, de Waley- no corrobora esa intuición. El remoto Chuang Tzu (aun a través del idioma<br />
spenceriano de Giles; aun a través del dialecto hegeliano de Wilhelm) está más cerca de nosotros, de mí,<br />
que los protag<strong>on</strong>istas del neotomismo y del materialismo dialéctico. Los problemas que trata s<strong>on</strong> los<br />
elementales, los esenciales, los que inspirar<strong>on</strong> la gloriosa especulación de los hombres de las ciudades<br />
jónicas y de Elea.<br />
No en vano he recordado esas perdurables sombras helénicas. Las coincidencias s<strong>on</strong> indiscutibles y<br />
muchas. Platón, en el Parménides, arguye que la existencia de la unidad comporta la existencia del infinito;<br />
porque si lo uno existe, lo uno participa del ser; por c<strong>on</strong>siguiente, hay dos partes en él que s<strong>on</strong> el ser y lo<br />
uno, pero cada una de esas partes es una y es, de suerte que se desdobla en otras dos, que también se<br />
desdoblan en otras dos: infinitamente. Chuang Tzu (Three ways of thought in ancient China, página 25)<br />
recurre al mismo interminable regressus c<strong>on</strong>tra los m<strong>on</strong>istas que declaraban que las Diez Mil Cosas (el<br />
Universo) s<strong>on</strong> una sola. Por lo pr<strong>on</strong>to -arguye Chuang Tzu- la unidad cósmica y la declaración de esa unidad<br />
ya s<strong>on</strong> dos cosas; esas dos y la declaración de su dualidad ya s<strong>on</strong> tres; esas tres y la declaración de su<br />
trinidad ya s<strong>on</strong> cuatro, y así infinitamente... Otra coincidencia notoria es la de Zenón de Elea y Hui Tzu.<br />
Aquél, en alguna de sus paradojas, dice que no es posible llegar al punto final de una pista, pues antes hay<br />
que atravesar un punto intermedio, y antes otro punto intermedio, y antes otro punto intermedio 13 ; Hui Tzu<br />
raz<strong>on</strong>a que una vara, de la que cortan la mitad cada día, es interminable.<br />
De los tres pensadores cuyas doctrinas declara este volumen -Chuang Tzu, Mencio, Han Fei Tzu- el más<br />
vívido es el primero. Mencio predicó la Compasión, lo cual es poco estimulante; Han Fei Tzu (según Waley)<br />
fue un precursor puntual de Adolf Hitler, pero es triste negar al Pasado el privilegio inapreciable de no<br />
c<strong>on</strong>tener a Adolf Hitler... Chuang Tzu ha sido muy diversamente juzgado. Martin Buber (Reden und<br />
Gleichnisse des Tschuang-Tse, 1910) lo c<strong>on</strong>sidera un místico; el sinólogo Marcel Granet (La pensée<br />
chinoise, 1934) el más original de los escritores de su país; Xul Solar, un literato que exploró las<br />
posibilidades líricas y polémicas del taoísmo. Nadie ha negado su vigor y su variedad. Uno de sus sueños es<br />
12 Arthur Waley: Three Ways of Thought in Ancient China, Sur,<br />
No. 71, agosto 1940.<br />
13 Más c<strong>on</strong>ocida, por raz<strong>on</strong>es de carácter dramático, es la<br />
paradoja de Aquiles y la tortuga. Bien examinada, es más<br />
arbitraria: en las primeras etapas de la carrera, Aquiles recorre<br />
cien metros; en las últimas, no puede rebasar un milímetro.