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JORGE LUIS BORGES - Textos on line

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Ciudad de Latón, que es de imp<strong>on</strong>ente Br<strong>on</strong>ce en Mardrus) el candor voluntario de tan notorios y la duda<br />

más bien inverosímil del califa Abdelmélik, s<strong>on</strong> dos obsequios pers<strong>on</strong>ales del traductor.<br />

C<strong>on</strong>tinuamente, Mardrus quiere completar el trabajo que los lánguidos árabes anónimos descuidar<strong>on</strong>.<br />

Añade paisajes art-nouveau, buenas obscenidades, breves interludios cómicos, rasgos circunstanciales,<br />

simetrías, mucho orientalismo visual. Un ejemplo de tantos: en la noche 573, el gualí Muza Bennuseir<br />

ordena a sus herreros y carpinteros la c<strong>on</strong>strucción de una escalera muy fuerte de madera y de hierro.<br />

Mardrus (en su noche 344) reforma ese episodio insípido, agregando que los hombres del campamento<br />

buscar<strong>on</strong> ramas secas, las m<strong>on</strong>dar<strong>on</strong> c<strong>on</strong> los alfanjes y los cuchillos, y las atar<strong>on</strong> c<strong>on</strong> los turbantes, los<br />

cintur<strong>on</strong>es, las cuerdas de los camellos, las cinchas y las guarnici<strong>on</strong>es de cuero, hasta c<strong>on</strong>struir una<br />

escalera muy alta que arrimar<strong>on</strong> a la pared, sosteniéndola c<strong>on</strong> piedras por todos lados... En general, cabe<br />

decir que Mardrus no traduce las palabras sino las representaci<strong>on</strong>es del libro: libertad negada a los<br />

traductores, pero tolerada en los dibujantes -a quienes les permiten la adición de rasgos de ese orden...<br />

Ignoro si esas diversi<strong>on</strong>es s<strong>on</strong>rientes s<strong>on</strong> las que infunden a la obra ese aire tan feliz, ese aire de patraña<br />

pers<strong>on</strong>al, no de tarea de mover dicci<strong>on</strong>arios. Sólo me c<strong>on</strong>sta que la «traducción» de Mardrus es la más<br />

legible de todas -después de la incomparable de Burt<strong>on</strong>, que tampoco es veraz. (En ésta, la falsificación es<br />

de otro orden. Reside en el empleo gigantesco de un inglés charro, cargado de arcaismos y barbarismos.)<br />

*<br />

Deploraría (no por Mardrus, por mí) que en las comprobaci<strong>on</strong>es anteriores se leyera un propósito policial.<br />

Mardrus es el único arabista de cuya gloria se encargar<strong>on</strong> los literatos, c<strong>on</strong> tan desaforado éxito que ya los<br />

mismos arabistas saben quién es. André Gide fue de los primeros en elogiarlo, en agosto de 1899; no<br />

pienso que Cancela y Capdevila serán los últimos. Mi fin no es demoler esa admiración, es documentarla.<br />

Celebrar la fidelidad de Mardrus es omitir el alma de Mardrus, es no aludir siquiera a Mardrus. Su infidelidad,<br />

su infidelidad creadora y feliz, es lo que nos debe importar.<br />

3. ENNO LITTMANN<br />

Patria de una famosa edición árabe de las 1001 Noches, Alemania se puede (vana) gloriar de cuatro<br />

versi<strong>on</strong>es: la del «bibliotecario aunque israelita» Gustavo Weil -la adversativa está en las páginas catalanas<br />

de cierta Enciclopedia-; la de Max Henning, traductor del Curán; la del hombre de letras Félix Paul Greve: la<br />

de Enno Littmann, descifrador de las inscripci<strong>on</strong>es etiópicas de la fortaleza de Axum. Los cuatro volúmenes<br />

de la primera (1889-1842) s<strong>on</strong> los más agradables, ya que su autor -desterrado del Africa y del Asia por la<br />

disentería- cuida de mantener o de suplir el estilo oriental. Sus interpolaci<strong>on</strong>es me merecen todo respeto. A<br />

unos intrusos en una reunión les hace decir: No queremos parecernos a la mañana, que dispersa las fiestas.<br />

De un generoso rey asegura: El fuego que arde para sus huéspedes trae a la memoria el Infierno y el rocío<br />

de su mano benigna es como el Diluvio; de otro nos dice que sus manos eran tan liberales como el mar.<br />

Esas buenas apocrifidades no s<strong>on</strong> indignas de Burt<strong>on</strong> o Mardrus, y el traductor las destinó a las partes en<br />

verso -d<strong>on</strong>de su bella animación puede ser un Ersatz o sucedáneo de las rimas originales. En lo que se<br />

refiere a la prosa, entiendo que la tradujo tal cual, c<strong>on</strong> ciertas omisi<strong>on</strong>es justificadas, equidistantes de la<br />

hipocresía y del impudor. Burt<strong>on</strong> elogió su trabajo- «todo lo fiel que puede ser una traslación de índole<br />

popular». No en vano era judío el doctor Weil «aunque bibliotecario»; en su lenguaje creo percibir algún<br />

sabor de las Escrituras.<br />

La segunda versión (1895-1897) prescinde de los encantos de la puntualidad, pero también de los del estilo.<br />

Hablo de la suministrada por Henning, arabista de Leipzig, a la Universalbibliothek de Philipp Reclam. Se<br />

trata de una versión expurgada, aunque la casa editorial diga lo c<strong>on</strong>trario. El estilo es insípido, tes<strong>on</strong>ero. Su<br />

más indiscutible virtud debe ser la extensión. Las edici<strong>on</strong>es de Bulak y de Breslau están representadas,<br />

amén de los manuscritos de Zotenberg y de las Noches Suplementales de Burt<strong>on</strong>. Henning traductor de Sir<br />

Richard es literariamente superior a Henning traductor del árabe, lo cual es una mera c<strong>on</strong>firmación de la<br />

primacía de Sir Richard sobre los árabes. En el prefacio y en la terminación de la obra abundan las<br />

alabanzas de Burt<strong>on</strong> -casi desautorizadas por el informe de que éste manejó «el lenguaje de Chaucer,<br />

equivalente al árabe medieval». La indicación de Chaucer como una de las fuentes del vocabulario de<br />

Burt<strong>on</strong> hubiera sido más raz<strong>on</strong>able. (Otra es el Rabelais de Sir Thomas Urquhart.)

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