JORGE LUIS BORGES - Textos on line
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Sagrada Escritura y aquel universal y público manuscrito que está patente a todos los ojos. Quienes nunca<br />
lo vier<strong>on</strong> en el primero, lo descubrier<strong>on</strong> en el otro» (Religio Medici, I; 16). En el mismo párrafo se lee: «Todas<br />
las cosas s<strong>on</strong> artificiales, porque la Naturaleza es el Arte de Dios.» Doscientos años transcurrier<strong>on</strong> y el<br />
escocés Carlyle, en diversos lugares de su labor y particularmente en el ensayo sobre Cagliostro, superó la<br />
c<strong>on</strong>jetura de Bac<strong>on</strong>; estampó que la historia universal es una Escritura Sagrada que desciframos y<br />
escribimos inciertamente, y en la que también nos escriben. Después, León Bloy escribió: «No hay en la<br />
tierra un ser humano capaz de declarar quién es. Nadie sabe qué ha venido a hacer a este mundo, a qué<br />
corresp<strong>on</strong>den sus actos, sus sentimientos, sus ideas, ni cuál es su nombre verdadero, su imperecedero<br />
Nombre en el registro de la Luz... La historia es un inmenso texto litúrgico, d<strong>on</strong>de las iotas y los puntos no<br />
valen menos que los versículos o capítulos íntegros, pero la importancia de unos y de otros es<br />
indeterminable y está profundamente esc<strong>on</strong>dida» (L'Ame de Napoleón, 1912). El mundo, según Mallarmé,<br />
existe para un libro; según Bloy, somos versículos o palabras o letras de un libro mágico, y ese libro<br />
incesante es la única cosa que hay en el mundo: es, mejor dicho, el mundo.<br />
*LA BIBLIOTECA TOTAL 7<br />
***<br />
El capricho o imaginación o utopía de la Biblioteca Total incluye ciertos rasgos, que no es difícil c<strong>on</strong>fundir<br />
c<strong>on</strong> virtudes.<br />
Maravilla, en primer lugar, el mucho tiempo que tardar<strong>on</strong> los hombres en pensar esa idea. Ciertos ejemplos<br />
que Aristóteles atribuye a Demócrito y a Leucipo la prefiguran c<strong>on</strong> claridad, pero su tardío inventor es Gustav<br />
Theodor Fechner y su primer expositor es Kurd Lasswitz. (Entre Demócrito de Abdera y Fechner de Leipzig<br />
fluyen cargadamente casi veinticuatro siglos de Europa). Sus c<strong>on</strong>exi<strong>on</strong>es s<strong>on</strong> ilustres y múltiples: está<br />
relaci<strong>on</strong>ada c<strong>on</strong> el atomismo y c<strong>on</strong> el análisis combinatorio, c<strong>on</strong> la tipografía y c<strong>on</strong> el azar. En la obra El<br />
certamen c<strong>on</strong> la tortuga (Berlín, 1929) el doctor Theodor Wolff juzga que es una derivación, o parodia, de la<br />
máquina mental de Raimundo Lulio; yo agregaría que es un avatar tipográfico de esa doctrina del Eterno<br />
Regreso que prohijada por los estoicos o por Blanqui, por los pitagóricos o por Nietzsche, regresa<br />
eternamente.<br />
El más antiguo de los textos que la vislumbran está en el primer libro de la Metafísica de Aristóteles. Hablo<br />
de aquel pasaje que exp<strong>on</strong>e la cosmog<strong>on</strong>ía de Leucipo: la formación del mundo por la fortuita c<strong>on</strong>junción de<br />
los átomos. El escritor observa que los átomos que esa c<strong>on</strong>jetura requiere s<strong>on</strong> homogéneos y que sus<br />
diferencias proceden de la posición, del orden o de la forma. Para ilustrar esas distinci<strong>on</strong>es añade: A difiere<br />
de N por la forma, AN de NA por el orden, Z de N por la posición. En el tratado De la generación y la<br />
corrupción, quiere acordar la variedad de las cosas visibles c<strong>on</strong> la simplicidad de los átomos y raz<strong>on</strong>a que<br />
una tragedia c<strong>on</strong>sta de iguales elementos que una comedia -es decir, de las veinticuatro letras del alfabeto.<br />
Pasan trescientos años y Marco Tulio Cicerón comp<strong>on</strong>e un indeciso diálogo escéptico y lo titula irónicamente<br />
De la naturaleza de los dioses. En el segundo libro, uno de los interlocutores arguye: «No me admiro que<br />
haya alguien que se persuada de que ciertos cuerpos sólidos e individuales s<strong>on</strong> arrastrados por la fuerza de<br />
la gravedad, resultando del c<strong>on</strong>curso fortuito de estos cuerpos el mundo hermosísimo que vemos. El que<br />
juzga posible esto, también podrá creer que si se arrojan a bulto innumerables caracteres de oro, c<strong>on</strong> las<br />
veintiuna letras del alfabeto, pueden resultar estampados los Anales de Ennio. Ignoro si la casualidad podrá<br />
hacer que se lea un solo verso 8 .<br />
ante nuestros ojos (quiero decir, el universo), pero que no se<br />
entiende si antes no se estudia la lengua y se c<strong>on</strong>ocen los<br />
caracteres en que está escrito. La lengua de ese libro es<br />
matemática y los caracteres s<strong>on</strong> triángulos, círculos y otras<br />
figuras geométricas.»<br />
7 1934; Sur, No. 59, agosto 1939.<br />
8 No teniendo a la vista el original copio la versión