JORGE LUIS BORGES - Textos on line
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*LA CRONICA ANGLOSAJONA 71<br />
En la historia de las literaturas, el arte de la prosa es siempre posterior al de la poesía. Ello quizá se debe a<br />
que es más fácil repetir indefinidamente una forma, el hexámetro o el verso octosílabo, que proceder sin<br />
norma fija. También -y esto es lo primordial- a las virtudes mnemotécnicas del verso, Así, los anglosaj<strong>on</strong>es<br />
produjer<strong>on</strong> una literatura poética bastante compleja y una prosa relativamente rudimentaria. Esta se<br />
encuentra en las versi<strong>on</strong>es de Orosio y de Boecio, cuya redacción fue dirigida por Alfredo el Grande, y en la<br />
Crónica Anglosaj<strong>on</strong>a. La Crónica es obra anónima y colectiva de muchas generaci<strong>on</strong>es de m<strong>on</strong>jes. Fue<br />
redactada entre los siglos IX y XII, y registra la historia de Inglaterra desde sus origenes. Snell la juzga «un<br />
m<strong>on</strong>umento del patriotismo de generaci<strong>on</strong>es de escribas, cada uno de los cuales tuvo a h<strong>on</strong>ra agregar su<br />
tributo a la memoria del pasado de Inglaterra y morir olvidado». Si c<strong>on</strong>sideramos que los ac<strong>on</strong>tecimientos de<br />
un año se despachan a lo sumo en dos páginas y, por regla general, en pocos rengl<strong>on</strong>es, nos c<strong>on</strong>moverá<br />
menos el esfuerzo desplegado por los analistas. La Crónica prosigue hasta el año 1154, casi un siglo<br />
después de la c<strong>on</strong>quista de Inglaterra por los normandos. Ahí cesa bruscamente y queda una sentencia<br />
misteriosamente inc<strong>on</strong>clusa: «El rey estuvo en Thorney y en Spalding y en...»<br />
La Crónica registra, año por año, los hechos ocurridos en Inglaterra y en los reinos vecinos. Entre las<br />
noticias del año del Señor, 933, se lee: «El rey mandó que a Elfgar, hijo de Elfric, le quemaran los ojos», y,<br />
en el articulo siguiente, «los daneses m<strong>on</strong>tar<strong>on</strong> a caballo y cabalgar<strong>on</strong> todo lo que pudier<strong>on</strong> y cometier<strong>on</strong><br />
inefables maldades», y a la vuelta de la página, esta noticia, que agota el año 995: «Este año apareció la<br />
estrella cometa.»<br />
En el artículo corresp<strong>on</strong>diente al año 1012 se historia la muerte de un obispo, «a manos de soldados muy<br />
ebrios, porque del sur les trajer<strong>on</strong> vino, que lo abrumar<strong>on</strong> c<strong>on</strong> huesos y c<strong>on</strong> cuernos de bueyes, y uno de<br />
ellos lo golpeó en la cabeza c<strong>on</strong> un trozo de hierro y su sangre sagrada cayó en la tierra y su alma fue a<br />
Dios». También es dramática la narración de la muerte de Cynewulf, rey al que cercar<strong>on</strong> sus enemigos en la<br />
casa de una mujer que era su manceba. El rey pasó del amor a la pelea y a la muerte.<br />
Entre las noticias del año 774 se lee: «Una cruz de fuego se vio en el cielo, después del ocaso del sol, y los<br />
hombres de Mercia y los de Kent combatier<strong>on</strong> en Oxford, y se vier<strong>on</strong> serpientes prodigiosas en las tierras de<br />
los saj<strong>on</strong>es del sur.»<br />
Es como un diario escrito por un niño, observa, de los primeros artículos, Andrew Lang. Es imparcial el juicio<br />
de estos saj<strong>on</strong>es sobre Guillermo de Normandía, que los c<strong>on</strong>quistó. C<strong>on</strong>cluye así: «Estas cosas hemos<br />
escrito, buenas y malas, para que los hombres sigan lo bueno y se aparten de lo malo y tomen el camino<br />
que nos c<strong>on</strong>duce al reino de los cielos.»<br />
La oda de Brunanburh, estudiada ya en otras páginas, ha sido c<strong>on</strong>servada por esta Crónica.<br />
*LA SEPULTURA 72<br />
***<br />
En el año 1066, Harold, último rey de Inglaterra, derrotó a los noruegos en la famosa batalla de Stamford<br />
Bridge y fue derrotado por otros escandinavos, los normandos, nacidos en la cultura y en la lengua de<br />
Francia. Así, al cabo de seis siglos, el dominio sajón cesó en Inglaterra. El idioma, ya bastardeado por<br />
influencias danesas, se mezcló c<strong>on</strong> el francés de las clases altas y dio el inglés que gloriosamente usarían,<br />
en el siglo XIV, Chaucer y Langland. El anglosajón quedó relegado al lugar de un dialecto rústico, pero<br />
produjo, antes de morir, el memorable poema La sepultura. Nada de cristiano hay en él; no se habla del<br />
alma, sino del cuerpo que se disgrega bajo tierra.<br />
71 Literaturas germánicas medievales, J.L.B. y María Esther<br />
Vásquez, 1966<br />
72 Literaturas germánicas medievales, J.L.B. y María Esther<br />
Vásquez, 1966