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JORGE LUIS BORGES - Textos on line

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En la Edad Media la poesía propendía a lo alegórico. No es imposible que esta poesía sea una alegoría de<br />

la vida del hombre, bajo la metáfora de una navegación. Lo indiscutible es que abunda en rasgos directos:<br />

"Anocheció, nevó desde el norte y cayó sobre la tierra el granizo, la más fría de las simientes".<br />

La Elegía del Navegante ha sido vertida al inglés por Ezra Pound, que repite menos el sentido que los<br />

s<strong>on</strong>idos del original. Hay asimismo una admirable traducción de Gavin B<strong>on</strong>e.<br />

LA SEPULTURA<br />

Para ti fue hecha la casa, antes que nacieras.<br />

Para ti fue destinada la tierra antes que salieras de tu madre.<br />

No la hicier<strong>on</strong> aún. Su h<strong>on</strong>dura se ignora.<br />

No se sabe aún que largo tendrá.<br />

Ahora yo te llevo a tu sitio.<br />

Ahora te mido a ti primero y a la tierra después.<br />

Tu casa no es muy alta. Es humilde y baja.<br />

Cuaudo yazgas ahí, las vallas serán bajas, humildes las paredes.<br />

La techumbre está cerca de tu pecho. Habitarás ent<strong>on</strong>ces en el polvo y sentirás frío.<br />

Toda tiniebla y toda sombra, se pudrirá la cueva.<br />

Esa casa no tiene puerta y no hay luz adentro.<br />

Ahí estás firmemente encarcelado y la muerte tiene la llave.<br />

Aborrecible es esa casa de tierra y atroz morar en ella.<br />

Ahí estarás y te partirán los gusanos.<br />

Ahí estás acostado lejos de tus amigos.<br />

Ningún amigo irá a visitarte y a preguntarte si esa casa te gusta.<br />

Nadie abrirá la puerta.<br />

Nadie bajará a ese lugar porque muy pr<strong>on</strong>to serás aborrecible a los ojos.<br />

Tu cabeza será despojada de su cabello y la hermosura de tu pelo se apagará.<br />

NOTA<br />

El c<strong>on</strong>cepto de la sepultura como última morada del hombre ya está en el Eclesiastés (12,5) d<strong>on</strong>de se lee<br />

que el hombre, al morir, va a su larga morada. Sin embargo no es necesario c<strong>on</strong>jeturar que la fuente de ese<br />

poema es ese pasaje de la Escritura. La imagen ha sido sentida c<strong>on</strong> tal intensidad que ese último poema de<br />

los saj<strong>on</strong>es nos c<strong>on</strong>mueve y aterra pers<strong>on</strong>almente.<br />

EL RELATO DE OTTAR<br />

Ottar dijo a su señor Alfredo el Rey que de todos los hombres de Noruega el que habitaba más al norte era<br />

él. Dijo que habitaba hacia el norte en la tierra que orilla el mar occidental. Dijo que esa tierra se alargaba<br />

todavía más hacia el norte y que toda ella era desierta, salvo en pocos lugares d<strong>on</strong>de residen, aquí y allá, los<br />

fineses, que se mantienen de la caza en el invierno, y de la pesca, junto a ese mar, en el verano. Dijo que<br />

había querido averiguar hasta dónde la tierra seguía alargándose o si algún hombre moraba al norte del<br />

yermo. Navegó ent<strong>on</strong>ces hacia el norte, junto a esa tierra, y durante tres días tuvo a estribor el desierto y el<br />

abierto mar a babor. Alcanzó ent<strong>on</strong>ces el extremo boreal a que llegan los cazadores de ballenas. Durante<br />

tres días más navegó todo lo que pudo hacia el norte. Hacia el este la tierra penetra en el mar o el mar entra<br />

en la tierra, él no sabía cuál de las dos cosas, pero esperó ahí vientos del oeste o del norte y navegó junto a<br />

la costa lo que se puede navegar en cuatro días. Tuvo que esperar un viento del norte porque la tierra se<br />

inclinaba hacia el sur o el mar penetraba en la tierra, él no sabía cuál de los dos. Cinco días navegó hacia el<br />

sur costeando la tierra. Rem<strong>on</strong>tando un gran río entró en la tierra, pero no prosiguier<strong>on</strong> más, porque sentían<br />

el temor de enemigos, ya que otra margen de la tierra estaba cultivada. No había enc<strong>on</strong>trado tierra habitada<br />

desde que salió de su patria, durante todo el trayecto había tierra yerma a estribor y a babor mar abierto, c<strong>on</strong><br />

excepción de algunos cazadores y pescadores y pajareros y todos eran fineses. Los beormas le dier<strong>on</strong><br />

muchas noticias de la tierra que habitan y la de sus vecinos pero acaso no eran verdad ya que él no las vio<br />

c<strong>on</strong> sus ojos. Le pareció que los fineses y los beormas hablaban más o menos la misma lengua. Emprendió

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