JORGE LUIS BORGES - Textos on line
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Bén zi bêna / bluot zi blouda<br />
lid zi geliden / sôse gelîmida sî!<br />
Hueso c<strong>on</strong> hueso, sangre c<strong>on</strong> sangre<br />
articulación c<strong>on</strong> articulación, como si estuvieran pegados.<br />
De fines del siglo VIII data la plegaria que ha recibido el nombre de Wessobrunner Gebet. La integran un<br />
prólogo en versos aliterados y la plegaria propiamente dicha, en prosa aliterada y rimada. Dice así:<br />
«Esto aprendí yo entre los hombres, como la mayor de las maravillas. Que no había tierra ni firmamento, ni<br />
árboles ni m<strong>on</strong>tañas. Que no alumbraba el sol ni brillaba la luna, ni el poderoso mar. Cuando no había fines<br />
ni límites, estaba Dios todopoderoso, el más manso de los hombres, y también estaban c<strong>on</strong> él muchos<br />
espíritus divinos. Y Dios es santo.<br />
»Dios topoderoso, que hiciste cielo y tierra y c<strong>on</strong>cediste al hombre tanto bien, dame, en tu misericordia,<br />
recta fe y buena voluntad, sabiduría y prudencia y fuerza, para resistir a los dem<strong>on</strong>ios y eludir el mal y hacer<br />
tu voluntad.»<br />
En el Wessobrunner Gebet se ha percibido un eco de la tercera estrofa de la Voluspa, el gran poema<br />
cosmogónico de los escandinavos:<br />
«No había tierra ni firmamento, sólo un abismo abierto. En ningún lugar había pasto.»<br />
*EL CANTAR DE HILDEBRAND 78<br />
***<br />
Este nombre ha sido dado a un fragmento de sesenta y ocho versos, que ocupa la primera y la última página<br />
de un manuscrito teológico del siglo IX, hallado en el m<strong>on</strong>asterio de Fulda, cerca de Kassel. El hallazgo tuvo<br />
lugar en 1729; el descubridor, J. G. v<strong>on</strong> Eckhart, publicó el texto, c<strong>on</strong> un comentario en latín, como prosa,<br />
por ignorarse ent<strong>on</strong>ces las leyes del verso aliterativo.<br />
El tema del Hildebrandslied pertenece a la historia legendaria de los godos. El rey Teodorico (Dietrich) ha<br />
sido desposeído por Odoacro (Otacher); al cabo de treinta años de destierro vuelve a su reino c<strong>on</strong> el fin de<br />
rec<strong>on</strong>quistarlo. Uno de sus guerreros es Hildebrand, que lo acompañó en el exilio aband<strong>on</strong>ando a su mujer y<br />
a un hijito. Los dos ejércitos se enfrentan; un joven ostrogodo provoca a Hildebrand a singular combate.<br />
Hildebrand le pregunta quién es: «¿De qué linaje eres? Nómbrame a uno de los tuyos y yo te nombraré a los<br />
otros, porque c<strong>on</strong>ozco a todas las pers<strong>on</strong>as de este reino.» (En el orbe germánico, como en el homérico, un<br />
caballero no peleaba c<strong>on</strong> cualquiera; recordemos la declaración análoga de Sigfrido, en el fragmento<br />
anglosajón de Finnsburh.) El otro resp<strong>on</strong>de que es Hadubrand, hijo de Hildebrand, que, huyendo de la ira de<br />
Odoacro, emigró al Oriente c<strong>on</strong> Teodorico. Hildebrand le revela que es su padre y quiere darle sus<br />
brazaletes de oro. Hadubrand piensa que se trata del ardid de un cobarde y lo obliga a pelear. En este lugar<br />
el texto se trunca; un pasaje del Heldenbuch informa que el hijo muere a manos del padre. Este desenlace<br />
pareció demasiado terrible; en ulteriores versi<strong>on</strong>es de la leyenda, la Thidrekssaga, del siglo XIII, y el<br />
Jüngeres Hildebrandslied, del siglo XIV, hijo y padre se rec<strong>on</strong>cilian.<br />
El tema del padre que tiene que matar a su hijo pertenece también a las tradici<strong>on</strong>es de los celtas y de los<br />
persas. El Shah-nama (Libro de los Reyes) es una historia completa de Persia, en sesenta mil versos<br />
pareados; esta desmesurada epopeya, redactada en el siglo X, historia el combate de Rustam c<strong>on</strong> su hijo<br />
Suhrab. A la vista del ejército persa y del ejército tártaro, luchan los dos campe<strong>on</strong>es, las espadas se rompen<br />
y tienen que pelear c<strong>on</strong> las clavas. Rustam mata a Suhrab. Este, al morir, dice que lo vengará Rustam, su<br />
padre. El combate ha durado dos días; Rustam entierra al hijo, cuya identidad le ha sido revelada demasiado<br />
78 Literaturas germánicas medievales, J.L.B. y María Esther<br />
Vásquez, 1966