JORGE LUIS BORGES - Textos on line
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elemento c<strong>on</strong>stante, de igual modo que el agua y las plantas. Creo que s<strong>on</strong> cinco piedras pero uno sólo<br />
puede ver cuatro a un tiempo. El jardín como espectáculo o como una serie de espectáculos. El hecho es<br />
que uno no abarca nunca la totalidad del jardín, uno ve hasta cierto punto; cuando uno llega a ese punto hay<br />
un desvío, aparece algo imprevisto, puede ser un arroyo, un puente, un pabellón, otro desvío; y así el jardín<br />
es una serie de espectáculos. Pero puedo equivocarme en esto.<br />
Desde luego a mí me había interesado la literatura jap<strong>on</strong>esa. Yo he leído sobre todo las versi<strong>on</strong>es de Arthur<br />
Waley, la versión de Genji M<strong>on</strong>ogatari de Murasaki Shikibu, y la poesía jap<strong>on</strong>esa. Ya en esa poesía pude<br />
apreciar una diferencia. Porque nosotros pensamos sobre todo en largos poemas, en La Divina Comedia, en<br />
el Paraíso Perdido, en La Odisea, en La Eneida, en canci<strong>on</strong>es de gesta medievales. En cambio, la poesía<br />
jap<strong>on</strong>esa empezó, si es que los estudios de literatura no nos engañan, por poesías relativamente breves, de<br />
cincuenta a sesenta versos, pero luego se sintió que eran demasiado largos y se llegó a la tanka, que c<strong>on</strong>sta<br />
de treinta y una sílabas, en versos de 5-7-5 sílabas, y luego vendría a ser el alejandrino: 7-7. Para nosotros<br />
las treinta y una sílabas nos parecen muy breves, en cambio para los jap<strong>on</strong>eses eso fue demasiado largo, y<br />
les llevó a crear el haiku, especie de joya de diecisiete palabras: 5-7-5.<br />
El fin de los poemas es apreciar un instante precioso. Un haiku bien hecho tiene que cumplir una mención<br />
de una de las estaci<strong>on</strong>es del año. Creo que hay libros en los cuales hay por ejemplo cincuenta maneras de<br />
indicar el otoño, cincuenta maneras de indicar el estío, o lo que fuere. Uno puede repetir una de esas<br />
fórmulas y no importa, porque no hay la idea de plagio. El autor tiene que tratar de hacer algo bello. Si eso<br />
bello no es enteramente original no importa. Bueno, yo he intentado c<strong>on</strong> escaso éxito el haiku. En algún libro<br />
mío hay diecisiete haiku, pero no sé si lo he logrado. Pero para qué recordar lo que se ha hecho en<br />
castellano. Prefiero rcordar un famoso haiku que dice así: "El viejo estanque / salta una rana / ruido del<br />
agua". S<strong>on</strong> 5-7-5 sílabas. Hay otro que a mí me parece mejor pero que es menos famoso y que vuelve<br />
ahora a mi memoria: "Sobre / la gran campana de br<strong>on</strong>ce / se ha posado una mariposa". En ambos haiku no<br />
hay metáfora, no se compara una cosa c<strong>on</strong> otra. Es como si los jap<strong>on</strong>eses sintieran que cada cosa es única.<br />
La metáfora es una pequeña operación mágica. Hablamos por ejemplo del tiempo y lo comparamos c<strong>on</strong> un<br />
río, hablamos de las estrellas y las comparamos c<strong>on</strong> ojos, la muerte c<strong>on</strong> el sueño. En la poesía jap<strong>on</strong>esa se<br />
busca el c<strong>on</strong>traste. Vemos el c<strong>on</strong>traste entre la perdurable campana y la mariposa efímera.<br />
Estando en Japón ya sentía c<strong>on</strong>tinuamente la cortesía, que solía tomar la forma del silencio. Entramos en<br />
un teatro para asistir a una representación de no y yo pensaba que en la sala no había nadie, pero sin<br />
embargo estaba llena de gente, pero nadie alzaba la voz. Luego otro rasgo curioso es que el interlocutor<br />
siempre tiene razón. Yo recuerdo que visitamos el santuario del Buda en Nara, me dijer<strong>on</strong> que el rostro era<br />
terrible. El edificio era de madera, quizá el edificio de madera más antiguo del mundo. El Buda está sentado<br />
sobre una flor de loto. Hay una escalera por d<strong>on</strong>de uno puede llegar a tocar los pétalos de la flor y uno sabe<br />
que más allá c<strong>on</strong>tinúa el Buda de rostro terrible; me dijer<strong>on</strong> que la cabeza del Buda casi toca el techo de la<br />
cúpula. Vimos aquello y alguien al salir preguntó si la imagen del Buda era de madera. Un sacerdote que<br />
dominaba el inglés c<strong>on</strong>testó: "Sí, es de madera". Dejó pasar el tiempo y otro preguntó al mismo sacerdote:<br />
"¿De qué está hecha la imagen del Buda?" El sacerdote, sin c<strong>on</strong>tradecirlo, sin ofenderlo, pudo decir: "De<br />
br<strong>on</strong>ce, señor". Todo eso corresp<strong>on</strong>de a un modo muy complejo. A un mundo de buenos modales, a un<br />
mundo de gente educada, culta, y eso para mí, que era un bárbaro en Asia, me sorprendió.<br />
Ahora veamos por ejemplo la historia reciente del Japón. Japón sufrió una derrota terrible, la aceptar<strong>on</strong>. No<br />
hubo ninguna hipocresía y sin modificar sus estructuras, sin perder su reverencia al emperador, el país<br />
resolvió cambiar, aceptar ese mecanismo occidental que los había destruido, y ahora se da este hecho<br />
increíble para nosotros. El hecho increíble es que Japón ahora posee dos culturas: su cultura oriental y la<br />
cultura occidental. A ésta, la ejercen mejor que los occidentales, a juzgar por las máquinas que se fabrican<br />
en Japón que s<strong>on</strong> más evoluci<strong>on</strong>adas, más refinadas y más elegantes también, porque el sentido estético<br />
del Japón perdura. Así el Japón ha ido recibiendo influencias. Por ejemplo, cuando se habla de China, a<br />
pesar de las diferencias políticas, se habla c<strong>on</strong> una reverencia filial. Yo pienso que la inunducción de los<br />
kanji, del budismo, tiene que haber sido para ellos una revolución no menos grande que la revolución actual<br />
de la cultura occidental que ellos han aceptado. S<strong>on</strong> ciento veinte mill<strong>on</strong>es de hombres que están ejerciendo<br />
dos culturas. Lo hacen sin lamentos, sin una elegía. Ellos han adquirido algo más, ellos han visto en esa<br />
derrota una secreta victoria.<br />
He estado tratando de saber algo de jap<strong>on</strong>és. Por ejemplo, nosotros c<strong>on</strong>tamos uno, dos, tres, cuatro, cinco<br />
y usamos las mismas palabras para cualquier cosa. Decimos "un" y lo que viene después puede ser un<br />
ancla, un ángel, un sol, lo que fuere. Pero en jap<strong>on</strong>és creo que hay nueve modos de c<strong>on</strong>tar las cosas, y las