14.09.2016 Views

La Vida de Jesus por Elena de White

EN el corazón de toda la humanidad, sin distinción de etnicidad, religión o clase socioeconómica, hay un indecible deseo ardiente de algo intangible - el alma tan vacía y desconforme. Este anhelo es inherente en la misma constitución del hombre por un Creador misericordioso, para que el hombre no se sienta satisfecho con su presente condición, lo que sea que pueda ser. Pero es posible la experiencia de plenitud espiritual en Jesucristo. El profeta Ageo llama con justicia a Cristo "el Deseado de todas las gentes". Es el propósito de este libro presentar a Jesucristo como Aquel en quien puede satisfacerse todo anhelo - con abundante enseñanza, poder insondable, muchas vislumbres de su vida ejemplar de Jesús de Nazaret.

EN el corazón de toda la humanidad, sin distinción de etnicidad, religión o clase socioeconómica, hay un indecible deseo ardiente de algo intangible - el alma tan vacía y desconforme. Este anhelo es inherente en la misma constitución del hombre por un Creador misericordioso, para que el hombre no se sienta satisfecho con su presente condición, lo que sea que pueda ser. Pero es posible la experiencia de plenitud espiritual en Jesucristo. El profeta Ageo llama con justicia a Cristo "el Deseado de todas las gentes". Es el propósito de este libro presentar a Jesucristo como Aquel en quien puede satisfacerse todo anhelo - con abundante enseñanza, poder insondable, muchas vislumbres de su vida ejemplar de Jesús de Nazaret.

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

llamamiento más directo, el alma se entrega gozosamente a Jesús. Muchos llaman a esto<br />

conversión repentina; pero es el resultado <strong>de</strong> una larga intercesión <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios; es una<br />

obra paciente y larga. Aunque el viento mismo es invisible, produce efectos que se ven y sienten.<br />

Así también la obra <strong>de</strong>l Espíritu en el alma se revelará en toda acción <strong>de</strong> quien haya sentido su<br />

po<strong>de</strong>r Salvador. Cuando el Espíritu <strong>de</strong> Dios se posesiona <strong>de</strong>l corazón, transforma la vida. Los<br />

pensamientos pecaminosos son puestos a un lado, las malas acciones son abandonadas; el amor,<br />

la humildad y la paz, reemplazan a la ira, la envidia y las contenciones. <strong>La</strong> alegría reemplaza a la<br />

tristeza, y el rostro refleja la luz <strong>de</strong>l cielo. Nadie ve la mano que alza la carga, ni contempla la luz<br />

que <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> <strong>de</strong> los atrios celestiales. <strong>La</strong> bendición viene cuando <strong>por</strong> la fe el alma se entrega a<br />

Dios. Entonces ese po<strong>de</strong>r que ningún ojo humano pue<strong>de</strong> ver, crea un nuevo ser a la imagen <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

Es imposible para las mentes finitas compren<strong>de</strong>r la obra <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción. Su misterio supera al<br />

conocimiento humano; sin embargo, el que pasa <strong>de</strong> muerte a vida compren<strong>de</strong> que es una realidad<br />

divina. Po<strong>de</strong>mos conocer aquí <strong>por</strong> experiencia personal el comienzo <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción. Sus<br />

resultados alcanzan hasta las eda<strong>de</strong>s eternas. Mientras Jesús estaba hablando, algunos rayos <strong>de</strong> la<br />

verdad penetraron en la mente <strong>de</strong>l príncipe. <strong>La</strong> suavizadora y subyugadora influencia <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo impresionó su corazón. Sin embargo, él no comprendía plenamente las palabras <strong>de</strong>l<br />

Salvador. No le impresionaba tanto la necesidad <strong>de</strong>l nuevo nacimiento como la manera en que se<br />

verificaba. Dijo con admiración: "¿Cómo pue<strong>de</strong> esto hacerse?"<br />

"¿Tú eres el Maestro <strong>de</strong> Israel, y no sabes esto?" le preguntó Jesús. Por cierto que un hombre<br />

encargado <strong>de</strong> la instrucción religiosa <strong>de</strong>l pueblo no <strong>de</strong>bía ignorar verda<strong>de</strong>s tan im<strong>por</strong>tantes. <strong>La</strong>s<br />

palabras <strong>de</strong> Jesús implicaban que en vez <strong>de</strong> sentirse irritado <strong>por</strong> las claras palabras <strong>de</strong> verdad,<br />

Nico<strong>de</strong>mo <strong>de</strong>biera haber tenido una muy humil<strong>de</strong> opinión <strong>de</strong> sí mismo, <strong>por</strong> causa <strong>de</strong> su ignorancia<br />

espiritual. Sin embargo, Cristo habló con tan solemne dignidad, y sus miradas y su tono expresaban<br />

tan ferviente amor, que Nico<strong>de</strong>mo no se ofendió al cerciorarse <strong>de</strong> su humillante condición. Pero<br />

mientras Jesús explicaba que su misión en la tierra consistía en establecer un reino espiritual en<br />

vez <strong>de</strong> tem<strong>por</strong>al, su oyente quedó perturbado. En vista <strong>de</strong> esto, Jesús añadió: "Si os he dicho cosas<br />

terrenas, y no creéis, ¿Cómo creeréis si os dijere las celestiales?" Si Nico<strong>de</strong>mo no podía recibir<br />

las enseñanzas <strong>de</strong> Cristo, que ilustraban la obra <strong>de</strong> la gracia en el corazón, ¿Cómo podría<br />

compren<strong>de</strong>r la naturaleza <strong>de</strong> su glorioso reino celestial? Si no discernía la naturaleza <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong><br />

Cristo en la tierra, no podría compren<strong>de</strong>r su obra en el cielo. Los judíos a quienes Jesús había<br />

echado <strong>de</strong>l templo aseveraban ser hijos <strong>de</strong> Abrahán, pero huyeron <strong>de</strong> la presencia <strong>de</strong>l Salvador,<br />

<strong>por</strong>que no podían so<strong>por</strong>tar la gloria <strong>de</strong> Dios que se manifestaba en él. Así dieron evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> que<br />

no estaban preparados <strong>por</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios para participar en los ritos sagrados <strong>de</strong>l templo.<br />

103

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!