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La Vida de Jesus por Elena de White

EN el corazón de toda la humanidad, sin distinción de etnicidad, religión o clase socioeconómica, hay un indecible deseo ardiente de algo intangible - el alma tan vacía y desconforme. Este anhelo es inherente en la misma constitución del hombre por un Creador misericordioso, para que el hombre no se sienta satisfecho con su presente condición, lo que sea que pueda ser. Pero es posible la experiencia de plenitud espiritual en Jesucristo. El profeta Ageo llama con justicia a Cristo "el Deseado de todas las gentes". Es el propósito de este libro presentar a Jesucristo como Aquel en quien puede satisfacerse todo anhelo - con abundante enseñanza, poder insondable, muchas vislumbres de su vida ejemplar de Jesús de Nazaret.

EN el corazón de toda la humanidad, sin distinción de etnicidad, religión o clase socioeconómica, hay un indecible deseo ardiente de algo intangible - el alma tan vacía y desconforme. Este anhelo es inherente en la misma constitución del hombre por un Creador misericordioso, para que el hombre no se sienta satisfecho con su presente condición, lo que sea que pueda ser. Pero es posible la experiencia de plenitud espiritual en Jesucristo. El profeta Ageo llama con justicia a Cristo "el Deseado de todas las gentes". Es el propósito de este libro presentar a Jesucristo como Aquel en quien puede satisfacerse todo anhelo - con abundante enseñanza, poder insondable, muchas vislumbres de su vida ejemplar de Jesús de Nazaret.

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Cristo. Toda religión falsa enseña a sus a<strong>de</strong>ptos a <strong>de</strong>scuidar los menesteres, sufrimientos y<br />

<strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> los hombres. El Evangelio conce<strong>de</strong> alto valor a la humanidad como adquisición hecha<br />

<strong>por</strong> la sangre <strong>de</strong> Cristo, y enseña a consi<strong>de</strong>rar con ternura las necesida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>sgracias <strong>de</strong>l hombre.<br />

El Señor dice: "Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro <strong>de</strong> Ofir al hombre."*<br />

Cuando Jesús preguntó a los fariseos si era lícito hacer bien o mal en sábado, salvar la vida o matar,<br />

les hizo confrontar sus propios malos <strong>de</strong>seos. Con acerbo odio ellos <strong>de</strong>seaban matarle mientras él<br />

estaba salvando vidas e impartiendo felicidad a 254 muchedumbres. ¿Era mejor matar en sábado,<br />

según se proponían ellos hacer, que sanar a los afligidos como lo había hecho él? ¿Era más justo<br />

tener homicidio en el corazón en el día santo, que tener hacia todos un amor que se expresara en<br />

hechos <strong>de</strong> misericordia? Al sanar al hombre que tenía una mano seca, Jesús con<strong>de</strong>nó la costumbre<br />

<strong>de</strong> los judíos, y <strong>de</strong>jó al cuarto mandamiento tal cual Dios lo había dado. "Lícito es en los sábados<br />

hacer bien," <strong>de</strong>claró. Poniendo a un lado las restricciones sin sentido <strong>de</strong> los judíos, honró el sábado,<br />

mientras que los que se quejaban contra él <strong>de</strong>shonraban el día santo <strong>de</strong> Dios. Los que sostienen<br />

que Cristo abolió la ley, enseñan que violó el sábado y justificó a sus discípulos en lo mismo. Así<br />

están asumiendo la misma actitud que los cavilosos judíos. En esto contradicen el testimonio <strong>de</strong><br />

Cristo mismo, quien <strong>de</strong>claró: "Yo también he guardado los mandamientos <strong>de</strong> mi Padre, y estoy en<br />

su amor."*Ni el Salvador ni sus discípulos violaron la ley <strong>de</strong>l sábado. Cristo fue el representante<br />

vivo <strong>de</strong> la ley.<br />

En su vida no se halló ninguna violación <strong>de</strong> sus santos preceptos. Frente a una nación <strong>de</strong> testigos<br />

que buscaban ocasión <strong>de</strong> con<strong>de</strong>narle, pudo <strong>de</strong>cir sin que se le contradijera: "¿Quién <strong>de</strong> vosotros<br />

me convence <strong>de</strong> pecado?'* El Salvador no había venido para poner a un lado lo que los patriarcas<br />

y profetas habían dicho; <strong>por</strong>que él mismo había hablado mediante esos hombres representativos.<br />

Todas las verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios provenían <strong>de</strong> él. Estas gemas inestimables habían sido<br />

puestas en engastes falsos. Su preciosa luz había sido empleada para servir al error. Dios <strong>de</strong>seaba<br />

que fuesen sacadas <strong>de</strong> su marco <strong>de</strong> error, y puestas en el <strong>de</strong> la verdad. Esta obra podía ser hecha<br />

únicamente <strong>por</strong> una mano divina. Por su relación con el error, la verdad había estado sirviendo la<br />

causa <strong>de</strong>l enemigo <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>l hombre. Cristo había venido para colocarla don<strong>de</strong> glorificase a<br />

Dios y obrase la salvación <strong>de</strong> la humanidad. "El sábado <strong>por</strong> causa <strong>de</strong>l hombre es hecho; no el<br />

hombre <strong>por</strong> causa <strong>de</strong>l sábado, dijo Jesús. <strong>La</strong>s instituciones que Dios estableció son para beneficio<br />

<strong>de</strong> la humanidad. Todas las cosas son <strong>por</strong> vuestra causa." "Sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea<br />

el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo <strong>por</strong> venir; todo es vuestro; y vosotros<br />

<strong>de</strong> Cristo; y Cristo <strong>de</strong> Dios."* <strong>La</strong> ley <strong>de</strong> los diez mandamientos, <strong>de</strong> la cual el sábado forma parte,<br />

fue dada <strong>por</strong> Dios a su pueblo como una bendición. "Mandónos Jehová --dijo Moisés--que<br />

ejecutásemos todos estos estatutos, y que temamos a Jehová nuestro Dios, <strong>por</strong>que nos vaya bien<br />

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