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La Vida de Jesus por Elena de White

EN el corazón de toda la humanidad, sin distinción de etnicidad, religión o clase socioeconómica, hay un indecible deseo ardiente de algo intangible - el alma tan vacía y desconforme. Este anhelo es inherente en la misma constitución del hombre por un Creador misericordioso, para que el hombre no se sienta satisfecho con su presente condición, lo que sea que pueda ser. Pero es posible la experiencia de plenitud espiritual en Jesucristo. El profeta Ageo llama con justicia a Cristo "el Deseado de todas las gentes". Es el propósito de este libro presentar a Jesucristo como Aquel en quien puede satisfacerse todo anhelo - con abundante enseñanza, poder insondable, muchas vislumbres de su vida ejemplar de Jesús de Nazaret.

EN el corazón de toda la humanidad, sin distinción de etnicidad, religión o clase socioeconómica, hay un indecible deseo ardiente de algo intangible - el alma tan vacía y desconforme. Este anhelo es inherente en la misma constitución del hombre por un Creador misericordioso, para que el hombre no se sienta satisfecho con su presente condición, lo que sea que pueda ser. Pero es posible la experiencia de plenitud espiritual en Jesucristo. El profeta Ageo llama con justicia a Cristo "el Deseado de todas las gentes". Es el propósito de este libro presentar a Jesucristo como Aquel en quien puede satisfacerse todo anhelo - con abundante enseñanza, poder insondable, muchas vislumbres de su vida ejemplar de Jesús de Nazaret.

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Eran celosos para mantener una apariencia <strong>de</strong> santidad, pero <strong>de</strong>scuidaban la santidad <strong>de</strong>l corazón.<br />

Mientras que eran muy quisquillosos en cuanto a la letra <strong>de</strong> la ley, estaban violando constantemente<br />

su espíritu. Necesitaban gran<strong>de</strong>mente este mismo cambio que Cristo había estado explicando a<br />

Nico<strong>de</strong>mo: un nuevo nacimiento moral, una purificación <strong>de</strong>l pecado y una renovación <strong>de</strong>l<br />

conocimiento y <strong>de</strong> la santidad. No tenía excusa la ceguera <strong>de</strong> Israel en cuanto a la regeneración.<br />

Bajo la inspiración <strong>de</strong>l Espíritu Santo, Isaías había escrito: "Todos nosotros somos como suciedad,<br />

y todas nuestras justicias como trapo <strong>de</strong> inmundicia." David había orado: "Crea en mí, oh Dios, un<br />

corazón limpio; y renueva un espíritu recto <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> mí." Y <strong>por</strong> medio <strong>de</strong> Ezequiel había sido<br />

hecha la promesa: "Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> vosotros; y quitaré<br />

<strong>de</strong> vuestra carne el corazón <strong>de</strong> piedra, y os daré corazón <strong>de</strong> carne. Y pondré <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> vosotros mi<br />

espíritu, y haré que andéis en mis mandamientos."*<br />

Nico<strong>de</strong>mo había leído estos pasajes con mente anublada; pero ahora empezaba a compren<strong>de</strong>r su<br />

significado. Veía que la más rígida obediencia a la simple letra <strong>de</strong> la ley tal como se aplicaba a la<br />

vida externa, no podía dar a nadie <strong>de</strong>recho a entrar en el reino <strong>de</strong> los cielos.<br />

En la estima <strong>de</strong> los hombres, su vida había sido justa y honorable; pero en la presencia <strong>de</strong> Cristo,<br />

sentía que su corazón era impuro y su vida profana. Nico<strong>de</strong>mo se sentía atraído a Cristo. Mientras<br />

el Salvador le explicaba lo concerniente al nuevo nacimiento, sintió el anhelo <strong>de</strong> que ese cambio<br />

se realizase en él. ¿Por qué medio podía lograrse? Jesús contestó la pregunta que no llegó a ser<br />

formulada: "Como Moisés levantó la serpiente en el <strong>de</strong>sierto, así es necesario que el Hijo <strong>de</strong>l<br />

hombre sea levantado; para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que tenga vida<br />

eterna." Este era terreno familiar para Nico<strong>de</strong>mo. El símbolo <strong>de</strong> la serpiente alzada le aclaró la<br />

misión <strong>de</strong>l Salvador. Cuando el pueblo <strong>de</strong> Israel estaba muriendo <strong>por</strong> las mor<strong>de</strong>duras <strong>de</strong> las<br />

serpientes ardientes, Dios indicó a Moisés que hiciese una serpiente <strong>de</strong> bronce y la colocase en<br />

alto en medio <strong>de</strong> la congregación. Luego se pregonó <strong>por</strong> todo el campamento que todos los que<br />

mirasen a la serpiente vivirían. El pueblo sabía muy bien que en sí misma la serpiente no tenía<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> ayudarle.<br />

Era un símbolo <strong>de</strong> Cristo. Así como la imagen <strong>de</strong> la serpiente <strong>de</strong>structora fue alzada para sanar al<br />

pueblo, un ser "en semejanza <strong>de</strong> carne <strong>de</strong> pecado"* iba a ser el Re<strong>de</strong>ntor <strong>de</strong> la humanidad. Muchos<br />

<strong>de</strong> los israelitas consi<strong>de</strong>raban que el ceremonial <strong>de</strong> los sacrificios tenía virtud en sí mismo para<br />

libertarlos <strong>de</strong>l pecado. Dios <strong>de</strong>seaba enseñarles que no tenía más valor que la serpiente <strong>de</strong> bronce.<br />

Debía dirigir su atención al Salvador. Ya fuese para curar sus heridas, o perdonar sus pecados, no<br />

podían hacer nada <strong>por</strong> Si mismos, sino manifestar su fe en el don <strong>de</strong> Dios. Habían <strong>de</strong> mirar y vivir.<br />

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