14.09.2016 Views

La Vida de Jesus por Elena de White

EN el corazón de toda la humanidad, sin distinción de etnicidad, religión o clase socioeconómica, hay un indecible deseo ardiente de algo intangible - el alma tan vacía y desconforme. Este anhelo es inherente en la misma constitución del hombre por un Creador misericordioso, para que el hombre no se sienta satisfecho con su presente condición, lo que sea que pueda ser. Pero es posible la experiencia de plenitud espiritual en Jesucristo. El profeta Ageo llama con justicia a Cristo "el Deseado de todas las gentes". Es el propósito de este libro presentar a Jesucristo como Aquel en quien puede satisfacerse todo anhelo - con abundante enseñanza, poder insondable, muchas vislumbres de su vida ejemplar de Jesús de Nazaret.

EN el corazón de toda la humanidad, sin distinción de etnicidad, religión o clase socioeconómica, hay un indecible deseo ardiente de algo intangible - el alma tan vacía y desconforme. Este anhelo es inherente en la misma constitución del hombre por un Creador misericordioso, para que el hombre no se sienta satisfecho con su presente condición, lo que sea que pueda ser. Pero es posible la experiencia de plenitud espiritual en Jesucristo. El profeta Ageo llama con justicia a Cristo "el Deseado de todas las gentes". Es el propósito de este libro presentar a Jesucristo como Aquel en quien puede satisfacerse todo anhelo - con abundante enseñanza, poder insondable, muchas vislumbres de su vida ejemplar de Jesús de Nazaret.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

llamó a su servicio. Aun Juan, quien vino a estar más íntimamente asociado con el manso y<br />

humil<strong>de</strong> Jesús, no era <strong>por</strong> naturaleza manso y sumiso.<br />

El y su hermano eran llamados "hijos <strong>de</strong>l trueno." Aun mientras andaba con Jesús, cualquier<br />

<strong>de</strong>sprecio hecho a éste <strong>de</strong>spertaba su indignación y espíritu combativo. En el discípulo amado,<br />

había mal genio, espíritu vengativo y <strong>de</strong> crítica. Era orgulloso y ambicionaba ocupar el primer<br />

puesto en el reino <strong>de</strong> Dios. Pero día tras día, en contraste con su propio espíritu violento, contempló<br />

la ternura y tolerancia <strong>de</strong> Jesús, y fue oyendo sus lecciones <strong>de</strong> humildad y paciencia. Abrió su<br />

corazón a la influencia divina y llegó a ser no solamente oidor sino hacedor <strong>de</strong> las obras <strong>de</strong>l<br />

Salvador. Ocultó su personalidad en Cristo y aprendió a llevar el yugo y la carga <strong>de</strong> Cristo. Jesús<br />

reprendía a sus discípulos. Los amonestaba y precavía; pero Juan y sus hermanos no le<br />

abandonaron; prefirieron quedar con Jesús a pesar <strong>de</strong> las reprensiones. El Salvador no se apartó <strong>de</strong><br />

ellos <strong>por</strong> causa <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s y errores. Ellos continuaron compartiendo hasta el fin sus<br />

pruebas y aprendiendo las lecciones <strong>de</strong> su vida. Contemplando a Cristo, llegó a transformarse su<br />

carácter. En sus hábitos y temperamento, los apóstoles diferían gran<strong>de</strong>mente. Entre ellos se<br />

contaba el publicano Leví Mateo y el celote Simón, el intransigente enemigo <strong>de</strong> la autoridad <strong>de</strong><br />

Roma; el generoso e impulsivo Pedro, y el ruin Judas; Tomás el fiel, aunque tímido y miedoso;<br />

Felipe, lento <strong>de</strong> corazón e inclinado a la duda, y los ambiciosos y jactanciosos hijos <strong>de</strong> Zebe<strong>de</strong>o,<br />

con sus hermanos. Estos fueron reunidos, con sus diferentes <strong>de</strong>fectos, todos con ten<strong>de</strong>ncias al mal,<br />

heredadas y cultivadas; pero en Cristo y <strong>por</strong> su medio habían <strong>de</strong> habitar en la familia <strong>de</strong> Dios,<br />

aprendiendo a ser uno en fe, doctrina y espíritu. Iban a tener sus pruebas, sus agravios, sus<br />

diferencias <strong>de</strong> opinión; pero mientras Cristo habitase en el corazón <strong>de</strong> ellos, no habría disensión.<br />

Su amor los induciría a amarse unos a otros; las lecciones <strong>de</strong>l Maestro harían armonizar todas las<br />

diferencias, poniendo a los discípulos en unidad hasta hacerlos <strong>de</strong> una mente y un mismo criterio.<br />

Cristo es el gran centro, y ellos se acercarían el uno al otro en la pro<strong>por</strong>ción en que se acercasen al<br />

centro. Cuando Jesús hubo dado su instrucción a los discípulos congregó al pequeño grupo en<br />

<strong>de</strong>rredor suyo, y arrodillándose en medio <strong>de</strong> ellos y poniendo sus manos sobre sus cabezas, ofreció<br />

una oración para <strong>de</strong>dicarlos a su obra sagrada. Así fueron or<strong>de</strong>nados al ministerio evangélico los<br />

discípulos <strong>de</strong>l Señor. Como representantes suyos entre los hombres, Cristo no elige ángeles que<br />

nunca cayeron, sino a seres humanos, hombres <strong>de</strong> pasiones iguales a las <strong>de</strong> aquellos a quienes<br />

tratan <strong>de</strong> salvar. Cristo mismo se revistió <strong>de</strong> la humanidad, para po<strong>de</strong>r alcanzar a la humanidad.<br />

<strong>La</strong> divinidad necesitaba <strong>de</strong> la humanidad; <strong>por</strong>que se requería tanto lo divino como lo humano para<br />

traer la salvación al mundo.<br />

190

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!