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La Vida de Jesus por Elena de White

EN el corazón de toda la humanidad, sin distinción de etnicidad, religión o clase socioeconómica, hay un indecible deseo ardiente de algo intangible - el alma tan vacía y desconforme. Este anhelo es inherente en la misma constitución del hombre por un Creador misericordioso, para que el hombre no se sienta satisfecho con su presente condición, lo que sea que pueda ser. Pero es posible la experiencia de plenitud espiritual en Jesucristo. El profeta Ageo llama con justicia a Cristo "el Deseado de todas las gentes". Es el propósito de este libro presentar a Jesucristo como Aquel en quien puede satisfacerse todo anhelo - con abundante enseñanza, poder insondable, muchas vislumbres de su vida ejemplar de Jesús de Nazaret.

EN el corazón de toda la humanidad, sin distinción de etnicidad, religión o clase socioeconómica, hay un indecible deseo ardiente de algo intangible - el alma tan vacía y desconforme. Este anhelo es inherente en la misma constitución del hombre por un Creador misericordioso, para que el hombre no se sienta satisfecho con su presente condición, lo que sea que pueda ser. Pero es posible la experiencia de plenitud espiritual en Jesucristo. El profeta Ageo llama con justicia a Cristo "el Deseado de todas las gentes". Es el propósito de este libro presentar a Jesucristo como Aquel en quien puede satisfacerse todo anhelo - con abundante enseñanza, poder insondable, muchas vislumbres de su vida ejemplar de Jesús de Nazaret.

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quedó inmediatamente sana. Dijo luego a Pedro: "Vuelve tu espada a su lugar; <strong>por</strong>que todos los<br />

que tomaren espada, a espada perecerán. ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y él<br />

me daría más <strong>de</strong> doce legiones <strong>de</strong> ángeles?"--una legión en lugar <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> los discípulos--<br />

Pero los discípulos se preguntaban: ¿Oh, <strong>por</strong> qué no se salva a sí mismo y a nosotros? Contestando<br />

a su pensamiento inexpresado, añadió: "¿Cómo, pues, se cumplirían las Escrituras, que así<br />

conviene que sea hecho?"<br />

"El vaso que el Padre me ha dado, ¿No lo tengo <strong>de</strong> beber?" <strong>La</strong> dignidad oficial <strong>de</strong> los dirigentes<br />

judíos no les había impedido unirse al perseguimiento <strong>de</strong> Jesús. Su arresto era un asunto <strong>de</strong>masiado<br />

im<strong>por</strong>tante para confiarlo a subordinados; así que los astutos sacerdotes y ancianos se habían unido<br />

a 646 la policía <strong>de</strong>l templo y a la turba para seguir a Judas hasta Getsemaní. ¡Qué compañía para<br />

estos dignatarios: una turba ávida <strong>de</strong> excitación y armada con toda clase <strong>de</strong> instrumentos como<br />

para perseguir a una fiera! Volviéndose a los sacerdotes y ancianos, Jesús fijó sobre ellos su mirada<br />

escrutadora. Mientras viviesen, no se olvidarían <strong>de</strong> las palabras que pronunciara. Eran como<br />

agudas saetas <strong>de</strong>l Todopo<strong>de</strong>roso. Con dignidad dijo: Salisteis contra mí con espadas y palos como<br />

contra un ladrón. Día tras día estaba sentado enseñando en el templo. Tuvisteis toda o<strong>por</strong>tunidad<br />

<strong>de</strong> echarme mano, y nada hicisteis. <strong>La</strong> noche se adapta mejor para vuestra obra. "Esta es vuestra<br />

hora, y la potestad <strong>de</strong> las tinieblas." Los discípulos quedaron aterrorizados al ver que Jesús permitía<br />

que se le prendiese y atase. Se ofendieron <strong>por</strong>que sufría esta humillación para si y para ellos. No<br />

podían compren<strong>de</strong>r su conducta, y le inculpaban <strong>por</strong> someterse a la turba. En su indignación y<br />

temor, Pedro propuso que se salvasen a si mismos. Siguiendo esta sugestión, "todos los discípulos<br />

huyeron, <strong>de</strong>jándole." Pero Cristo había predicho esta <strong>de</strong>serción. "He aquí había dicho, la hora<br />

viene, y ha venido, que seréis esparcidos cada uno <strong>por</strong> su parte, y me <strong>de</strong>jaréis solo: mas no estoy<br />

solo, <strong>por</strong>que el Padre está conmigo."*<br />

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