14.09.2016 Views

La Vida de Jesus por Elena de White

EN el corazón de toda la humanidad, sin distinción de etnicidad, religión o clase socioeconómica, hay un indecible deseo ardiente de algo intangible - el alma tan vacía y desconforme. Este anhelo es inherente en la misma constitución del hombre por un Creador misericordioso, para que el hombre no se sienta satisfecho con su presente condición, lo que sea que pueda ser. Pero es posible la experiencia de plenitud espiritual en Jesucristo. El profeta Ageo llama con justicia a Cristo "el Deseado de todas las gentes". Es el propósito de este libro presentar a Jesucristo como Aquel en quien puede satisfacerse todo anhelo - con abundante enseñanza, poder insondable, muchas vislumbres de su vida ejemplar de Jesús de Nazaret.

EN el corazón de toda la humanidad, sin distinción de etnicidad, religión o clase socioeconómica, hay un indecible deseo ardiente de algo intangible - el alma tan vacía y desconforme. Este anhelo es inherente en la misma constitución del hombre por un Creador misericordioso, para que el hombre no se sienta satisfecho con su presente condición, lo que sea que pueda ser. Pero es posible la experiencia de plenitud espiritual en Jesucristo. El profeta Ageo llama con justicia a Cristo "el Deseado de todas las gentes". Es el propósito de este libro presentar a Jesucristo como Aquel en quien puede satisfacerse todo anhelo - con abundante enseñanza, poder insondable, muchas vislumbres de su vida ejemplar de Jesús de Nazaret.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>La</strong> pregunta que estaba en muchas mentes era: ¿Haría Dios esas obras po<strong>de</strong>rosas mediante un<br />

impostor como afirmaban los fariseos que era Jesús? <strong>La</strong> discusión se había vuelto encarnizada <strong>por</strong><br />

ambas partes. Los fariseos veían que estaban dando publicidad a la obra hecha <strong>por</strong> Jesús. No podían<br />

negar el milagro. El ciego rebosaba gozo y gratitud; contemplaba las maravillas <strong>de</strong> la naturaleza y<br />

se llenaba <strong>de</strong> <strong>de</strong>leite ante la hermosura <strong>de</strong> la tierra y <strong>de</strong>l cielo. Relataba libremente su caso y otra<br />

vez ellos trataron <strong>de</strong> imponerle silencio, diciendo: "Da gloria a Dios: nosotros sabemos que este<br />

hombre es pecador." Es <strong>de</strong>cir: No repitas que este hombre te dio la vista; es Dios quien lo ha hecho.<br />

El ciego respondió: "Si es pecador, no lo sé: una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo."<br />

Entonces le preguntaron otra vez: "¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?" Procuraron confundirlo<br />

con muchas palabras, a fin <strong>de</strong> que él se juzgase engañado. Satanás y sus ángeles malos estaban <strong>de</strong><br />

parte <strong>de</strong> los fariseos, y unían sus fuerzas y argucias al razonamiento <strong>de</strong> los hombres a fin <strong>de</strong><br />

contrarrestar la influencia <strong>de</strong> Cristo. Embotaron las convicciones hondamente arraigadas en<br />

muchas mentes.<br />

Los ángeles <strong>de</strong> Dios también estaban presentes para fortalecer al hombre cuya vista había sido<br />

restaurada. Los fariseos no comprendían que estaban tratando más que con un hombre inculto que<br />

había nacido ciego; no conocían a Aquel con quien estaban en controversia. <strong>La</strong> luz divina brillaba<br />

en las cámaras <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong>l ciego. Mientras aquellos hipócritas procuraban hacerle <strong>de</strong>screído, Dios<br />

le ayudó a <strong>de</strong>mostrar, <strong>por</strong> el vigor y la agu<strong>de</strong>za <strong>de</strong> sus respuestas, que no había <strong>de</strong> ser entrampado.<br />

Replicó: "Ya os lo he dicho, y no habéis atendido: ¿Por qué lo queréis otra vez oír? ¿queréis<br />

también vosotros haceros sus discípulos? Y le ultrajaron, y dijeron: Tú eres su discípulo; pero<br />

nosotros discípulos <strong>de</strong> Moisés somos. Nosotros sabemos que a Moisés habló Dios: mas éste no<br />

sabemos <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> es." El Señor Jesús conocía la prueba <strong>por</strong> la cual estaba pasando el hombre, y<br />

le dio gracia y palabras, <strong>de</strong> modo que llegó a ser un testigo <strong>por</strong> Cristo. Respondió a los fariseos<br />

con palabras que eran una hiriente censura a sus preguntas. Aseveraban ser los expositores <strong>de</strong> las<br />

Escrituras y los guías religiosos <strong>de</strong> la nación; sin embargo, había allí<br />

Uno que hacía milagros, y ellos confesaban ignorar tanto la fuente <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r, como su carácter<br />

y pretensiones. "Por cierto, maravillosa cosa es ésta --dijo el hombre,-- que vosotros no sabéis <strong>de</strong><br />

dón<strong>de</strong> sea, y a mí me abrió los ojos. Y sabemos que Dios no oye a los pecadores: mas si alguno es<br />

temeroso <strong>de</strong> Dios, y hace su voluntad, a éste oye. Des<strong>de</strong> el siglo no fue oído, que abriese alguno<br />

los ojos <strong>de</strong> uno que nació ciego. Si éste no fuera <strong>de</strong> Dios, no pudiera hacer nada." El hombre había<br />

hecho frente a sus inquisidores en su propio terreno. Su razonamiento era incontestable. Los<br />

fariseos estaban atónitos y enmu<strong>de</strong>cieron, hechizados ante sus palabras penetrantes y resueltas.<br />

Durante un breve momento guardaron silencio. Luego esos ceñudos sacerdotes y rabinos<br />

320

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!