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La Vida de Jesus por Elena de White

EN el corazón de toda la humanidad, sin distinción de etnicidad, religión o clase socioeconómica, hay un indecible deseo ardiente de algo intangible - el alma tan vacía y desconforme. Este anhelo es inherente en la misma constitución del hombre por un Creador misericordioso, para que el hombre no se sienta satisfecho con su presente condición, lo que sea que pueda ser. Pero es posible la experiencia de plenitud espiritual en Jesucristo. El profeta Ageo llama con justicia a Cristo "el Deseado de todas las gentes". Es el propósito de este libro presentar a Jesucristo como Aquel en quien puede satisfacerse todo anhelo - con abundante enseñanza, poder insondable, muchas vislumbres de su vida ejemplar de Jesús de Nazaret.

EN el corazón de toda la humanidad, sin distinción de etnicidad, religión o clase socioeconómica, hay un indecible deseo ardiente de algo intangible - el alma tan vacía y desconforme. Este anhelo es inherente en la misma constitución del hombre por un Creador misericordioso, para que el hombre no se sienta satisfecho con su presente condición, lo que sea que pueda ser. Pero es posible la experiencia de plenitud espiritual en Jesucristo. El profeta Ageo llama con justicia a Cristo "el Deseado de todas las gentes". Es el propósito de este libro presentar a Jesucristo como Aquel en quien puede satisfacerse todo anhelo - con abundante enseñanza, poder insondable, muchas vislumbres de su vida ejemplar de Jesús de Nazaret.

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habrían sido los sacerdotes los primeros en acusarlos ante Pilato? Los soldados se quedaron<br />

horrorizados al pensar en atraer sobre sí mismos la acusación <strong>de</strong> dormir en su puesto. Era un <strong>de</strong>lito<br />

punible <strong>de</strong> muerte. ¿Debían dar falso testimonio, engañar al pueblo y hacer peligrar su propia vida?<br />

¿Acaso no habían cumplido su penosa vela con alerta vigilancia? ¿Cómo podrían so<strong>por</strong>tar el juicio,<br />

aun <strong>por</strong> el dinero, si se perjuraban? A fin <strong>de</strong> acallar el testimonio que temían, los sacerdotes<br />

prometieron asegurar la vida <strong>de</strong> la guardia diciendo que Pilato 728 no <strong>de</strong>seaba más que ellos que<br />

circulase un informe tal.<br />

Los soldados romanos vendieron su integridad a los judíos <strong>por</strong> dinero. Comparecieron <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />

los sacerdotes cargados con muy sorpren<strong>de</strong>nte mensaje <strong>de</strong> verdad; salieron con una carga <strong>de</strong><br />

dinero, y en sus lenguas un informe mentiroso fraguado para ellos <strong>por</strong> los sacerdotes. Mientras<br />

tanto la noticia <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong> Cristo había sido llevada a Pilato. Aunque Pilato era<br />

responsable <strong>por</strong> haber entregado a Cristo a la muerte, se había quedado comparativamente<br />

<strong>de</strong>spreocupado. Aunque había con<strong>de</strong>nado <strong>de</strong> muy mala gana al Salvador y con un sentimiento <strong>de</strong><br />

compasión, no había sentido hasta ahora ninguna verda<strong>de</strong>ra contrición. Con terror se encerró<br />

entonces en su casa, resuelto a no ver a nadie. Pero los sacerdotes penetraron hasta su presencia,<br />

contaron la historia que habían inventado y le instaron a pasar <strong>por</strong> alto la negligencia que habían<br />

tenido los centinelas con su <strong>de</strong>ber.<br />

Pero antes <strong>de</strong> consentir en esto, él interrogó en privado a los guardias. Estos, temiendo <strong>por</strong> su<br />

seguridad, no se atrevieron a ocultar nada, y Pilato obtuvo <strong>de</strong> ellos un relato <strong>de</strong> todo lo que había<br />

sucedido. No llevó el asunto más a<strong>de</strong>lante, pero <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces no hubo más paz para él. Cuando<br />

Jesús estuvo en el sepulcro, Satanás triunfó. Se atrevió a esperar que el Salvador no resucitase.<br />

Exigió el cuerpo <strong>de</strong>l Señor, y puso su guardia en <strong>de</strong>rredor <strong>de</strong> la tumba procurando retener a Cristo<br />

preso. Se airó acerbamente cuando sus ángeles huyeron al acercarse el mensajero celestial. Cuando<br />

vio a Cristo salir triunfante, supo que su reino acabaría y que él habría <strong>de</strong> morir finalmente. Al dar<br />

muerte a Cristo, los sacerdotes se habían hecho instrumentos <strong>de</strong> Satanás<br />

Ahora estaban enteramente en su po<strong>de</strong>r. Estaban enredados en una trampa <strong>de</strong> la cual no veían otra<br />

salida que la continuación <strong>de</strong> su guerra contra Cristo. Cuando oyeron la nueva <strong>de</strong> su resurrección,<br />

temieron la ira <strong>de</strong>l pueblo. Sintieron que su propia vida estaba en peligro. Su única esperanza<br />

consistía en probar que Cristo había sido un impostor y negar que hubiese resucitado. Sobornaron<br />

a los soldados y obtuvieron el silencio <strong>de</strong> Pilato. Difundieron sus informes mentirosos lejos y cerca.<br />

Pero había testigos a quienes no podían acallar. Muchos habían oído el testimonio <strong>de</strong> los soldados<br />

en cuanto a la resurrección <strong>de</strong> Cristo. Y ciertos muertos que salieron con Cristo aparecieron a<br />

muchos y <strong>de</strong>clararon que había resucitado. Fueron comunicados a los sacerdotes informes <strong>de</strong><br />

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