ENCUENTROS SOCIALES Y DIVERSIONES - Gobierno de Jalisco ...
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EL JUEGO DE GALLOS EN JALISCO<br />
lante <strong>de</strong> la autoridad para evitar excesos e imponer el or<strong>de</strong>n. La <strong>de</strong>cisión tomada<br />
por el rey pretendía, pues, poner fin a los <strong>de</strong>smanes <strong>de</strong> los que se quejaron<br />
por largo tiempo autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l virreinato y obispos, sometiendo a la<br />
normatividad una actividad que, por otro lado, movía cuantiosas cantida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> dinero <strong>de</strong> manera libre, lo que siempre propició escándalos.<br />
Hay que añadir que la real cédula permitía el juego, pero bajo una serie<br />
<strong>de</strong> condiciones cuyo cumplimiento <strong>de</strong>bía controlar el virrey marqués <strong>de</strong><br />
Casafuerte. Estas condiciones eran:<br />
1) Se jugaría en parajes públicos.<br />
2) Los días festivos se empezaría a jugar a la una <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> (<strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />
haber asistido a misa).<br />
3) El juego sería vigilado por los ministros <strong>de</strong> justicia.<br />
4) No se admitirían al juego hijos <strong>de</strong> familia ni esclavos (Sarabia Viejo,<br />
1972: 20).<br />
De esta forma, el juego <strong>de</strong> gallos se convirtió en una actividad empresarial<br />
rentable, tanto para quien poseía la licencia como para la Real Hacienda.<br />
GUADALAJARA, SIGLO XVIII<br />
No obstante que la legalización <strong>de</strong>l juego permitió una vigilancia directa <strong>de</strong> las<br />
apuestas, muchas plazas <strong>de</strong> gallos, sobre todo en lugares alejados <strong>de</strong> los centros<br />
urbanos importantes, se constituían en espacios preferidos <strong>de</strong> prófugos,<br />
ladrones y gente <strong>de</strong>dicada a buscar dinero fácil. La condición <strong>de</strong> las autorida<strong>de</strong>s<br />
virreinales <strong>de</strong> que se jugara «poco y sin malicia» siempre fue rebasada por<br />
la compulsión <strong>de</strong> los jugadores a subir cada vez más el monto <strong>de</strong> las apuestas.<br />
Aunque para la gente acomodada asidua al juego <strong>de</strong> gallos representaba el<br />
ganar o per<strong>de</strong>r parte <strong>de</strong> sus bienes, para la población ordinaria llegó a ser<br />
causa <strong>de</strong>l <strong>de</strong>spilfarro <strong>de</strong>l producto <strong>de</strong> su trabajo.<br />
Había muchos aficionados que <strong>de</strong>jaban sus verda<strong>de</strong>ros oficios al adquirir un mayor<br />
conocimiento <strong>de</strong> los gallos y se empleaban como trabajadores <strong>de</strong> la plaza o como<br />
criadores para estar allí continuamente y lo que ganaban también lo <strong>de</strong>jaban allí en las<br />
apuestas, por lo cual <strong>de</strong>scuidaban igualmente a su familia y a<strong>de</strong>más se apartaban <strong>de</strong><br />
un trabajo honrado (Sarabia Viejo, 1972: 23).<br />
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