ENCUENTROS SOCIALES Y DIVERSIONES - Gobierno de Jalisco ...
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246 <strong>ENCUENTROS</strong> <strong>SOCIALES</strong> Y <strong>DIVERSIONES</strong><br />
das catalogadas en el recetario <strong>de</strong> lo mexicano, en medio <strong>de</strong> las modas europeas<br />
se notaban entre los <strong>de</strong> abajo los cortes y hechuras <strong>de</strong> estilos propios, se<br />
recomendaba el pulque en el altiplano, mientras que el mezcal era <strong>de</strong> uso común<br />
en el oeste, y también se escuchaban fuera <strong>de</strong> los teatros con carteles<br />
operísticos los aires, sones y canciones gustadas por el pueblo, que con los<br />
años darían al país una personalidad musical peculiar. Es en este momento en<br />
el que muchos viajeros extranjeros veían a México como algo novedoso y un<br />
tanto in<strong>de</strong>scifrable y cautivante.<br />
Es durante ese periodo (1839-1841) que escribió una señora escocesa<br />
resi<strong>de</strong>nte en México una vívida <strong>de</strong>scripción acerca <strong>de</strong>l ambiente en el interior<br />
<strong>de</strong> un palenque, justo el día en que se encontraba entre los aficionados al<br />
combate <strong>de</strong> gallos el mismo presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la república, y el texto es tan interesante<br />
que vale la pena leerlo:<br />
Fuimos a los gallos a eso <strong>de</strong> las tres <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>. La Plaza rebosaba <strong>de</strong> gente, y los<br />
palcos, ocupados por las damas, parecían un jardín lleno <strong>de</strong> flores <strong>de</strong> todos colores.<br />
Pero mientras que las señoras daban el tono al espectáculo, los caballeros se paseaban<br />
alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l palenque, vistiendo la chaqueta, cualquiera que fuese su condición,<br />
señores y menestrales, y esta ausencia <strong>de</strong> faldones es, sin duda alguna, el modo más<br />
apropiado para la fiesta. El Presi<strong>de</strong>nte y su comitiva acababan <strong>de</strong> llegar, y asimismo<br />
algunos <strong>de</strong> los ministros extranjeros.<br />
Mientras los gallos cantaban con bravura, cruzábanse las apuestas, y hasta las mujeres<br />
se entregaban a la influencia <strong>de</strong> la escena, apostando sotto voce <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los palcos<br />
con los caballeros, a favor <strong>de</strong> sus gallos favoritos. Rara era la vez en que se prolongaba<br />
una pelea, pues cada gallo lleva una pequeña navaja amarrada en el espolón, <strong>de</strong> manera<br />
que al cabo <strong>de</strong> pocos minutos, uno u otro sucumben en un mar <strong>de</strong> sangre. Se oyen<br />
aplausos junto con el agudo canto <strong>de</strong> algún pobre gallo, que se está dando ánimos<br />
antes <strong>de</strong> la próxima pelea en don<strong>de</strong> quizá ha <strong>de</strong> lanzar el último cacareo. Es muy<br />
curioso el efecto que produce a los ojos <strong>de</strong> un europeo el ver a las jóvenes <strong>de</strong> buena<br />
familia, tan femeninas y graciosas, sancionar con su presencia esta salvaje diversión.<br />
Es, sin duda, el resultado <strong>de</strong> la costumbre… (Cal<strong>de</strong>rón <strong>de</strong> la Barca, 2003: 180).<br />
Es esta, sin duda, una excelente crónica <strong>de</strong> lo que era un palenque en<br />
México, visitado por damas y por asiduos apostadores <strong>de</strong> distintas clases so-