08.05.2013 Views

Narciso Y Goldmundo - AMPA Severí Torres

Narciso Y Goldmundo - AMPA Severí Torres

Narciso Y Goldmundo - AMPA Severí Torres

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Hermann Hesse <strong>Narciso</strong> Y <strong>Goldmundo</strong><br />

irreflexión, te introduces a hurto, de noche, en el palacio para cortejar a la querida del<br />

conde, entonces el mundo se te aparece muy otro, y todas las casas de apestados y todos<br />

los judíos quemados no pueden impedirte que busques tu placer. ¿No es así?<br />

—Sí, así es. Por estar tan lleno el mundo de muerte y horror es por lo que busco<br />

constantemente consolar mi corazón y coger las bellas flores que crecen en medio de este<br />

infierno. Encuentro el placer y, por un instante, olvido el horror. Pero eso no quiere decir<br />

que no esté allí.<br />

—Lo has formulado de un modo perfecto. Tú te ves, pues, rodeado, en este mundo, de<br />

muerte y espanto, y, para huir de ellos, te acoges al placer. Pero el placer es efímero y<br />

vuelve a dejarte en medio del desierto.<br />

—En efecto, así es.<br />

—Eso le acontece a los más de los hombres, aunque sólo unos pocos lo sienten con la<br />

fuerza y la vehemencia que tú, y pocos son, también, los que tienen necesidad de darse<br />

cuenta de esas sensaciones. Pero díme: aparte de ese desesperado ir y venir entre el placer<br />

y el horror, aparte de ese columpiarse entre el placer de vivir y el sentimiento de morir...<br />

¿No has probado algún otro camino?<br />

—Naturalmente que sí. Lo probé con el arte. Ya te dije que, entre otras cosas, me había<br />

hecho también un artista. Cierto día, cuando llevaba ya unos tres años por el mundo,<br />

peregrinando casi siempre, me encontré, en la iglesia de un convento, una imagen en<br />

madera de la Madre de Dios; y era tan bella y tanta impresión me causó el verla que<br />

pregunté por el maestro que la había labrado y fui en su busca. Di con él, era un maestro<br />

famoso; fui su discípulo y trabajé a su lado varios años.<br />

—Más tarde me hablarás de esto con pormenor. Pero díme, ¿qué fue lo que el arte te trajo y<br />

significó para ti?<br />

—El vencimiento de la caducidad. Advertí que de este carnaval y esta danza de la muerte,<br />

que es la vida humana, quedaba y pervivía algo, a saber, las obras de arte. También ellas<br />

desaparecen alguna vez, se queman, se deterioran o las destrozan. Pero siempre<br />

sobreviven a varias vidas humanas y forman, más allá del momento actual, un reino sereno<br />

de imágenes y cosas santas. Y el colaborar en eso se me antoja bueno y consolador porque<br />

es casi perpetuar lo transitorio.<br />

—Mucho me place lo que dices, <strong>Goldmundo</strong>. Espero que aún harás muchas bellas obras;<br />

tengo una gran confianza en tu talento y capacidades y estoy seguro que seras mí huésped<br />

en Mariabronn por mucho tiempo y que me permitirás que te disponga un taller; en nuestro<br />

convento ya no hay artistas desde hace largos años. Sin embargo, estimo que no has<br />

agotado, con tu definición, toda la maravilla que el arte encierra. Creo que el arte no<br />

consiste tan sólo en arrancar a la muerte, por medio de la piedra, la madera o los colores,<br />

algo que existe pero es perecedero, y darle mayor duración. He visto algunas obras de arte,<br />

imágenes de santos y de la Virgen, que no me parece que sean meras reproducciones de<br />

individuos humanos reales que vivieron un día y cuyas formas o colores ha conservado el<br />

artista.<br />

—Tienes razón —exclamó <strong>Goldmundo</strong> con pasión—. Nunca hubiese creído que estabas tan<br />

enterado en cosas de arte. El verdadero modelo de una buena obra de arte no es nunca una<br />

forma real y viviente, aunque ésta pueda ser su motivo. El modelo auténtico no es de carne<br />

y sangre sino espiritual. Es una imagen que mora en el alma del artista. También en mí,<br />

<strong>Narciso</strong>, moran y viven imágenes de ésas, las que espero un día representar y mostrártelas.<br />

-¡Espléndido! Y debo decirte, amigo mío, que, sin saberlo, te has metido de hoz y de coz en<br />

la filosofía, y has formulado uno de sus misterios.<br />

—Te burlas de mí.<br />

—En modo alguno. Acabas de hablar de modelos, de imágenes que sólo existen en el<br />

Página 125 de 145

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!