Narciso Y Goldmundo - AMPA Severí Torres
Narciso Y Goldmundo - AMPA Severí Torres
Narciso Y Goldmundo - AMPA Severí Torres
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Hermann Hesse <strong>Narciso</strong> Y <strong>Goldmundo</strong><br />
por propia experiencia. Eres artista y has esculpido varias figuras. Cuando una de esas<br />
figuras te ha salido verdaderamente bien, cuando has librado a la efigie de un hombre de<br />
todo lo accidental, convirtiéndolo en una forma pura... entonces has realizado, como artista,<br />
esa imagen humana.<br />
—Lo he comprendido.<br />
—Tú, amigo <strong>Goldmundo</strong>, me ves en un lugar y en un cargo en donde a mi naturaleza le será<br />
relativamente fácil realizarse. Me ves viviendo dentro de una comunidad y una tradición que<br />
se me acomoda y me ayuda. Un convento no es el cielo, antes está lleno de imperfección;<br />
mas, sin embargo, la vida del claustro, llevada con el debido decoro, es, para los hombres<br />
de mi condición, incomparablemente más estimuladora que la vida mundana. No me refiero<br />
aquí a lo moral, sino que, ya por motivos estrictamente prácticos, el puro pensar, cuyo<br />
ejercicio y enseñanza es mi función, reclama cierta protección frente al mundo. Por eso, yo<br />
he podido realizarme en esta casa con más facilidad que tú. El hecho de que, no obstante,<br />
hayas encontrado un camino y te hayas convertido en un artista me inspira gran<br />
admiración. Pues para ti la cosa ha sido mucho más difícil.<br />
<strong>Goldmundo</strong> se ruborizó de azoramiento por la alabanza y, también, de contento. Para<br />
cambiar de tema, interrumpió al amigo:<br />
—He comprendido casi todo lo que acabas de decirme. Mas hay una cosa que sigue sin<br />
entrarme en la cabeza y es eso que llamas "el puro pensar", es decir ese tu pensar sin<br />
imágenes y ese operar con palabras con las que uno no puede representarse nada.<br />
—Lo comprenderás con un ejemplo. Piensa en las matemáticas. ¿Qué representaciones<br />
encierran los números? ¿O los signos más y menos? ¿Qué imágenes contiene una igualdad?<br />
Ninguna. Cuando te pones a resolver un problema de aritmética o álgebra, no te vales de<br />
ninguna representación sino que resuelves un problema formal dentro de formas mentales<br />
aprendidas.<br />
—Así es, <strong>Narciso</strong>. Si me pones una serie de guarismos y signos, puedo trabajar con ellos sin<br />
necesidad de representación ninguna, puedo guiarme por los más y menos, los cuadrados,<br />
los paréntesis y demás signos, y resolver el problema. Es decir, podía hacerlo en otro<br />
tiempo, pues ahora ya no sería capaz. Pero no acierto a comprender cómo la ejecución de<br />
esas tareas formales puede servir para otra cosa que para ejercitar la facultad de razonar<br />
de los escolares. El aprender a calcular es, sin duda, muy útil. Pero estimaría absurdo e<br />
infantil que un individuo se pasara toda su vida dedicado a tales cálculos y llenando<br />
constantemente de cifras papeles y papeles.<br />
—Te engañas, <strong>Goldmundo</strong>. Aceptas que ese aplicado estudiante de matemáticas resuelva<br />
los problemas escolares que el maestro le proponga. Pero también puede plantearse él<br />
mismo esas cuestiones, pueden surgir ellas en su espíritu como fuerzas poderosas. Es<br />
menester haber calculado y medido muchos espacios reales y ficticios antes de acometer,<br />
como pensador, el problema del espacio.<br />
—Es verdad. Pero el problema del espacio, como puro problema conceptual, tampoco rae<br />
parece que sea realmente objeto digno de que el hombre despilfarre por él su trabajo y sus<br />
años. La palabra "espacio" no es para mí nada ni creo que valga la pena reflexionar sobre él<br />
si no me imagino, a la vez, un espacio real, por ejemplo el espacio sidéreo; el contemplar y<br />
medir este espacio no lo tengo, en verdad, por tarea de poco valor.<br />
<strong>Narciso</strong>, sonriendo, observó:<br />
—Quieres decir que no le concedes importancia alguna al pensar pero que, en cambio, sí se<br />
la das a la aplicación del pensar al mundo práctico y visible. Y yo te respondo que tampoco<br />
a nosotros nos faltan, en modo alguno, ocasiones ni la voluntad de aplicar nuestro pensar.<br />
El pensador <strong>Narciso</strong>, por ejemplo, ha aplicado los resultados de sus reflexiones tanto a su<br />
amigo <strong>Goldmundo</strong> como a sus monjes numerosas veces, y lo hace a diario. Mas ¿cómo<br />
hubiese podido "aplicar" nada si antes no lo hubiese aprendido y ejercitado? También el<br />
artista ejercita constantemente sus ojos y su fantasía y nosotros descubrimos ese ejercicio<br />
Página 130 de 145