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Narciso Y Goldmundo - AMPA Severí Torres

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Hermann Hesse <strong>Narciso</strong> Y <strong>Goldmundo</strong><br />

a <strong>Goldmundo</strong>, entre cuarenta y cincuenta años. Miró al extraño con sus ojos zarcos y<br />

ahondadores y le preguntó con breves palabras qué deseaba. <strong>Goldmundo</strong> le dijo que le traía<br />

un saludo del padre Bonifacio.<br />

—¿Nada más?<br />

—Maestro —le dijo <strong>Goldmundo</strong> con el huelgo embarazado—, he visto vuestra Virgen allá en<br />

el convento. ¡Ah, no me miréis con ese ceño!; es el amor y la veneración lo que me traen<br />

junto a vos. Yo no me amedrento fácilmente, he vivido errante largo tiempo y conozco los<br />

bosques, la nieve y el hambre. Son pocos los hombres que pudieran infundirme temor. Pero<br />

ante vos lo siento. Siento en el corazón un único, ardiente deseo, tan intenso que casi me<br />

causa dolor.<br />

—¿Qué deseo es ése?<br />

—Quisiera ser vuestro aprendiz, y que me avezarais en el arte.<br />

—No eres tú, joven, el único que tiene tal deseo. Pero yo no quiero aprendices, y ayudantes<br />

ya tengo dos. ¿De dónde vienes y quiénes son tus padres?<br />

—No tengo padres y no vengo de ninguna parte. Era alumno en un convento donde aprendí<br />

latín y griego, y luego me escapé y hace años que ando vagando.<br />

—¿Y por qué crees que tienes que ser imaginero? ¿Lo has intentado ya alguna vez, tienes<br />

algunos dibujos?<br />

—Muchos hice pero los he perdido. Puedo, en cambio, explicaros por qué quiero aprender<br />

este arte. He cavilado mucho y he visto muchos rostros y muchas figuras y reflexionado<br />

sobre ellos; y algunos de los pensamientos que tuve me han acosado sin tregua y me han<br />

privado de sosiego. Me ha llamado grandemente la atención el hecho de que en toda figura<br />

siempre se repita una forma determinada, una línea determinada, de que una frente se<br />

corresponda con la rodilla, un hombro con la cadera, y de que todo eso se identifique, en el<br />

fondo, con el ser y el alma del hombre al que pertenecen la rodilla, el hombro y la frente. Y<br />

también me ha chocado, y ello lo descubrí cierta noche que hube de dar ayuda en un parto,<br />

que el dolor extremo y el deleite extremo tengan una expresión muy semejante.<br />

El maestro miró al extraño con ojos penetrantes.<br />

—¿Sabes lo que estás diciendo?<br />

—Sí, maestro, es así. Y eso fue cabalmente lo que, con indecible alegría y turbación, hallé<br />

expresado en vuestra Virgen; y por eso he venido. ¡Ah, en aquel rostro bello y dulce hay un<br />

inmenso sufrimiento, mas, a la vez, todo ese dolor aparece como transformado en pura<br />

dicha y sonrisa. Al ver esto, se encendió en mí como un fuego, creía ver confirmados todos<br />

los pensamientos y sueños de tantos años y que, de pronto, habían dejado de ser cosa<br />

vana, y supe en seguida lo que debía hacer y adonde debía ir. Querido maestro Nicolao: de<br />

todo corazón os pido que me dejéis aprender con vos.<br />

Nicolao había escuchado atentamente aunque sin que su rostro adoptara un aire más<br />

amable.<br />

—Joven —le dijo—, hablas sobre el arte de modo tan acertado que asombra; y también me<br />

sorprende que a tus años sepas tanto del placer y el dolor. Mucho me agradaría conversar<br />

contigo una noche sobre estas cosas junto a un vaso de vino. Mas advierte que una cosa es<br />

sostener una plática amena e ingeniosa y otra muy distinta vivir y trabajar juntos varios<br />

años. Este es un taller y aquí no se charla sino que se trabaja; aquí no tienen valor alguno<br />

lo que uno haya podido fantasear y lo que pueda decir, sino sólo lo que uno sepa hacer con<br />

las manos. Parece que tomas la cosa muy en serio, por lo cual no te rechazaré así sin más<br />

ni más. Vamos a ver si sabes hacer algo. ¿Modelaste alguna vez figuras en barro o cera?<br />

<strong>Goldmundo</strong> recordó en seguida cierto sueño que había tenido hacía tiempo y en el que creía<br />

amasar figuras de barro que luego se ponían de pie y se convertían en gigantes. Sin<br />

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