Notas para la cartera del viticultor o fabricante - Academia da Vinha ...

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Los romanos, además, tenían una manía, una
verdadera preocupación hacia los vinos añejos.
Petrouio habla de un vino de Falerno, de cien
años, y Plinio de otro de dos siglos que presentaba
el mismo aspecto que la miel coagulada.
Para beber no habia más recurso que mezclarlo
con agua caliente, pasándolo luego por un tamiz.
Además de la miel que se anadia al vino con
intento de neutralizar su aspereza natural, le
mezclaban también los romanos con áloe, alquitrán,
hojas de pino, almendras amargas, higos
secos, tomillo y bayas de mirra. El vino
mezclado con higos, tomillo y mirra, tomaba
el nombre de sycitas, thymitas y myrsinitas.
Pero lo que cuesta trabajo creer, si el hecho no
estuviese certificado por Catón y por Ateneo, es
que los antiguos bonificaban sus vinos con vinagre
y agua del mar, ampliando su aserto hasta
el punto de escribir el procedimiento que seguían
en tan extraña operación. No parece al
leer la receta sino que los hombres de entonces
tenían el estómago conformado de distinta manera
que nosotros, y quizás estas extravagantes
misturas basten para explicar ciertas gastralgias
célebres que han pasado á la historia. Julio
César, aunque muy sobrio, se sentia siempre
malo después de la cena. Augusto, más débil
de estómago, no bebia en las comidas más que
tres sorbos de vino, pues al cuarto vomitaba ya