Notas para la cartera del viticultor o fabricante - Academia da Vinha ...

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dicinales, como el agenjo, el mirto, el áloe, el
anís, el hisopo y el romero, se llamaban vinos
herbáticos, empleándose, no sólo como bebidas
agradables al paladar, sino como remedios
terapéuticos. Los más célebres eran aquellos
en cuya fabricación entraba la miel y las especias
traídas expresamente de Asia.
Los poetas del siglo XIII se ocupaban con
trasporte de estos licores, que calificaban de
néctares deliciosos. Ningún festín hubiera sido
completo sin ellos, y en el Concilio de Aquisgram,
verificado en 817, se ordenó que en los
conventos no se sirviese tan voluptuosa bebida
más que en los dias de gran fiesta y aun así
con ciertas restricciones.
También habia licores hechos con el zumo
de cerezas, grosella, granadas y frambuesas,
que se llamaban sencillamente vinos de frutas,
sobresaliendo entre ellos el de moras, que
era el más caro y el más estimado.
Los licores verdaderos, es decir, los derivados
del aguardiente de vino, aparecieron mucho
tiempo después que se reconoció como factible
la destilación del vino, probablemente
hacia fines del siglo XIV. Largos años trascurrieron
antes de que estas preparaciones saliesen
del dominio de los alquimistas y de los religiosos
que aplicaban el arte de destilar á la
composición de bálsamos y panaceas. Las ór-