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Isaías capítulo 1 - Una página de teología luterana en español

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comi<strong>en</strong>zo se mezcla la ira con el amor. Lo impulsa y conmueve el amor que busca<br />

mejorar y salvar a los pecadores. Pero cuando el pecador rehúsa volver y humillarse bajo<br />

la mano po<strong>de</strong>rosa <strong>de</strong> Dios, <strong>en</strong>tonces este castigo, que t<strong>en</strong>ía la int<strong>en</strong>ción <strong>de</strong> mejorar, se<br />

convierte <strong>en</strong> el puro castigo <strong>de</strong> la ira. Entonces la ira <strong>de</strong> Dios contra los pecadores<br />

<strong>en</strong>durecidos resulta <strong>en</strong> la <strong>de</strong>strucción y con<strong>de</strong>nación.<br />

En el v. 15 el profeta mismo explica la imag<strong>en</strong> <strong>de</strong> la cabeza y la cola. Con la cabeza se<br />

refiere a los lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong>l pueblo, los príncipes, los ancianos, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, la g<strong>en</strong>te honorable,<br />

muy respetada. Con la cola se refiere a los falsos profetas, que <strong>en</strong>señan m<strong>en</strong>tiras. De<br />

hecho, esos falsos maestros son como una cola que se agita. Inflan, <strong>en</strong>gatusan a las<br />

personas, las <strong>en</strong>gañ<strong>en</strong> acerca <strong>de</strong> sus pecados y vicios. El v. 16 sigue tratando con estos<br />

seductores. Ha llegado a tal punto que los que <strong>de</strong>b<strong>en</strong> guiar, , al pueblo por el camino<br />

correcto los llevan al error clamando paz, paz, <strong>en</strong> don<strong>de</strong> no hay paz. Y <strong>en</strong>tonces los que<br />

<strong>de</strong>b<strong>en</strong> haber sido conducidos, , los que son <strong>en</strong>gañados, ya han sido tragados, es<br />

como si el infierno se los tragara. Vea 5:14. Cuando un pueblo y una raza rebel<strong>de</strong> se<br />

expone a los falsos maestros y seductores, se pier<strong>de</strong> toda esperanza.<br />

La imag<strong>en</strong> <strong>de</strong> la rama y la caña, que es comparable a la imag<strong>en</strong> <strong>de</strong> la cabeza y la cola, se<br />

explica por sí sola. Se refiere a la g<strong>en</strong>te r<strong>en</strong>ombrada y oscura <strong>en</strong>tre el pueblo. A toda la<br />

nación se le am<strong>en</strong>aza con el exterminio, la <strong>de</strong>strucción. A esto apunta también el v. 17. El<br />

, ―por tanto‖, se refiere al v. 13. Con el consecutivo, v. 14, y , v. 17, se<br />

introduc<strong>en</strong> los malos resultados <strong>de</strong> la imp<strong>en</strong>it<strong>en</strong>cia. Al Todopo<strong>de</strong>roso, que antes daba<br />

po<strong>de</strong>r, val<strong>en</strong>tía, victoria a los jóv<strong>en</strong>es que salían a la batalla, ahora le <strong>de</strong>sagradan los<br />

jóv<strong>en</strong>es <strong>de</strong>l pueblo. No los acompaña. Los <strong>en</strong>trega a la espada <strong>de</strong>l <strong>en</strong>emigo. Hasta los<br />

huérfanos y viudas <strong>en</strong>tre el pueblo no escaparán la espada. Dios, que normalm<strong>en</strong>te<br />

todavía si<strong>en</strong>te compasión por las viudas y los huérfanos, sin misericordia los <strong>en</strong>trega a su<br />

<strong>en</strong>emigo. Porque todos son impíos, , y sólo hac<strong>en</strong> el mal, . todos hablan blasfemia,<br />

inclusive las viudas y huérfanos. Cuando las mujeres y los niños se <strong>de</strong>dican a cometer<br />

atrocida<strong>de</strong>s, las cosas han ido al extremo.<br />

El juicio repres<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> esta sección <strong>de</strong> la profecía recuerda el <strong>de</strong>stino final <strong>de</strong> los dos<br />

reinos, la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Israel por Salmaneser y <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Judá por<br />

Nabucodonosor. Entonces lo que sigue traza el rumbo <strong>de</strong> la ira <strong>de</strong> Dios hasta el final.<br />

v. 18-21 [17-20] Porque la maldad, <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dida como un fuego, cardos y espinos<br />

<strong>de</strong>vorará. Se <strong>en</strong>c<strong>en</strong><strong>de</strong>rá <strong>en</strong> lo espeso <strong>de</strong>l bosque, y serán alzados como remolinos <strong>de</strong><br />

humo. Por la ira <strong>de</strong> Jehová <strong>de</strong> los ejércitos se oscurece la tierra, y el pueblo es como<br />

pasto <strong>de</strong>l fuego. El hombre no ti<strong>en</strong>e piedad <strong>de</strong> su hermano. Cada uno <strong>de</strong>vora a la<br />

<strong>de</strong>recha y ti<strong>en</strong>e hambre; come a la izquierda y no se sacia. Cada cual come la carne <strong>de</strong><br />

su prójimo: Manasés <strong>de</strong>vora a Efraín y Efraín a Manasés, y ambos se levantan contra<br />

Judá. Pero ni con todo esto ha cesado su furor, sino que todavía su mano está ext<strong>en</strong>dida.<br />

El ―porque‖ conecta el v. 18 con la última oración <strong>de</strong> la sección anterior, v. 17b: ―Ni con<br />

todo esto ha cesado su furor‖, etc. El juicio <strong>en</strong>furecido <strong>de</strong> Dios ahora prosigue hasta el<br />

final. La <strong>de</strong>pravación que se ha arraigado firmem<strong>en</strong>te <strong>en</strong> el pueblo, quema como fuego,<br />

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