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Isaías capítulo 1 - Una página de teología luterana en español

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carne. Sin embargo, es evi<strong>de</strong>nte que sólo los crey<strong>en</strong>tes aprecian a Cristo y sab<strong>en</strong> lo que<br />

pose<strong>en</strong> <strong>en</strong> él. Se regocijan <strong>en</strong> este don divino y dic<strong>en</strong>: nos es nacido, nos es dado. Ya la<br />

segunda mitad <strong>de</strong> la oración muestra cuán gran<strong>de</strong> es este don. El gobierno <strong>de</strong>scansa sobre<br />

su hombro, el gobierno puro y simple, no sólo el gobierno que el hijo <strong>de</strong> David <strong>de</strong>bía<br />

poseer <strong>en</strong> el reino <strong>de</strong> Dios <strong>en</strong> la tierra, <strong>en</strong> Sión, sino también el gobierno <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido<br />

más amplio y absoluto <strong>de</strong> la palabra, el gobierno que pert<strong>en</strong>ece a Dios mismo. A Cristo se<br />

le da todo po<strong>de</strong>r <strong>en</strong> el cielo y <strong>en</strong> la tierra, Mt. 11:27; 28:18; Jn 5:22. Al niño que es<br />

nacido inmediatam<strong>en</strong>te se le atribuye el gobierno. Este hombre que nace <strong>de</strong> la virg<strong>en</strong>, el<br />

hijo <strong>de</strong> David, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su mismo nacimi<strong>en</strong>to posee el po<strong>de</strong>r y la majestad divina. La<br />

cristología <strong>luterana</strong> ti<strong>en</strong>e un fundam<strong>en</strong>to bu<strong>en</strong>o y sólido <strong>en</strong> la Escritura. Cuando dice que<br />

el gobierno está sobre su hombro, se pi<strong>en</strong>sa <strong>de</strong>l gobierno como una carga. Gobernar y<br />

proteger, sost<strong>en</strong>er, dirigir y controlar todas las cosas <strong>en</strong> el cielo y <strong>en</strong> la tierra realm<strong>en</strong>te es<br />

una tarea inm<strong>en</strong>sa y difícil. Pero este niño, este hijo, es capaz <strong>de</strong> hacerlo. Su hombro es lo<br />

sufici<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te fuerte para soportar esta carga. Después <strong>de</strong> todo, él es Emanuel, Dios con<br />

nosotros, el Dios hombre.<br />

En la segunda mitad <strong>de</strong>l versículo la profecía acerca <strong>de</strong> Cristo llega a su punto<br />

culminante. Estas palabras s<strong>en</strong>cillas y claras han t<strong>en</strong>ido que soportar mucho a manos <strong>de</strong><br />

los expositores. Los com<strong>en</strong>taristas incrédulos no están dispuestos a someterse a este<br />

testimonio po<strong>de</strong>roso <strong>de</strong> la <strong>de</strong>idad <strong>de</strong> Cristo. Lo atacan. Pero su <strong>de</strong>streza exegética<br />

también se rompe <strong>en</strong> esta palabra profética sólida. Algunos rabinos muy notables, tales<br />

como Kimchi y Raschi, <strong>de</strong>claran conforme al Targum que les antece<strong>de</strong>: el Dios que se<br />

llama y es maravilloso, consejero, y Dios fuerte, padre eterno, lo llama el príncipe <strong>de</strong> paz.<br />

Así toman los primeros cuatro nombres como títulos por Dios, y ellos <strong>en</strong>tonces <strong>de</strong>signan<br />

a Dios como el sujeto <strong>de</strong> , ―y se llamará su nombre‖, y sólo el quinto nombre lo<br />

toman como un nombre <strong>de</strong>l hijo.<br />

La construcción pres<strong>en</strong>ta problemas. Y puesto que la discusión trata <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong>l niño,<br />

es razonable que <strong>en</strong>t<strong>en</strong>damos los cinco nombres como nombres <strong>de</strong>l niño que nos es<br />

nacido. Luzzatto también reconoce esto. Sin embargo, él sustituye por aquella absurda<br />

interpretación rabínica un absurdo aun mayor cuando traduce: ―Admirablem<strong>en</strong>te resuelve<br />

el Dios po<strong>de</strong>roso, el Padre eterno, el príncipe <strong>de</strong> paz‖. ¡Y esto se supone <strong>de</strong>be ser el<br />

nombre <strong>de</strong>l niño! No, lo que se introduce con las palabras , ―y se llamará su<br />

nombre‖, son nombres que están <strong>en</strong> armonía con el niño que nos es nacido, el hijo que<br />

nos es dado. Esto está tan claro como la luz. Y sus nombres <strong>de</strong>signan la es<strong>en</strong>cia y la<br />

naturaleza <strong>de</strong> este niño, significan lo que poseemos <strong>en</strong> el hijo que nos es dado.<br />

El primer nombre es , maravilla. Así como el ángel <strong>de</strong>l Señor <strong>en</strong> Jueces 13:18 dice <strong>en</strong><br />

respuesta a Manoa cuando éste le pregunta su nombre, que su nombre es "maravilloso‖,<br />

así el Mesías aquí s<strong>en</strong>cillam<strong>en</strong>te se llama ―maravilla‖. ―No es sólo esto o aquello que es<br />

maravilloso acerca <strong>de</strong> él; él mismo es totalm<strong>en</strong>te una maravilla‖, ― ‖ como<br />

lo traduce Símaco. Es totalm<strong>en</strong>te imposible que la razón humana <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>da su persona.<br />

Este niño que nace <strong>de</strong> la virg<strong>en</strong> es un hombre así como nosotros, <strong>de</strong> nuestra carne y<br />

sangre. Y sin embargo, así como Dios, el niño ti<strong>en</strong>e todas las cosas <strong>en</strong> su mano y po<strong>de</strong>r.<br />

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