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Isaías capítulo 1 - Una página de teología luterana en español

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tiempo, tanto los mandami<strong>en</strong>tos <strong>de</strong> Dios como sus promesas, es lo que quiere <strong>de</strong>cir. Es la<br />

palabra <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> los ejércitos, el Santo <strong>de</strong> Israel. Entre más exaltado y santo es Dios,<br />

el Dios que se ha revelado a su pueblo, cuanto más grave es el pecado que los pecadores<br />

comet<strong>en</strong> m<strong>en</strong>ospreciando la palabra que se les predica. Los pecadores <strong>de</strong>svergonzados<br />

m<strong>en</strong>osprecian con todo el corazón la palabra <strong>de</strong> Dios, y esta mala disposición se<br />

manifiesta <strong>en</strong> palabra y obra. , blasfeman contra la palabra <strong>de</strong> Dios, no sólo con los<br />

labios sino ahora realm<strong>en</strong>te la rechazan. Pero cuando el pueblo <strong>de</strong> Dios m<strong>en</strong>osprecia y<br />

rechaza la palabra <strong>de</strong> Dios y con eso a su Dios, qué más se pue<strong>de</strong> esperar sino que Dios lo<br />

rechace.<br />

v. 25 Por esta causa se <strong>en</strong>c<strong>en</strong>dió el furor <strong>de</strong> Jehová contra su pueblo, y ext<strong>en</strong>dió contra<br />

él su mano y lo hirió; y se estremecieron los montes y sus cadáveres fueron arrojados <strong>en</strong><br />

medio <strong>de</strong> las calles. Con todo esto no ha cesado su furor, sino que todavía su mano está<br />

ext<strong>en</strong>dida.<br />

Los verbos perfectos también aquí afirman lo que es inmin<strong>en</strong>te. Se acerca la ira final. El<br />

Señor exti<strong>en</strong><strong>de</strong> su mano sobre su pueblo y lo hiere, y <strong>de</strong>bido a este golpe fuerte las<br />

montañas tiemblan y se estremec<strong>en</strong>. Como basura los cadáveres <strong>de</strong>l pueblo quedan<br />

esparcidos <strong>en</strong> las calles <strong>de</strong> la ciudad. Pero a pesar <strong>de</strong> esto, no se aparta. La ira permanece.<br />

La mano <strong>de</strong>l Señor todavía queda ext<strong>en</strong>dida. La ira final perdura hasta la eternidad.<br />

v. 26 Alzará p<strong>en</strong>dón a naciones lejanas y silbará al que está <strong>en</strong> el extremo <strong>de</strong> la tierra; y<br />

he aquí que v<strong>en</strong>drá pronto, a toda prisa.<br />

Ahora se <strong>de</strong>scribe <strong>en</strong> forma un poco más <strong>de</strong>tallada lo que causó ese gran <strong>de</strong>pósito <strong>de</strong><br />

cadáveres <strong>en</strong> las calles <strong>de</strong> la ciudad. Dios usa a hombres para asestar su golpe mortal. Las<br />

naciones paganas son el instrum<strong>en</strong>to que usa para ejecutar su terrible ira sobre Judá<br />

Jerusalén. Dios levantará una señal para una nación lejana, como si izara una ban<strong>de</strong>ra <strong>en</strong><br />

una montaña alta como señal para que las naciones paganas hicieran la guerra. ,<br />

―<strong>de</strong>s<strong>de</strong> lejos‖, luego <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral ― lejano‖, es casi un adjetivo aquí. Como el apicultor silba<br />

a las abejas para que salgan <strong>de</strong> la colm<strong>en</strong>a, así el Señor silbará a los paganos y los hará<br />

v<strong>en</strong>ir <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los fines <strong>de</strong> la tierra. El jurado pasa al singular. Significa que él silbará a ―él‖<br />

. Se pi<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> forma colectiva <strong>de</strong>l ejército <strong>en</strong>emigo, como una persona, así como<br />

nosotros hablamos <strong>de</strong>l ―<strong>en</strong>emigo‖. Y el <strong>en</strong>emigo obe<strong>de</strong>ce la señal, escucha el<br />

llamami<strong>en</strong>to <strong>de</strong> Dios y vi<strong>en</strong>e con rapi<strong>de</strong>z. Dios mismo, por tanto, cuya ira se ha<br />

<strong>en</strong>c<strong>en</strong>dido contra Judá, impulsa a los paganos, crea <strong>en</strong> ellos la voluntad <strong>de</strong> movilizarse<br />

contra Judá Jerusalén.<br />

v. 27 No habrá <strong>en</strong>tre ellos nadie cansado, ni qui<strong>en</strong> tropiece; ninguno se dormirá ni<br />

dormitará; a ninguno se le <strong>de</strong>satará el cinturón <strong>de</strong> su cintura, ni se le romperá la correa<br />

<strong>de</strong> sus sandalias.<br />

D<strong>en</strong>tro <strong>de</strong>l ejército <strong>en</strong>emigo no hay un solo soldado que se canse ni se caiga <strong>de</strong>bido al<br />

cansancio. Ninguno lleva el cinto suelto <strong>de</strong> su vestim<strong>en</strong>ta <strong>de</strong> batalla. Ninguno ti<strong>en</strong>e rotas<br />

las correas <strong>de</strong> sus sandalias . el Señor Dios, que ha llamado y llevado a los paganos a<br />

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