ISAAC ASIMOV HISTORIA DE LOS EGIPCIOS - Sala de Historia
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Isaac Asimov <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> los egipcios<br />
los tiempos actuales los judíos fueron tan bien tratados como minoría en un país<br />
extranjero (con la posible excepción <strong>de</strong> la España islámica <strong>de</strong>l Medievo). Y, a su vez,<br />
contribuyeron a la prosperidad y cultura <strong>de</strong> Egipto.<br />
Por ejemplo, uno <strong>de</strong> los principales filósofos <strong>de</strong> Alejandría fue Filón el Judío.<br />
Nació en el 30 d. C, año en que se suicidó Cleopatra, o quizá pocos años <strong>de</strong>spués. Se le<br />
educó concienzudamente en la cultura judía, pero también en la griega, por lo que estaba<br />
preparado para hacer compren<strong>de</strong>r el judaísmo al público griego <strong>de</strong>l mundo clásico. Su<br />
línea <strong>de</strong> pensamiento estuvo tan próxima a la <strong>de</strong> Platón que, a veces, ha sido llamado el<br />
Platón judío.<br />
Por <strong>de</strong>sgracia, la situación fue empeorando para los judíos en tiempos <strong>de</strong> Filón.<br />
Algunos <strong>de</strong> éstos no se conformaban con la pérdida <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y esperaban<br />
constantemente la llegada <strong>de</strong> un rey inspirado por la divinidad, <strong>de</strong> «un ungido» (esta<br />
última palabra equivale a «Messiah» en hebreo, a «Jristés» en griego, a «Christus» latino<br />
y a «Cristo» en castellano). El Mesías los conduciría a la victoria sobre sus enemigos e<br />
instauraría un reino i<strong>de</strong>al, a cuya cabeza estaría él, cuya capital sería Jerusalén y que<br />
dominaría sobre todo el mundo. Este <strong>de</strong>senlace había sido pronosticado una y otra vez en<br />
las Escrituras judías, e impedía a muchos judíos asentarse en el mundo, tal como era. De<br />
hecho, algunos judíos se autoproclamaban mesías <strong>de</strong> vez en cuando, y nunca faltaron<br />
otros que aceptaran esta pretensión y provocasen alteraciones contra las autorida<strong>de</strong>s<br />
romanas en Ju<strong>de</strong>a.<br />
Los judíos <strong>de</strong> Alejandría eran menos propensos a sueños mesiánicos que sus<br />
compatriotas <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a, pero se daban numerosas situaciones <strong>de</strong> roce entre ellos y los<br />
griegos. Sus respectivos modos <strong>de</strong> vida eran radicalmente diferentes, y cada grupo<br />
estimaba que era difícil vivir según el modo <strong>de</strong> vida <strong>de</strong>l otro. Los judíos continuaban<br />
firmes en su pretensión <strong>de</strong> que sólo el dios judío era el dios verda<strong>de</strong>ro, y <strong>de</strong>spreciaban a<br />
las <strong>de</strong>más religiones <strong>de</strong> una forma que <strong>de</strong>bía parecer sumamente irritante a los no judíos.<br />
Y los griegos seguían firmes en su pretensión <strong>de</strong> que sólo la cultura griega era verda<strong>de</strong>ra<br />
cultura, y <strong>de</strong>spreciaban a las <strong>de</strong>más culturas <strong>de</strong> tal modo que <strong>de</strong>bía parecer sumamente<br />
irritante para los no griegos.<br />
A<strong>de</strong>más, los griegos se sentían molestos por los especiales privilegios <strong>de</strong> que<br />
gozaban los judíos. A los judíos no se les exigía participar en sacrificios idólatras, ni que<br />
rindieran homenaje divino al emperador, o que sirviesen en las fuerzas armadas, mientras<br />
que todo esto se exigía a griegos y a egipcios.<br />
Los gobernantes romanos <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a estaban igualmente irritados ante la testaru<strong>de</strong>z<br />
judía en materia <strong>de</strong> religión y ante su negativa a rendir el homenaje más insignificante,<br />
incluso <strong>de</strong> boquilla, al culto imperial. En un <strong>de</strong>terminado momento, Calígula, el<br />
emperador loco, <strong>de</strong>cidió erigir una estatua suya en el Templo <strong>de</strong> Jerusalén, y los judíos se<br />
apresuraron a <strong>de</strong>senca<strong>de</strong>nar una <strong>de</strong>sesperada revuelta si la or<strong>de</strong>n se ponía en vigor.<br />
Filón el judío (entonces un anciano) encabezó una <strong>de</strong>legación a Roma para tratar<br />
<strong>de</strong> evitar el sacrilegio, pero fracasó. Sólo el asesinato <strong>de</strong> Calígula y la revocación <strong>de</strong> la<br />
or<strong>de</strong>n por su sucesor salvo la situación.<br />
Pero esto únicamente pospuso lo inevitable. En el 66, la ira contenida <strong>de</strong> los judíos<br />
ante las negativas a conce<strong>de</strong>rles la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia y ante la exigencia <strong>de</strong> impuestos hizo<br />
estallar una violenta insurrección. Las legiones romanas irrumpieron en Ju<strong>de</strong>a, y durante<br />
tres años se combatió una guerra <strong>de</strong> inusitada ferocidad. Los judíos resistieron con<br />
tenacidad sobrehumana, diezmando a las tropas romanas, con gran<strong>de</strong>s pérdidas por su<br />
parte.<br />
La guerra sacudió hasta los cimientos al Gobierno romano, pues Nerón, que era<br />
emperador al comenzar la rebelión, fue asesinado, en parte <strong>de</strong>bido a las malas nuevas que<br />
llegaban <strong>de</strong>l frente judío, <strong>de</strong> cuya situación se le culpaba.<br />
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