ISAAC ASIMOV HISTORIA DE LOS EGIPCIOS - Sala de Historia
ISAAC ASIMOV HISTORIA DE LOS EGIPCIOS - Sala de Historia
ISAAC ASIMOV HISTORIA DE LOS EGIPCIOS - Sala de Historia
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Isaac Asimov <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> los egipcios<br />
Egipto, Cartago acabó siendo <strong>de</strong>rrotada y Roma alcanzó la supremacía en todo el<br />
Mediterráneo occi<strong>de</strong>ntal.<br />
El Gobierno egipcio, abocado a una total ruina a manos <strong>de</strong> sus enemigos aliados, y<br />
acordándose <strong>de</strong>l viejo tratado con Roma, al que siempre había sido fiel, pidió ayuda a los<br />
romanos.<br />
Y Roma estaba más que dispuesta. Después <strong>de</strong> todo, en los tristes días <strong>de</strong> las<br />
victorias <strong>de</strong> Aníbal, Ptolomeo IV <strong>de</strong> Egipto había enviado grano a Roma, mientras que<br />
Filipo V <strong>de</strong> Macedonia había firmado un tratado <strong>de</strong> alianza con el cartaginés. Roma no<br />
tenía intención <strong>de</strong> pagar la enemistad <strong>de</strong> Filipo con amable indulgencia. Sobre la marcha<br />
entró en guerra contra Macedonia, y Filipo V, que acababa <strong>de</strong> comenzar a <strong>de</strong>sempeñar su<br />
papel en el <strong>de</strong>spedazamiento <strong>de</strong> Egipto, se encontró con que tenía que enfrentarse a<br />
Roma.<br />
Pero Antíoco III continuó a<strong>de</strong>lante, <strong>de</strong> todos modos. Podía entendérselas con<br />
Egipto por sí solo, mientras Macedonia neutralizaba a Roma. Estando sólo él en Egipto,<br />
podría hacer mucho más en su propio beneficio. No le preocupaba <strong>de</strong>masiado Roma. Si él<br />
era Antíoco el Gran<strong>de</strong>, conquistador <strong>de</strong> vastos territorios, ¿por qué preocuparse por unos<br />
bárbaros occi<strong>de</strong>ntales?<br />
Por ello continuó la guerra, y, <strong>de</strong> hecho, en el 195 a. C. había vencido ya a los<br />
ejércitos egipcios. Inmediatamente <strong>de</strong>spués Antíoco se anexionó toda Siria, incluida<br />
Ju<strong>de</strong>a, que <strong>de</strong> este modo, tras experimentar durante un siglo y cuarto la mo<strong>de</strong>rada<br />
dominación ptolemaica, se encontró bajo lo que iba a ser una mucho más dura<br />
dominación seleúcida.<br />
Pero quedaban los romanos. Estos habían <strong>de</strong>rrotado a Macedonia, aunque con<br />
algunas dificulta<strong>de</strong>s, y Filipo V se había retirado a un cerrado y sombrío aislamiento. Las<br />
pequeñas naciones <strong>de</strong>l Asia Menor occi<strong>de</strong>ntal, dominadas por Macedonia, que siempre<br />
habían temido el po<strong>de</strong>río seleúcida en el este (especialmente bajo el ambicioso Antíoco<br />
III), se apresuraron a ponerse bajo la protección <strong>de</strong> Roma. Todo empujaba a Roma a<br />
actuar contra Antíoco, que había hecho suyas las posesiones egipcias <strong>de</strong>l Asia Menor.<br />
Los romanos conminaron a Antíoco III a abandonar el Asia Menor, pero éste no<br />
les prestó atención. Aníbal el general cartaginés, que estaba exiliado en su corte,<br />
apremiaba a Antíoco para que le entregase un ejército con el que invadir Italia una vez<br />
más. Sin embargo, Antíoco estimaba que se podía cuidar <strong>de</strong> Roma sin gran<strong>de</strong>s problemas.<br />
Llevó un ejército a Grecia y perdió el tiempo en na<strong>de</strong>rías.<br />
Los romanos marcharon sobre Grecia y golpearon duramente a Antíoco.<br />
Volviendo a la realidad, el monarca seleúcida retrocedió hacia Asia Menor, adon<strong>de</strong> lo<br />
siguieron, impasibles, los romanos, y don<strong>de</strong> lo batieron con dureza aún mayor. Antíoco<br />
III había chocado con la realidad <strong>de</strong> la vida. Firmó una paz <strong>de</strong>sventajosa, y salió <strong>de</strong> Asia<br />
Menor.<br />
Sin embargo, pudo seguir en Siria, que Egipto no había recuperado. Roma había<br />
salvado la parte esencial <strong>de</strong> Egipto, el valle <strong>de</strong>l Nilo; no se sentía llamada a garantizar a<br />
Egipto sus posesiones imperiales. Todo lo que Egipto había poseído en Asia Menor fue<br />
dividido entre las diversas naciones <strong>de</strong> esa península -todas ellas no eran más que títeres<br />
<strong>de</strong> Roma-. El único territorio que el Egipto ptolemaico conservó fuera <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong>l Nilo<br />
fue Cirenaica, en el oeste, y la isla <strong>de</strong> Chipre en el norte.<br />
Hecho esto, Roma abandonó a su suerte a los imperios orientales. Podían pelear<br />
entre sí cuando quisiesen, siempre que ninguno <strong>de</strong> ellos llegase a crecer tanto como para<br />
aplastar completamente a los <strong>de</strong>más.<br />
Por aquel entonces Ptolomeo V había alcanzado ya la edad <strong>de</strong> gobernar. Su<br />
mayoría <strong>de</strong> edad fue celebrada como correspondía, y una proclamación rutinaria en honor<br />
<strong>de</strong> su mayoría <strong>de</strong> edad quedó grabada en griego y en dos modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> egipcio en un<br />
94