ISAAC ASIMOV HISTORIA DE LOS EGIPCIOS - Sala de Historia
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Isaac Asimov <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> los egipcios<br />
tratamiento, se le llama «Señor Presi<strong>de</strong>nte». Y con frecuencia se dice «la Casa Blanca<br />
opina que... », cuando en realidad esto significa que el presi<strong>de</strong>nte opina esto o lo otro.<br />
De forma similar, los egipcios acostumbraban a referirse al rey por su lugar <strong>de</strong><br />
resi<strong>de</strong>ncia, su enorme palacio, que llamaban per-o («la gran casa»). Nuestra versión <strong>de</strong>l<br />
nombre es «faraón».<br />
Estrictamente hablando, el título no <strong>de</strong>be aplicarse a los reyes anteriores a la<br />
Dinastía XVIII, pero por lo general se hace así, gracias a la influencia <strong>de</strong> la Biblia. Los<br />
primeros libros <strong>de</strong> la Biblia se basan en leyendas que fueron transcritas una vez terminado<br />
el Imperio Nuevo. El título <strong>de</strong> «faraón» utilizado en este período se ha aplicado<br />
anacrónicamente, a reyes anteriores: al rey <strong>de</strong> la XII Dinastía con quien trató Abraham y<br />
al rey <strong>de</strong> los hicsos a quien sirvió José.<br />
La expansión<br />
Amenhotep I, hijo y sucesor <strong>de</strong> Ahmés I, accedió al trono en 1545 a. C. (algunos<br />
egiptólogos prefieren el nombre <strong>de</strong> Amenofis, pues aunque por lo general no hay<br />
<strong>de</strong>sacuerdo respecto al sentido <strong>de</strong> las palabras egipcias, con frecuencia se plantean<br />
respecto a la pronunciación).<br />
Bajo Amenhotep I, se evi<strong>de</strong>nció el nuevo genio <strong>de</strong> Egipto. Sus ejércitos<br />
penetraron profundamente en Nubia y el po<strong>de</strong>río egipcio se asentó en zonas tan remotas<br />
como jamás se habían alcanzado en los días <strong>de</strong> Amenemhat III, tres siglos antes. Este rey<br />
consolidó las posiciones egipcias allen<strong>de</strong> el Sinaí y, a<strong>de</strong>más, avanzó hacia el oeste <strong>de</strong>l<br />
Nilo.<br />
Al oeste <strong>de</strong> Egipto se encuentra el <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong>l Sahara pero en la época <strong>de</strong>l Imperio<br />
Medio no era aún tan árido ni estaba tan <strong>de</strong>spoblado como hoy en día. Las zonas costeras<br />
seguían siendo lo suficientemente fértiles como para mantener a una población<br />
consi<strong>de</strong>rable. Había viñedos, olivos y ganado en cantidad, en zonas que ahora son<br />
<strong>de</strong>masiado secas como para que crezcan algo más que matorrales y vivan algunas cabras.<br />
Por aquellos días, había incluso oasis interiores, alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> los cuales podía agruparse<br />
la gente; oasis que eran más extensos que cualquier otro existente hoy día.<br />
Siglos <strong>de</strong>spués, los griegos colonizaron parte <strong>de</strong> la costa africana al oeste <strong>de</strong><br />
Egipto. A partir <strong>de</strong> como se llamaba a sí misma una <strong>de</strong>terminada tribu nativa, los griegos<br />
obtuvieron la palabra «Libia», y la aplicaron a todo el norte <strong>de</strong> África al oeste <strong>de</strong> Egipto.<br />
Por consiguiente, los habitantes <strong>de</strong> los oasis y costas occi<strong>de</strong>ntales <strong>de</strong> Egipto son llamados<br />
libios en nuestros libros <strong>de</strong> historia. (La región se conoce todavía con este nombre y <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
1951 forma parte <strong>de</strong> la república in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> Libia).<br />
Los libios, aunque <strong>de</strong> raza y lengua semejantes a las <strong>de</strong> los egipcios, permanecían<br />
muy atrasados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un punto <strong>de</strong> vista cultural con respecto a éstos. La producción<br />
agrícola garantizada por los periódicos <strong>de</strong>sbordamientos <strong>de</strong>l Nilo había proporcionado<br />
suficiente bienestar como para permitir el crecimiento <strong>de</strong> una civilización inmensa. Nada<br />
<strong>de</strong> esto podía ocurrir en la muy marginal economía libia, don<strong>de</strong> los pastores estaban<br />
organizados en tribus dispersas y don<strong>de</strong> la civilización existente era, a lo sumo, un diluido<br />
reflejo <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l Nilo.<br />
A los libios les resultaba rentable organizar incursiones ocasionales contra las<br />
pacíficas comunida<strong>de</strong>s agrícolas <strong>de</strong>l Nilo. Si estas comunida<strong>de</strong>s eran tomadas por<br />
sorpresa, los frutos <strong>de</strong> la rapiña eran abundantes, y las expediciones punitivas enviadas al<br />
<strong>de</strong>sierto por los encolerizados egipcios eran esquivadas fácilmente por hombres que,<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> todo, conocían cada palmo <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto.<br />
Tales incursiones aumentaban en número y efectividad durante las épocas en que<br />
Egipto estaba <strong>de</strong>sunido y en guerra intestina, pues resultaba imposible para los egipcios<br />
mantener un sistema efectivo <strong>de</strong> puestos avanzados para vigilar a los intrusos libios.<br />
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